Domingo 13 de Noviembre
TRIGESIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Somos Pueblo de Esperanza
Saludo (Ver Rom 8,38-39)
Ni la muerte ni la vida,
ni el presente ni el futuro
ni cualquier otra criatura
puede separarnos del Amor de Dios,
el amor que él nos mostró visiblemente
en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Que el Señor Jesús esté siempre con ustedes.
Introducción del Celebrante
En todas las edades de la historia ha habido “profetas de desgracia”, como los apodaba el “Papa bueno”, Juan XXIII. Son personas tan asustadas por los problemas de su tiempo que piensan que está ya cerca el fin del mundo. Nuestros días se caracterizan por cambios rápidos, mucha violencia, hambre y sufrimiento. Ahora conocemos estos fenómenos inmediatamente vía televisión y otros medios de comunicación. No es de extrañar que surjan muchas sectas que especulen sobre el fin de nuestro mundo. El mensaje de la liturgia de hoy es: “No tengan miedo. Sigan confiando en Dios, sean cristianos maduros y sólidos y den testimonio del amor de Dios. Ustedes están en sus manos, y Cristo está aquí en medio de nosotros”.
Acto Penitencial
Pidamos al Señor que nos perdone,
ya que nuestra fe y confianza son débiles.
(Pausa)
Señor Jesús, tú nos trajiste perdón y paz.
¿Por qué habríamos nosotros de tener miedo?
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, nosotros buscamos tu rostro;
y tú nunca nos abandonarás.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, confiamos en ti,
en tu fuerza y en tu amor.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Perdona todos nuestros pecados, Señor,
y haznos en este mundo testigos audaces
de tu Amor siempre fiel.
Y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Oh Dios y Padre nuestro:
Creemos que tus planes sobre nosotros
son de paz, y no de desastre y temor.
Mantén abiertos nuestros ojos a los signos
de la constante venida de Jesús, tu Hijo.
Ayúdanos a comprometernos plenamente
en el crecimiento del Reino entre nosotros
llevando a cabo tus planes de paz y de amor.
Ayúdanos a hacer de este “nuestro mundo”
más “tu mundo” y el camino hacia tu Casa en el cielo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Mal 3,19-20): El sol de justicia de Dios
Cuando el Señor venga a juzgar, dichosos aquellos a quienes se reconozca como justos.
Miren que llega el día, ardiente como un horno, cuando arrogantes y malvados serán la paja: ese día futuro los quemaré y no quedará de ellos rama ni raíz –dice el Señor Todopoderoso–. 20Pero a los que respetan mi nombre los alumbrará el sol de la justicia que sana con sus alas.
Segunda Lectura (2 Tes 3,7-12): Con su trabajo prepárense para la venida del Señor
No se preparen para el fin del mundo ni para el retorno de Cristo hablando sobre ello y perdiendo el tiempo, dice San Pablo. La mejor manera de estar dispuesto y preparado es seguir trabajando.
Ustedes saben cómo deben vivir para imitarnos: no hemos vivido entre ustedes sin trabajar; 8no pedimos a nadie un pan sin haberlo ganado, sino que trabajamos y nos fatigamos día y noche para no ser una carga para ninguno de ustedes. 9Y no es que no tuviéramos derecho; pero quisimos darles un ejemplo para imitar. 10Cuando estábamos con ustedes, les dimos esta regla: el que no quiera trabajar que no coma. 11Ahora nos hemos enterado de que algunos de ustedes viven sin trabajar, muy atareados en no hacer nada. 12A ésos les recomendamos y aconsejamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente y se ganen el pan que comen.
Evangelio (Lc 21,5-19): Seguros de la victoria final
La destrucción del Templo, calamidades y persecución son imágenes de la destrucción del antiguo orden y el comienzo de uno nuevo. Sin embargo, los que perseveren con fe y esperanza no tienen nada que temer, pues vivirán en el Señor.
