Lunes 25 de Julio
17a Semana Ordinario
FIESTA DE SANTIAGO EL MAYOR, Apóstol
Introducción
Santiago se hizo discípulo de Jesús juntamente con su hermano Juan. Él fue, con Santiago y Juan, uno de los apóstoles más cercanos e íntimos de Jesús. Fue testigo de la resurrección de la hija de Jairo, de la transfiguración del Señor y de su agonía en Getsemaní.
Lo apodaron “hijo del trueno” por su celo por el Reino. Propuso una línea dura contra aquellos que no aceptaban el Evangelio. Pero Jesús le dijo que su tarea no sería precisamente destruir sino salvar. Experimentó en sí mismo las consecuencias de esa línea dura cuando murió como mártir, y, por lo tanto, compartiendo con Cristo su copa de sacrificio, tal como el Señor le había predicho.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo Jesús era igual a ti,
y sin embargo se hizo nuestro Hermano y servidor.
Te pedimos
que su Espíritu esté vivo en nosotros,
como lo estuvo en el apóstol Santiago.
Prepáranos para sentirnos, como tu Hijo,
impotentes y vulnerables,
de tal forma que podamos servirnos humildemente
los unos a los otros,
especialmente cuidando generosamente
de nuestros hermanos más débiles.
Que la gente experimente
qué vigoroso y audaz
has hecho nuestro amor.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Hch 4,33; 5,12.27-33; 12,2: Herodes hizo decapitar a Santiago
En aquellos días, los apóstoles con gran energía daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y eran muy estimados. 12Los apóstoles realizaban muchas señales y milagros entre el pueblo. 27Los condujeron y los presentaron al Consejo. El sumo sacerdote los interrogó: 28Les habíamos ordenado no enseñar mencionando ese nombre, y han llenado Jerusalén con su doctrina y quieren hacernos responsables de la muerte de ese hombre. 29Pedro y los apóstoles replicaron: Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 30El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, a quien ustedes ejecutaron colgándolo de un madero. 31A él, Dios lo ha sentado a su derecha, nombrándolo jefe y salvador, para ofrecer a Israel el arrepentimiento y el perdón de los pecados. 32De estos hechos, nosotros somos testigos con el Espíritu Santo que Dios concede a los que creen en él. 33Al oír estas cosas se indignaron y, deliberaban condenarlos a muerte. 12.2Más tarde el rey Herodes hizo degollar a Santiago, el hermano de Juan.
Salmo 67: ¡Oh Dios!, que todos los pueblos te alaben
Mt 20,20-28: Mi cáliz lo beberán
Se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacer una petición. 21Él le preguntó: ¿Qué deseas? Ella contestó: Manda que, cuando reines, estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda. 22Jesús le contestó: No saben lo que piden. ¿Son capaces de beber la copa que yo he de beber? Ellos contestan: Podemos. 23Jesús les dijo: Mi copa la beberán, pero sentarse a mi derecha e izquierda no me toca a mí concederlo; esos lugares son para quienes se los ha destinado mi Padre. 24Cuando los otros diez lo oyeron, se enojaron con los dos hermanos. 25Pero Jesús los llamó y les dijo: Saben que entre los paganos los gobernantes tienen sometidos a sus súbditos y los poderosos imponen su autoridad. 26No será así entre ustedes; más bien, quien entre ustedes quiera llegar a ser grande que se haga servidor de los demás; 27y quien quiera ser el primero, que se haga sirviente de los demás. 28Lo mismo que el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.
Oración de los Fieles
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo Jesucristo nos pide beber con él
la copa del servicio sacrificado.
Que Jesús nos llene de ese amor,
el único que nos puede hacer comprender
que ser grande consiste en servir a los demás
y en usar nuestras vidas
para darles a los hermanos
una oportunidad de vivir.
Que no esperemos otra recompensa
sino compartir el destino de Jesús,
nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo Jesucristo
entregó su vida por sus amigos
y encendió en ellos un fuego
que no se puede extinguir.
Fortalecidos por el Pan de Vida,
la Eucaristía,
ojalá que nosotros imitemos a Santiago,
tu apóstol y mártir,
en su entrega total y perdurable
al Reino de tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Nuestra actitud más frecuente en la vida es que queremos que nos sirvan en vez de servir. Es más fácil y agradable. Jesús nos dice que tenemos que aprender a entregarnos generosamente y a servir. Eso nos proporcionará verdadera felicidad. Que el Dios todopoderoso nos dé esa actitud y nos bendiga, el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo.