Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Séptimo Domingo Tienpo Ordinario

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Domingo 23 de Febrero, 2025

 

SÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

“Amen incluso a sus enemigos”

 

Saludo (2 Cor 5,18)

Dios fue quien nos reconcilió

consigo mismo en Cristo

y nos dio la tarea

de heredar y transmitir su reconciliación.

Que el Señor del perdón esté con ustedes.

 

Introducción del Celebrante

Si somos capaces de amar incluso a nuestros enemigos, con la gracia de Dios, quizás no haya nada que nos lleve más cerca de él y nos haga tan semejantes a él. Nuestro ego se resiste a perdonar e incluso amar a los enemigos… No queremos ser el hazmerreír de nadie o que nos traten “como un trapo”. Sin embargo, el Evangelio insiste: “Ustedes, que eran enemigos de Dios, ustedes que han recibido el perdón, perdonen también, reconcíliense, sean misericordiosos como su Padre del cielo es misericordioso”.

 

Acto Penitencial

Dios es paciente con nosotros.

Siempre podemos acercarnos a él y recibir su perdón.

Vamos a pedirle con total humildad que nos perdone

y nos ayude a perdonar.

                       (Pausa)

Señor Jesús, tú nos aseguras

que el Padre ha olvidado nuestros pecados.

Sin embargo, nosotros no podemos olvidar

que otros nos han herido y ofendido.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, por tu intermedio

el Padre nos transformó

en sus amigos a quienes él ama sinceramente.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, tu viniste no a condenar

sino a salvar lo que estaba perdido.

Pero nosotros con facilidad juzgamos y condenamos.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Ten misericordia de nosotros, Señor,

y continúa perdonando nuestros pecados.

Haznos agradecidos y misericordiosos,

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos a nuestro Padre del cielo

que nos dé un poco de su bondad

y de su infinita misericordia.

                          (Pausa)

Señor Dios, Padre misericordioso:

Tú ves con agrado que tu Hijo nos pida,

con su Palabra y su ejemplo,

que no devolvamos mal por mal.

Haznos totalmente conscientes de que esto es

lo que tú y Jesús han hecho por nosotros.

Que tu Santo Espíritu nos inspire

con una fuerte confianza en tu Amor misericordioso,

y nos ayude a llegar a ser un poco como tú,

que eres siempre para con nosotros

mejor de lo que nosotros podremos ser para nuestros hermanos.

Concédenoslo por medio de Jesucristo, nuestro Señor.

 

Primera Lectura: 1 Samuel 26,2.7-9.12-13.22-23: David no atentó contra Saúl

David va huyendo de la venganza de Saúl. Cuando tiene a Saúl en su poder, le perdona la vida, porque la vida del rey es sagrada. La misericordia de Dios se hace visible en David.

En aquellos días, Saúl se puso en camino con tres mil soldados israelitas, bajó al desierto de Zif en persecución de David y acampó en Jakilá.

David y Abisay fueron de noche al campamento enemigo y encontraron a Saúl durmiendo entre los carros; su lanza estaba clavada en tierra, junto a su cabecera, y en torno a él dormían Abner y su ejército. Abisay dijo entonces a David: “Dios te está poniendo al enemigo al alcance de tu mano. Deja que lo clave ahora en tierra con un solo golpe de su misma lanza. No hará falta repetirlo”. Pero David replicó: “No lo mates. ¿Quién puede atentar contra el ungido del Señor y quedar sin pecado?”

Entonces cogió David la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl y se marchó con Abisay. Nadie los vio, nadie se enteró y nadie despertó; todos siguieron durmiendo, porque el Señor les había enviado un sueño profundo.

David cruzó de nuevo el valle y se detuvo en lo alto del monte, a gran distancia del campamento de Saúl. Desde ahí gritó: “Rey Saúl, aquí está tu lanza, manda a alguno de tus criados a recogerla. El Señor le dará a cada uno según su justicia y su lealtad, pues él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor”.

 

Salmo Responsorial

Del Salmo 102

R. (8a) El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios.
R.

R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor perdona tus pecados
y cura tus enfermedades;

él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura.
R. 

R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar.
No nos trata como merecen nuestras culpas,
ni nos paga según nuestros pecados.
R. 

R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos;
como un padre es compasivo con sus hijos,
as
í es compasivo el Señor con quien lo ama. R.

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

 

Segunda Lectura: 1 Corintios 15,45-49: Seremos imagen del hombre celestial

Nosotros luchamos cada día con esas tendencias e inclinaciones que nos alejan de Cristo, de su Evangelio, de sus Mandamientos... Pero él, nuestro modelo, está ahí para inspirarnos cada día la persona que estamos llamados a ser. Y nos da la fuerza para llevarlo a cabo.

