Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

Description

Domingo 16 de Marzo, 2025

 

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

 

Una Luz transfigurante

 

Con Jesús en la Montaña

 

Saludo

El Señor Jesucristo transformará

nuestros cuerpos mortales

y los hará gloriosos como el suyo.

Que su luz y su paz estén siempre con ustedes.

 

Introducción

1. Una Luz transfigurante

De vez en cuando, quizás en un raro momento en que nos sentimos desalentados, encontramos profundamente al Señor en la oración, o encontramos alguna persona amable y comprensiva que ilumina nuestro rostro con el calor de su amor cordial y amistoso. Tales momentos pueden mantenernos en marcha durante largo tiempo. Ojalá que la eucaristía, y nuestro encuentro con el Señor aquí y ahora, sean ese momento que nos mantiene animosos y en marcha, y nos disponen a iluminar también la vida de los hermanos.

 

2. Con Jesús en la montaña

Una vez u otra, hemos visto el rostro de alguna persona iluminada por la Buena Noticia de Salvación o un momento de felicidad real. Un día el rostro de Jesús también se iluminó, se volvió radiante y se transformó totalmente por la comprensión íntima de que su trabajo y sufrimiento no serían en vano. Ojalá también nosotros experimentemos momentos en que nuestros rostros se iluminen con profunda felicidad y en que proyectemos esa irradiación a los rostros y corazones de nuestros hermanos. En esta eucaristía le pedimos al Señor que se digne obrar esta transfiguración en nosotros y que nos capacite para compartirla con los demás.

 

Acto Penitencial

De nosotros se espera que seamos hijos de la luz;

sin embargo, con frecuencia

preferimos la tiniebla del pecado.

Busquemos humildemente al Señor

para que nos perdone.

                       (Pausa)

Señor Jesús, luz del Padre,

ilumina nuestros rostros y corazones

con tu Amor, que nos perdona y regenera.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, gloria del Altísimo,

ilumina nuestros rostros y corazones

con tu fuerza y tu amistad.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, luz del mundo,

ilumina los rostros y los corazones de todos

con el mensaje de la Buena Nueva de Salvación.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Ten misericordia de nosotros, Señor,

y perdona todos nuestros pecados.

Ilumina nuestra vida con tu presencia

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para pedir la alentadora luz de Cristo,

que nos guíe en nuestro caminar.

                          (Pausa)

Oh Dios grande y santo:

En su caminar hacia su Pasión y muerte

diste a tu Hijo Jesucristo,

en la experiencia de su Transfiguración

en el monte Tabor,

un vislumbre de la gloria que le esperaba

cuando resucitara de entre los muertos.

En la monotonía dura

y en el sufrimiento de nuestra vida,

así como en nuestros esfuerzos tantas veces frustrados

para transformar esta nuestra tierra,

queremos que brille sobre nosotros

y sobre nuestros hermanos

un rayo de esperanza.

Que tu luz ilumine nuestro rostro

y nos levante y sostenga en el camino hacia ti

y en la difícil y tortuosa vereda

hacia tu justicia y amor

en este nuestro mundo egoísta e injusto.

Te lo pedimos por Cristo,

glorioso y transfigurado, nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Génesis 15,5-12.17-18: Dios hace alianza con Abrahán

En el momento en que la fe de Abrahán es seriamente probada, Dios le da esperanza; Dios se vincula a Abrahán con una Alianza; y, con el símbolo de la antorcha encendida, Dios muestra que él está presente.

 El Señor lo sacó afuera a Abrán y le dijo: Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes. Y añadió: Así será tu descendencia. 6Abrán creyó al Señor y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación. 7El Señor le dijo: Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Él replicó: Señor mío, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9Respondió el Señor: Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón de paloma. 10Abrán los trajo y los partió por en medio colocando una mitad frente a otra, pero no descuartizó las aves. 11Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los espantaba. 12Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. 17El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. 18Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al gran río Éufrates.

 

Salmo 27: El Señor es mi luz y mi salvación

R. (1a) El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
 El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar? R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
Oye, Señor, mi voz y mis clamores
y tenme compasión;
el corazón me dice que te busque
y buscándote estoy. R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
No rechaces con cólera a tu siervo,
tú eres mi único auxilio;
no me abandones ni me dejes solo,
Dios y salvador mío. R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
La bondad del Señor espero ver
en esta misma vida.
Armate de valor y fortaleza
y en el Señor confía. R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

 

Segunda Lectura: Filipenses 3,20–4,1: Cristo nos transformará

La gracia salvadora de Cristo transfigurará nuestra humanidad a imagen y semejanza de la humanidad resucitada del Señor.

Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos recibir al Señor Jesucristo; 21él transformará nuestro cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para dominar todas las cosas. 4.1Por eso, hermanos queridos y añorados, ustedes, amados míos que son mi alegría y mi premio, sigan así fieles al Señor.

 

Evangelio: Lucas 9,28b-36: Este es mi Hijo, el escogido, escúchenlo

Antes de que Jesús partiera ya hacia Jerusalén camino de su Pasión y muerte, brilló sobre él un vislumbre de su Resurrección y gloria para fortalecerlo en su propia fidelidad y para animar a sus discípulos en su fe.

