Miércoles ,29 de Junio
SAN PEDRO Y SAN PABLO, Apóstoles
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Que el Señor esté a su lado,
lOs ayude y les dé su fuerza.
Que él los libere de todo mal
y los lleve salvos a su Reino.
Que él esté siempre con ustedes.
Introducción del Celebrante
Celebramos hoy con gozo la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. Ellos son los dos pilares sobre los cuales el Señor construyó su Iglesia y a quienes confió la fe. Su misma fe había sido probada, cuando Pedro negó a Cristo y Pablo perseguía al mismo Cristo en la persona de sus discípulos. Después, con su fe fortalecida, dedicaron toda su vida a difundir el Evangelio. Podemos aprender de ellos hoy cómo permitir a Cristo que tome posesión de nosotros, de tal forma que vivamos para él y para su Iglesia y estemos dispuestos a sufrir por esa misma fe. Demos gracias hoy al Señor por darnos estos grandes apóstoles.
Acto Penitencial
Nosotros acogemos la fe de los apóstoles,
pero ¿vivimos realmente esa fe?
Examinémonos ante el Señor.
(Pausa)
Cuando mostramos poco interés
por los afanes y luchas de la Iglesia
en el mundo de hoy,
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cuando criticamos a la Iglesia con demasiada facilidad
y hacemos muy poco para hacerla mejor,
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Cuando nos ponemos excusas
para dar testimonio claro y contundente
de nuestra fe en Cristo Jesús y su Evangelio,
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor,
y perdónanos todos nuestros pecados.
Haznos a nosotros, tu Iglesia,
una auténtica comunidad de fe y amor
y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos al Señor
pidiéndole fidelidad y celo apostólico.
(Pausa)
Señor Dios nuestro, te damos gracias hoy
por tus apóstoles Pedro y Pablo.
Danos su fe y fidelidad
para que podamos construir entre nosotros
–como una comunidad de fe y amor–
la Iglesia para la que ellos vivieron y murieron.
Otórganos sus convicciones y su valor
para que todo el mundo participe de la Buena Noticia
de tu Hijo Jesucristo,
hasta que ojalá él sea todo en todos,
ahora, y por los siglos de los siglos.
Primera Lectura: (Hech 12,1-11) El Evangelio no puede ser encadenado
Pedro es apresado por predicar el mensaje liberador de Cristo. Mientras la joven Iglesia ruega por Pedro, Dios libera a su apóstol fiel, porque el Evangelio no puede ser encadenado.
Por aquel tiempo el rey Herodes emprendió una persecución contra algunos miembros de la Iglesia. 2Hizo degollar a Santiago, el hermano de Juan. 3Y, viendo que esto agradaba a los judíos, hizo arrestar a Pedro durante las fiestas de los Ázimos. 4Lo detuvo y lo metió en la cárcel, encomendando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno. Su intención era exponerlo al pueblo pasada la Pascua. 5Mientras Pedro estaba custodiado en la cárcel, la Iglesia rezaba fervientemente a Dios por él. 6La noche anterior al día en que Herodes pensaba presentarlo al pueblo, Pedro dormía entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, mientras los centinelas hacían guardia ante la puerta de la cárcel. 7De repente se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. El ángel tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: Levántate rápido…
Salmo 34: El ángel del Señor librará a los que temen a Dios
Segunda Lectura: (2 Tim 4,6-8. 17-18) Un apóstol fiel al Dios fiel
Al final de su vida Pablo puede dar testimonio de que ha sido un testigo fiel del Señor, quien a su vez ha sido fiel a Pablo y le ha dado fortaleza. Ahora Pablo espera con ansia encontrarse con el Señor para siempre.
En cuanto a mí, ha llegado la hora del sacrificio y el momento de mi partida es inminente. 7He peleado el buen combate, he terminado la carrera, he mantenido la fe. 8Sólo me espera la corona de la justicia, que el Señor como justo juez me entregará aquel día. Y no sólo a mí, sino a cuantos desean su manifestación. 17El Señor, sí, me asistió y me dio fuerzas para que por mi medio se llevase a cabo la proclamación, de modo que la oyera todo el mundo; así, el Señor me arrancó de la boca del león. 18Él me librará de toda mala partida y me salvará en su reino celeste. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Evangelio: (Mt 16, 13-19) Pedro, la Roca
Pedro, el hombre de fe que reconoce a Cristo como el Mesías, es constituido roca sobre la que el Señor construye su Iglesia, a la que él jamás abandonará. Pedro es para la Iglesia el centro de fe, autoridad y unidad.
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesárea de Felipe, preguntó a los discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? 14Ellos contestaron: –Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; otros, Jeremías o algún otro profeta. 15Él les dijo: Y ustedes, ¿quién dicen que soy? 16Simón Pedro respondió: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. 17Jesús le dijo: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo! 18Pues yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia, y el imperio de la muerte no la vencerá. 19A ti te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
Oración de los Fieles
Roguemos hoy con fervor especial por la Iglesia, Pueblo de Dios en marcha, para que nosotros seamos verdaderamente la Iglesia de Cristo. Respondamos a cada petición: R/ Señor, acuérdate de tu Iglesia y bendícela.
Oh Dios, Padre nuestro, tu Hijo prometió estar con su Iglesia hasta el fin de los tiempos. Haz que, cumpliendo su promesa, permanezca siempre con nosotros como nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro,
en esos signos de pan y vino
nos vas a dar a Jesús, tu Hijo.
Haz que cobremos conciencia
de que tú lo enviaste a nosotros,
no para guardarlo para nosotros mismos
como preciada posesión,
sino para llevarlo,
como tus apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los hombres y mujeres,
cercanos o lejanos.
Haz que tu Hijo sea reconocible en nosotros.
para que todo el mundo te dé gloria y alabanza.
Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Con toda la Iglesia de Pedro y Pablo, con todos los que son fortalecidos y unidos por su fe, y con todos los que son inspirados por su celo misionero, nos unimos ahora en el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo.
Invitación al Padre Nuestro
Interesados, con Pedro y Pablo,
en hacer que el Reino de Dios venga a todo el mundo,
rezamos la oración de Jesús al Padre.
R/ Padre Nuestro...
Líbranos, Señor
Libra, Señor, a tu Iglesia de todo mal
y concédele libertad y paz.
Ayúdanos a construir juntos
una comunidad de fe y amor,
en la que la gente pueda reconocer
el rostro de Cristo
cuyo retorno en gloria aguardamos
con gozosa esperanza.
Él es nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino...
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo,
el Hijo del Dios viviente,
que tiene palabras de vida eterna.
¿A qué otro podemos acudir?
Dichosos nosotros, invitados
a esta Santa Mesa del Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro,
en Pedro y Pablo,
dos pilares de tu Iglesia,
tú has tipificado una misma fidelidad
con doble característica:
fidelidad a las tradiciones vivas (en Pedro)
y fidelidad al dinamismo misionero (en Pablo).
Que el Espíritu de Jesús permanezca en nosotros
para que vivamos ambas fidelidades;
que en la diversidad de los dones
estemos siempre unidos y comprometidos
en una misma fe y un mismo amor,
en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Bendición
Pidamos a Dios que nos bendiga, para que seamos la Iglesia de Pedro, firme en la fe, construida sobre roca, unida como el Cuerpo de Cristo, y a la que no se puede vencer. Que seamos también nosotros la Iglesia de Pablo, dinámica, sin fronteras, inquieta hasta que Cristo sea conocido y acogido por todos. Que Dios los bendiga a ustedes y a esta única Iglesia, el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo.