Domingo 9 de Marzo, 2025
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
Jesús experimentó nuestras tentaciones
Con Jesús en el desierto
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Que la Palabra de Dios esté bien cerca de ustedes,
en sus labios y en su corazón.
Que sus labios confiesen ahora
que Jesús es nuestro Señor y Salvador.
Que su gracia esté siempre con ustedes.
Introducción
1. Jesús experimentó nuestras tentaciones
El pueblo de Dios, ahora en nuestro tiempo, siente la fuerte tentación de permitir que los bienes de consumo lo encarcelen y esclavicen. Miremos a Jesús: Él rechazó dejarse fascinar por ellos, y quiere que nosotros tengamos hambre, no de cosas materiales y mundanas, sino más bien hambre de fraternidad, de oración, de Dios.
El pueblo de Dios siente la fuerte tentación de impresionar y de controlar a los demás. Miremos a Jesús: Él vino para instaurar el poder del amor y nos dice que sirvamos a Dios en los hermanos.
El pueblo de Dios siente la fuerte tentación de crear sus propios ídolos y hacerse a sí mismo el centro del universo. Miremos a Jesús: Él quiere que, con él, demos culto y adoremos solamente a Dios. Con él, que resistió y venció resueltamente las tentaciones, entramos con confianza en esta Cuaresma.
2. Con Jesús en el desierto
En nuestro Bautismo, por mediación de nuestros padrinos, dijimos no a Satanás y a sus tentaciones antes de decir sí a la Alianza de Amor que Dios nos ofrecía. Allí nos unimos a Jesús en su no a Satanás y a sus tentaciones, que intentaban hacerle abandonar su misión de volver al Pueblo al Amor de la Alianza. Durante la Cuaresma, recibimos el desafío de hacer real y verdadero ese sí y ese no. ¿Estamos dispuestos, como Jesús, a ser fieles a nuestra misión en la vida, a unirnos a Jesús en su no a todo lo malo y en su sí a Dios, al prójimo y a lo más sano y verdadero de nosotros mismos?
Acto Penitencial
Damos la bienvenida a esta Cuaresma
como un tiempo para buscar conversión y reconciliación.
(Pausa)
Señor Jesús,
que tu Santo Espíritu nos lleve a nosotros también al desierto
para recuperar nuestras mejores actitudes de oración.
R / Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús,
Que tu Santo Espíritu
nos conduzca también a nosotros al desierto
para redescubrir a nuestro prójimo.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús,
que tu Santo Espíritu nos lleve también a nosotros
a percatarnos de nuevo
de lo que realmente importa en nuestra vida.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, en tu amable bondad
perdona todos nuestros pecados,
reavívanos, haznos nuevos
y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Pidamos a nuestro Dios vivo
que sepamos volver nuestro corazón hacia él.
(Pausa)
Oh Dios, tú quieres estar cerca de nosotros;
tú nos llevas con tu Hijo Jesús
al desierto de los problemas y las tentaciones
para hablarnos al corazón
y atraernos de nuevo hacia ti con cariñosa confianza.
Abre nuestros ojos, nuestra mente y nuestro corazón
para que desechemos todo lo que nos lleva por el mal camino
para así buscarte a ti y conocer el plan que tienes
para nosotros y para el mundo.
Que tu Santo Espíritu nos otorgue
la misma mente y las mismas actitudes de Jesús
para que busquemos tu voluntad en todo lo que hacemos
y te sirvamos en nuestros hermanos y hermanas.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura: Deuteronomio 26,4-10: El Señor escuchó nuestra voz
Como el pueblo judío, tenemos que convencernos de que es Dios quien nos hace Pueblo libre: Él es nuestro Salvador.
El sacerdote agarrará de tu mano la canasta, la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios, 5y tú recitarás ante el Señor, tu Dios: Mi padre era un arameo errante: bajó a Egipto y residió allí con unos pocos hombres; allí se hizo un pueblo grande, fuerte y numeroso. 6Los egipcios nos maltrataron y nos humillaron, y nos impusieron dura esclavitud. 7Gritamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestros trabajos, nuestra opresión. 8El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con terribles portentos, con signos y prodigios, 9y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. 10Por eso traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que me diste, Señor. Y lo depositarás ante el Señor, tu Dios; te postrarás ante el Señor, tu Dios.
Salmo 91: Quédate conmigo, Señor, en mi angustia
Segunda Lectura:
Romanos 10,8-13: La palabra está cerca de ti
Ésta es la fe que profesamos y vivimos: Jesús es nuestro Señor y solo él es nuestro Salvador, sea cual sea nuestra raza o nacionalidad.