A unos que elogiaban las hermosas piedras del templo y la belleza de su ornamentación Jesús les dijo: 6Llegará un día en que todo lo que ustedes contemplan será derribado sin dejar piedra sobre piedra. 7Le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá eso y cuál es la señal de que está para suceder? 8Respondió: ¡Cuidado, no se dejen engañar! Porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo: Yo soy; ha llegado la hora. No vayan tras ellos. 9Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, no se asusten. Primero ha de suceder todo eso; pero el fin no llega en seguida. 10Entonces les dijo: Se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino; 11habrá grandes terremotos, en diversas regiones habrá hambres y pestes, y en el cielo señales grandes y terribles. 12Pero antes de todo eso los detendrán, los perseguirán, los llevarán a las sinagogas y las cárceles, los conducirán ante reyes y magistrados a causa de mi nombre, 13y así tendrán la oportunidad de dar testimonio de mí. 14Háganse el propósito de no preparar su defensa; 15yo les daré una elocuencia y una prudencia que ningún adversario podrá resistir ni refutar. 16Hasta sus padres y hermanos, parientes y amigos los entregarán y algunos de ustedes serán ajusticiados; 17y todos los odiarán a causa de mi nombre. 18Sin embargo no se perderá ni un pelo de su cabeza. 19Gracias a la constancia salvarán sus vidas.
Oración de los Fieles
Pidamos al Señor que libere a todos los hombres de toda clase de miedo y de todo peligro, y digamos: R/ Señor, sálvanos.
Señor, tú quieres que seamos libres. Ayúdanos a caminar a través de las penas y alegrías de la vida con una firme esperanza en ti. Te lo pedimos por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Acepta este pan y vino
como signos de que nos comprometemos
a construir tu Reino en nuestro mundo.
Que nuestras actitudes y decisiones en la vida
sean las de Jesús, tu Hijo. Es decir:
buscar tu despertar de amor y servicio
más que nuestro egoísmo autodestructor;
ser constructivos y creadores
dando forma a una nueva Tierra
más criticar negativamente el pasado.
Y ojalá, de esta forma, te encontremos plenamente a ti un día
en las alegrías de un nuevo Cielo
con Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Con Jesús damos gracias a Dios, nuestro Padre, por la fuerte confianza y viva esperanza que él nos ha concedido por medio de su Hijo Resucitado, Jesucristo.
Invitación al Padre Nuestro
Con la más plena confianza y esperanza
pedimos a Dios, nuestro Padre,
que, cuando nuestra fe sea puesta a prueba,
él nos libre de todo mal.
R/ Padre nuestro…
Saludo de paz
Señor Jesucristo:
tú dijiste a tus apóstoles:
“La paz les dejo, mi paz les doy;
no se preocupen de lo que tengan que decir en su defensa;
ni un cabello de sus cabezas perecerá”.
Ante acontecimientos y adversidades terribles,
ayúdanos a no tener pánico,
a mantener nuestra serenidad interior
y a encontrar y guardar la paz de tu Reino eterno
donde tú vives y reinas por los siglos de los siglos.
Invitación a la Comunión
Éste es el Cordero de Dios, Jesús,
el sol de justicia.
Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de esta copa,
proclamamos la muerte y resurrección del Señor
y nuestra esperanza en su venida.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tu hijo Jesús, muriendo, destruyó nuestra muerte
y, al resucitar, restauró nuestra vida.
Haz que, por la fuerza de esta eucaristía,
nosotros y toda la humanidad
crezcamos en Cristo día a día
a través de las tensiones y dolores propios del crecimiento.
Pero mantén viva en nosotros
la alegría de esperar firmemente
que está llegando ya el amanecer de justicia
que hará nuevas todas las cosas,
y que Jesús volverá para hacernos partícipes de su gloria
de modo definitivo y por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Muchas cosas están cambiando hoy; algunas para mejor, otras para peor. Parece que estamos en un punto crítico y crucial de la historia, tanto en la Iglesia como en el mundo. La gente siente mucha ansiedad. Pero la cuestión no es: ¿Es esto ya el fin del mundo? Deberíamos dejar eso confiadamente en las manos de Dios. La cuestión, más bien, es: ¿Qué hacemos nosotros para volver este mundo más humano, más habitable, más conforme al mensaje del Evangelio? Preparémonos para la venida del Señor fortalecidos con su bendición. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.