Hermanos: La Escritura dice que el primer hombre, Adán, fue un ser que tuvo vida; el último Adán es espíritu que da la vida. Sin embargo, no existe primero lo vivificado por el Espíritu, sino lo puramente humano; lo vivificado por el Espíritu viene después.

El primer hombre, hecho de tierra, es terreno; el segundo viene del cielo. Como fue el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como es el hombre celestial, así serán los celestiales. Y del mismo modo que fuimos semejantes al hombre terreno, seremos también semejantes al hombre celestial.

 

Aclamación antes del Evangelio

Juan 13, 34

R. Aleluya, aleluya.
Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor,
que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lucas 6,27-38 “Sean compasivos como su Padre es compasivo”

Jesús y el Evangelio son un desafío constante para ir incluso más allá de la ética humana en nuestras relaciones con los demás. Él nos llama a vincularnos a su modo radical teniendo siempre como nuestro modelo el Amor misericordioso de Dios.

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después.

Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.

No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos’’.

 

Oración de Los Fieles

Nuestro Padre del cielo ha sido extremadamente bueno con nosotros. Oremos para que su Amor misericordioso marque nuestras relaciones con cada uno de nuestros hermanos, y digamos: R/ Señor, haznos capaces de tu Amor compasivo.

  • Por todos los cristianos, para que nuestra disposición para perdonar y nuestra constante búsqueda de tolerancia y paz sean motivadas por Cristo y su evangelio, como nuestros modelos de conducta cristiana, roguemos al Señor.
  • Por todos los que difícilmente pueden creer en el perdón, por los que no dan a los otros nuevas oportunidades, por los que siguen almacenando rencor y resentimiento en su corazón, por los cegados y endurecidos por el odio… Para que Dios les cambie el corazón y los haga compasivos y misericordiosos, roguemos al Señor.
  • Por todas las naciones del mundo. Para que sus metas y objetivos no sean el dominio político o económico sino la amistad y solidaridad universal, respetando siempre los derechos y los intereses de cada uno, roguemos al Señor.
  • Por los perseguidores y enemigos de los que creen. Para que el Dios misericordioso los perdone y abra sus ojos a los planes creativos de Dios para cada ser humano, roguemos al Señor.
  • Por nuestras comunidades cristianas y por todos sus miembros. Para que oigamos el llamado de Jesús a eliminar de nosotros toda división y egoísmo, y que podamos vencer al mal con bondad y grandeza de corazón, roguemos al Señor.

     Padre misericordioso, tú amas incluso a los que te son ingratos y desleales. Ayúdanos a entregarnos como tú, con corazón compasivo, a nuestros hermanos, ya que tú eres de verdad Padre misericordioso de todos nosotros, por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios, Padre misericordioso:

Tú nos preparas la mesa de tu Hijo

como un signo de tu Amor abierto a todos

en un mundo tantas veces inhumano y cruel.

Así como hemos aceptado tu invitación,

que sepamos también aceptar todas sus consecuencias

para que tu Amor compasivo

se haga carne y sangre en nosotros,

que somos débiles e inseguros,

y que se beneficien amigos y enemigos por igual

por la fuerza de Jesucristo nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Nos unimos a Jesús en su sacrificio, por el cual nos trajo el perdón y la misericordia de Dios. Que esta oblación de sí mismo nos colme con el perdón de Dios y nos disponga a perdonar a los demás.

 

Invitación al Padre Nuestro

Pidamos a nuestro Padre en el cielo

que sepamos perdonar como él nos ha perdonado

y dar, así como nosotros hemos recibido de él.

Digamos con Jesús:

R/ Padre nuestro…

 

Saludo de Paz

En respuesta al llamado de Jesús,

olvidemos nuestras diferencias y egoísmos

y deseémonos unos a otros la paz, la alegría y la amistad.

Que la paz del Señor esté siempre con ustedes.

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, el Señor,

modelo de todo lo que nosotros

estamos llamados a ser

y que nos lleva a nuestro Padre misericordioso.

Dichosos nosotros, invitados a esta Santa Cena.

R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios, Padre amoroso:

En esta eucaristía, en tu Hijo,

tú nos has mostrado la medida perfecta de tu Amor.

Que él sea nuestra fuerza

que nos ayude a aprender a dar

y a perdonarnos los unos a los otros

con tu propia medida singular,

para que seamos tus hijos e hijas

por medio de Jesucristo, nuestro Señor.

 

Bendición

En esta celebración eucarística, Jesús nos ha proclamado un mensaje exigente. Ojalá no lo tomemos como una oratoria exagerada o imposible sino como un desafío que espera una respuesta. Si recurrimos al Dios misericordioso, estamos obligamos a ser también misericordiosos. Y si tememos que esto sea algo por encima de nuestras fuerzas, danos la gracia de estar seguros de que lo podemos llevar a cabo con la fuerza y bendición de Dios todopoderoso. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

 

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