Dice la Escritura: La palabra está cerca de ti, en tu boca y tú corazón. Se refiere a la palabra de la fe que proclamamos: 9si confiesas con la boca que Jesús es Señor, si crees de corazón que Dios lo resucitó de la muerte, te salvarás. 10Con el corazón creemos para ser justos, con la boca confesamos para obtener la salvación. 11Así lo afirma la Escritura: Quien cree en él no quedará confundido. 12Ya no hay diferencia entre judíos y griegos; porque es el mismo el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. 13Todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Evangelio: Lucas 4,1-13: No solo de pan vive el hombre
Hoy escuchamos el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. Jesús, Hijo de Dios, es el nuevo ser humano que resistió las tentaciones de inmoderación, de poder y de intento de doblegar a Dios a la propia voluntad. Nosotros estamos llamados a seguirlo por su camino de fidelidad y de libertad, seria y responsable.
Jesús, lleno de Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu al desierto, 2donde permaneció cuarenta días, siendo tentado por el Diablo. En ese tiempo no comió nada, y al final sintió hambre. 3El Diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4Le respondió Jesús: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre. 5Después lo llevó a un lugar muy alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo. 6El Diablo le dijo: Te daré todo ese poder y su gloria, porque a mí me lo han dado y lo doy a quien quiero. 7Por tanto, si te postras ante mí, todo será tuyo. 8Le replicó Jesús: Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto. 9Entonces lo condujo a Jerusalén, lo colocó en la parte más alta del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí, 10porque está escrito: Ha dado órdenes a sus ángeles para que te cuiden 11y te llevarán en sus manos, para que tu pie no tropiece en la piedra. 12Le respondió Jesús: Está dicho: No pondrás a prueba al Señor, tu Dios. 13Concluida la tentación, el Diablo se alejó de él hasta otra ocasión.
Oración de los Fieles
Que el Espíritu Santo inspire nuestra oración al presentar ante el Padre las grandes necesidades de nuestros hermanos, de la Iglesia y del mundo entero. Para eso le pedimos: R/ Escúchanos, Señor, y ten piedad.
Oh Dios, Padre amoroso, tú estuviste al lado de tu Hijo Jesús en el momento de sus tentaciones. Sostén a los que esperan en ti, y guárdalos en tu Amor, ahora y por los siglos de los siglos.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios de misericordia y compasión:
Somos conscientes de nuestra debilidad y de nuestro pecado.
Te presentamos estos dones de pan y vino
como signos de nuestras buenas intenciones
y de nuestra sincera voluntad de cambiar.
Que estos dones nos capaciten,
con la fuerza de Jesús,
para entregarnos a ti, como él,
y darnos los unos a los otros como hermanos.
Guíanos con tu Santo Espíritu
por el camino humilde de una sincera conversión.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Con nuestros corazones y nuestras voces demos gracias a nuestro Padre del cielo porque Jesús, sufriendo en sí mismo nuestras tentaciones, las venció, y ahora nos da fuerza también a nosotros para rechazarlas y vencerlas.
Invitación al Padre Nuestro
Con las palabras mismas de Jesús
pidamos a nuestro Padre del cielo
que esté a nuestro lado en días de prueba y tentación,
y que nos libre del mal.
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y danos la paz
contigo y con los hermanos.
Cuando tú pruebes a los que te pertenecen,
no permitas que nos rindamos
al poder seductor del pecado,
sino que afines nuestra lealtad y amor
y nos fortalezcas con la alegría esperanzadora
de que tú completarás tu victoria en nosotros
en la venida plena y gloriosa
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/ Porque tuyo es el Reino…
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
que fue probado por nosotros
y a quien Dios lo resucitó de entre los muertos.
Si creemos en él
y comemos este Pan de Vida,
somos salvados.
Dichosos nosotros,
invitados a participar
en este banquete de Salvación.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre nuestro:
Tú has querido que en esta eucaristía
encontráramos a Jesús,
tu Hijo, que fue tentado como nosotros.
Él ha reavivado nuestro valor
por su Palabra, por su ejemplo y por su Cuerpo eucarístico.
Por la fuerza del alimento de esta eucaristía
condúcenos en nuestra caminata de cuarenta días
y llévanos a la montaña de Pascua,
para que participemos en su poder resucitado
como Pueblo renovado para amar y confiar más en ti
y para servir mejor a nuestros hermanos.
Te lo pedimos por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Es bueno para nosotros saber que Alguien antes que nosotros afrontó con éxito las ilusiones y las engañosas atracciones de un mundo alejado de Dios. Junto con él podemos vencer; podemos hacer una fuerte opción por Dios, por los hermanos y por lo mejor en nosotros mismos. Sigamos el camino de Cristo, bendecidos por Dios. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.