MIÉRCOLES 1 de junio
SAN JUSTINO, Mártir
Introducción
San Justino, un filósofo que vivió en el siglo II, fue un honesto indagador de la verdad. Decepcionado por las filosofías paganas, llegó a reconocer el camino de Cristo como la filosofía verdadera y la verdad total. Después de su conversión, sirvió a la Iglesia como apologista (defensor de la fe) y fundó en Roma la primera escuela de filosofía cristiana, una especie de catecumenado para los interesados en el Cristianismo. Cuando un juez lo condenó, afirmó, justificando su propia condena: “Nadie renuncia a la verdad por el error.” Fue decapitado por confesar abiertamente su fe.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro,
celebramos hoy la memoria
del filósofo y mártir San Justino.
Él no cesó de buscar la verdad
hasta que encontró a tu Hijo Jesucristo.
Que, como él, estemos también nosotros inquietos
hasta que hayamos descubierto
toda la profundidad del amor de tu Hijo;
él que es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Hch 20,28-38: Cuiden del rebaño
En aquellos días, decía Pablo a los principales de la iglesia de Éfeso: Cuídense ustedes y cuiden a todo el rebaño que el Espíritu Santo les encomendó como a pastores de la Iglesia de Dios, que Él adquirió pagando con su sangre. 29Sé que después de mi partida se meterán entre ustedes lobos rapaces que no respetarán el rebaño… 31Por tanto, estén atentos y recuerden que durante tres años no he cesado de aconsejarlos con lágrimas ni de día ni de noche. 32Ahora los encomiendo al Señor y al mensaje de su gracia, que tiene poder para hacerlos crecer y otorgar la herencia a todos los consagrados. 33No he codiciado la plata ni el oro ni los vestidos de nadie. 34Ustedes saben que con mis manos he atendido a las necesidades mías y de mis compañeros. 35Les he enseñado siempre que, trabajando así, hay que ayudar a los débiles, recordando el dicho del Señor Jesús: más vale dar que recibir. 36Dicho esto, se arrodilló con todos y oró. 37Todos se pusieron a llorar; lo abrazaban y lo besaban afectuosamente, 38entristecidos sobre todo por lo que había dicho, que no volverían a verlo. Después lo acompañaron hasta el barco.
Salmo 68: Reyes de la tierra, canten a Dios
Jn 17,11b-19: Que sean uno, como nosotros
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo: Padre Santo, cuida en tu nombre, a los que me diste, para que sean uno como nosotros. 12Mientras estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste; los custodié, y no se perdió ninguno de ellos; excepto el destinado a la perdición, para cumplimiento de la Escritura. 13Ahora voy hacia ti; y les digo esto mientras estoy en el mundo para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. 14Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió, porque no son del mundo, igual que yo no soy del mundo. 15No pido que los saques del mundo, sino que los libres del Maligno. 16No son del mundo, igual que yo no soy del mundo. 17Conságralos con la verdad: tu palabra es verdad. 18Como tú me enviaste al mundo, yo los envié al mundo. 19Por ellos me consagro, para que queden consagrados con la verdad.
Oración de los Fieles
Buen Pastor nuestro, queremos cuidar y cuidarnos como nos cuidas tú. Cuidar la vida, toda vida sin distinción, a todos los seres vivos y a toda tu Creación. Por eso te pedimos: R/ Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor y tu cuidado.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, fuente de la verdad y de toda vida,
venimos con pan y vino
a unirnos a Jesús tu Hijo
en su alabanza y acción de gracias a ti.
Acepta nuestra gratitud por nuestra fe,
regalo gratuito tuyo.
Que el Espíritu Santo acreciente en nosotros
la felicidad de haber encontrado a tu Hijo
y ser sus discípulos.
Te damos gracias también
porque, a través de Jesús,
hemos visto cumplida
nuestra búsqueda de vida y amor.
Toda nuestra gratitud
por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro,
nos sentimos felices en la vida
porque tenemos a tu Hijo como nuestro guía.
Ojalá que nosotros, en nuestra Iglesia,
como San Justino en la suya,
sintamos un fuerte deseo de ayudar a otros
a conocer y amar a Jesús.
Que la loca sabiduría de la cruz
no nos disuada de ser siempre fieles a él
y de proclamarlo como el Dios viviente
que entiende nuestros sufrimientos
y que nos hace comprender
que incluso las dificultades de la vida
tienen hondo sentido para nosotros.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: El salmo 133 dice: “¡Vean qué bueno, qué grato convivir los hermanos (y hermanas) unidos!”. Jesús rogó para que nosotros pudiéramos convivir así. ¿Podemos hacerlo? ¿Lo queremos y estamos dispuestos? Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de llegar a ser y a formar todos un solo corazón y una sola alma. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.