En aquel tiempo tomó Jesús a Pedro, Juan y Santiago y subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y su ropa resplandecía de blancura. 30De pronto dos hombres hablaban con él: eran Moisés y Elías, 31que aparecieron gloriosos y comentaban la partida de Jesús que se iba a consumar en Jerusalén. 32Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. 33Cuando éstos se retiraron, dijo Pedro a Jesús: Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a armar tres carpas: una para ti, una para Moisés y una para Elías –no sabía lo que decía–. 34Apenas lo dijo, vino una nube que les hizo sombra. Al entrar en la nube, se asustaron. 35Y se escuchó una voz que decía desde la nube: Éste es mi Hijo elegido. Escúchenlo. 36Al escucharse la voz, se encontraba Jesús solo. Ellos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto.

 

Oración de los Fieles

Dejemos que Cristo nos lleve a la alta montaña del Tabor donde él quiere orar con nosotros, y digámosle:R/ Señor, ilumina y transforma nuestra vida.

  • Para que nuestro Señor Jesús dé a su Iglesia una clara visión de cómo puede unir a todos los pueblos y culturas, enriquecerse con ellas, y manifestar su única fe en una variedad de lenguas y de formas de expresión, roguemos al Señor.
  • Para que nuestro Señor Jesús dé a los gobernantes y líderes de las naciones una clara visión del futuro, y los disponga a transformar este nuestro mundo trabajando animosamente por la justicia, el bienestar y la paz, roguemos al Señor.
  • Para que nuestro Señor Jesús dé una clara visión a los dotados de talentos y de posesiones de cómo pueden compartir sus bienes y su amor para así transformar la pobreza y miseria de sus hermanos en bienestar y felicidad, roguemos al Señor.
  • Para que nuestro Señor Jesús dé a los jóvenes una clara visión de servicio generoso y de dedicación altruista y que su fe les enseñe a transformar este mundo con su esperanza y su juventud, roguemos al Señor.
  • Para que el Señor Jesús dé a los que sufren una clara visión de cómo unir sus penas, quebrantos y preocupaciones a los de nuestro Señor sufriente, y se sientan sostenidos por encima de sus problemas y dificultades, roguemos al Señor.
  • Para que el Señor Jesús dé a toda la comunidad cristiana, a nosotros, sus miembros, una clara visión de cómo podemos estar unidos, respetarnos mutuamente, aceptarnos los unos a los otros y perdonarnos los errores y ofensas, roguemos al Señor.

     Señor Jesucristo, escucha nuestra oración, muéstranos tu rostro transfigurado y acompáñanos en penas y alegrías en nuestro caminar hacia tu Padre y nuestro Padre, ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Pan y vino son los dones que te presentamos sobre el altar.

Así como la apariencia de Jesús,

hombre como nosotros,

se transformó por la luz de la gloria,

que este alimento y bebida cotidianos

se transformen ahora

en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo muy querido.

Ayúdanos a escuchar su Palabra,

y aliméntanos con su Cuerpo eucarístico,

para que nos convirtamos, y nos adhiramos

a los sentimientos y actitudes,

a la mentalidad y estilo de vida

del mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Jesucristo está aquí siempre con nosotros de diversas formas: en esta eucaristía, en la vida de cada día, e incluso en nuestras penas, zozobras y dolores. Agradezcamos al Padre por darnos ahora el mejor don: a su Hijo Jesucristo.

 

Invitación al Padre Nuestro

Jesús nos enseñó a orar a nuestro Padre en el cielo.

Con el Hijo amado del Padre, oremos.

R/ Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males,

y danos la paz en nuestros días.

Danos fortaleza en nuestras pruebas,

y ayúdanos a marchar sin miedo

por el camino de la Cruz victoriosa

hasta que nos lleves a tu luz eterna

en el día de la venida gloriosa

de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, el Señor,

de quien el Padre afirmó en el Tabor:

“Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”.

Dichosos nosotros al recibir en esta comunión

su Cuerpo glorioso y resucitado.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:

En esta eucaristía tu Hijo nos ha inspirado

con una clara visión:

cómo nuestras luchas,

nuestros esfuerzos para transformarnos

y para cambiar el mundo,

llevan a la alegría de la victoria sobre el mal,

sobre el dolor y la muerte.

Que el Pan de Vida de tu Hijo nos provea

de la fuerza para unirnos a él en su Pasión,

compartir su gloria

y dar testimonio de que nuestra fe

es Buena noticia de alegría, de luz y de vida.

Te lo pedimos en el nombre

del mismo Jesucristo, nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Hemos escuchado hoy, en el evangelio, cómo un vislumbre de su propia gloria futura iluminó anticipadamente el rostro de Jesús y le dio valor para afrontar su pasión y muerte. Que su palabra de hoy, tan alentadora, alce también, en momentos de prueba, nuestros corazones; y que nosotros, por nuestra parte, iluminemos también el rostro de los que sufren. Que el Señor nos dé esta experiencia de esperanza y amor. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

 

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