Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Triunfo de la Santa Cruz

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Sábado 14 de Septiembre, 2024

 

LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

Saludo Inicial

Oremos a Dios nuestro Padre,
que nos ama tanto que nos dio a su Hijo único
para que todo el que crea en él

tenga vida eterna.
Que Jesús los colme con su vida
y esté con todos ustedes.

 

Introducción

Las cruces son siempre duras de llevar y, ante los sufrimientos y pruebas de la vida, estamos prontos a la queja y a rebelarnos. Pero Jesús fue delante de nosotros: cargó con la cruz para redimirnos y murió por ello. Después resucitó. Dios es más fuerte que la muerte; y la necedad y el escándalo de la cruz nos ha salvado de nuestros pecados y de la muerte. La cruz fue el camino de Jesús hacia la victoria. Para todo discípulo de Jesús, éste es el camino a la vida y la resurrección. Unámonos a Jesús en esta eucaristía y celebremos con Él el sacrificio de la cruz.

 

Acto Penitencial

¿Cómo llevamos nuestras cruces?

¿Cargamos con ellas como Cristo? ¿Es la cruz de Jesús para nosotros un escándalo,

o bien es nuestra esperanza y Salvación? Examinémonos ante el Señor.
             (Pausa)
Señor Jesús, tú nos has salvado por tu cruz,

pero la cruz –la tuya y las nuestras– nos avergüenza, y fácilmente nos volvemos contra ella.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús, tú te humillaste

para traernos la compasión y el perdón,

a pesar de que nosotros sólo buscamos honores y éxitos.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, la cruz fue tu camino hacia la gloria, y por eso ponemos la cruz en lugares de honor en nuestras casas, aunque muchas veces no en nuestras vidas.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor; perdónanos una y otra vez; ayúdanos a cargar con nuestras cruces con fe y amor, y danos tu vida eterna.

 

Oración Colecta
Pidamos a nuestro Dios que aprendamos

a cargar nuestra cruz con su Hijo.

 (Pausa)
Señor, Dios siempre leal:
Estamos constantemente bajo la amenaza

de impugnar nuestra dependencia de ti
y de culparte por el mal que hay en el mundo.
Señor Dios, haznos ver

el valor redentor del sufrimiento.

Danos la mentalidad de Jesucristo.
Prepáranos para ser totalmente cristianos;
totalmente comprometidos contigo y con tu Pueblo
incluso a costa del sufrimiento.
Danos fuerza para seguir el camino de tu Hijo,
nuestro Señor.

Primera Lectura: Números 21,4-9: Salvados por la fe en los signos de Salvación

Cansados y desanimados por su largo viaje por el desierto, los Hebreos pierden la fe en Dios y comienzan a rebelarse. Dios los castiga, pero salva a los que levantan la mirada, desde la fe, a los signos de Salvación.

En aquellos días, el pueblo se impacientó y murmuró contra Dios y contra Moisés, diciendo: “¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Para que muriéramos en el desierto? No tenemos pan ni agua y ya estamos hastiados de esta miserable comida”.

Entonces envió Dios contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado al murmurar contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte de nosotros las serpientes”. Moisés rogó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió: “Haz una serpiente como ésas y levántala en un palo. El que haya sido mordido por las serpientes y mire la que tú hagas, vivirá”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la levantó en un palo; y si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce, quedaba curado.

 

Salmo Responsorial

Salmo 77, 1-2. 34-35. 36-37. 38

R. (cf 7c) No olvidemos las hazañas del Señor.
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza;
presten oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca y les hablaré en parábolas;
anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Cuando Dios los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia él.
Se acordaban de que Dios era su auxilio;
el Dios altísimo su redentor.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Lo adulaban con sus bocas,
le mentían con su lengua;
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Pero él sentía lástima de ellos,
les perdonaba su culpa y no los destruía.
Muchas veces dominó su ira
y apagó el furor de su cólera.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.

 

Segunda Lectura: Filipenses 2,6-11: Dios lo exaltó

Jesús, el mismo Hijo de Dios, se humilla convirtiéndose en alguien como nosotros, incluso muriendo por nosotros en la cruz. Por eso es ahora nuestro Señor, glorioso y resucitado.

Cristo, siendo Dios,
no consideró que debía aferrarse
a las prerrogativas de su condición divina,
sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo
tomando la condición de siervo,
y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo
y por obediencia aceptó incluso la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas
y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,
para que al nombre de Jesús todos doblen la rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.

 

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

R. Aleluya.

 

Evangelio: Juan 3,13-17: La muerte salvadora de Jesús nos da la vida

Porque nos amó, Dios envió a su Hijo al mundo como hombre. Por su muerte, Jesús trajo el perdón y la vida.

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, 5y habló contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos has sacado de Egipto, para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan insípido. 6El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. 7Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes. Moisés rezó al Señor por el pueblo, 8y el Señor le respondió: Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla. 9Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

 

Oración de los Fieles

       Dios amó tanto al mundo que nos dio a su único Hijo para salvarnos y darnos su vida por medio de su muerte y Resurrección. Pidamos a Jesús por todos los que sufren diciendo: R/ Señor, sálvanos por tu cruz.

  • Por todos los que han perdido su rumbo en la vida, para que descubran el camino de Cristo,
  • Por todos los que han perdido sus ideales. Para que vean y acepten la novedad constante de la vida y se renueven a sí mismos,
  • Por los que se encuentran perdidos en sus luchas personales contra las fuerzas del mal. Para que confíen en Cristo, cuya gracia es siempre más fuerte que la muerte y que el pecado,
  • Por todos los que están solos o abandonados. Para que acepten la compañía de Cristo, y de sus hermanos,
  • Por todos nosotros. Para que aprendamos de nuestro Señor a cargar nuestras cruces con paciencia y humildad y que, de alguna manera, nuestras cruces nos traigan vida y aliento a cuantos se sientan cansados o desalentados,
  • Por esta nuestra comunidad. Para que Jesús, nuestro Salvador, nos haga servidores de los hermanos y los ayudemos en sus necesidades, oremos.

       Señor Jesucristo, tu cruz es un misterio para nosotros, así como todo sufrimiento. Confiamos, por tu Palabra y ejemplo, en que tu cruz es un camino hacia el gozo y la libertad definitivas. Transforma nuestras cruces en felicidad y vida, ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas
Señor, con este pan y este vino

celebramos la muerte salvadora de tu Hijo.
En los momentos de dolor y sufrimiento,

cuando vemos imposible seguir adelante,
danos tú la fuerza
para aceptar que éste es tu camino hacia la gloria,
incluso cuando no lo entendamos del todo.
Te pedimos coraje y valor,
por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

Introducción a la Plegaria Eucarística

En la eucaristía, actualizamos el sacrificio de la cruz por el que Jesús nos trajo el perdón y la vida. Demos gracias al Padre, y ofrezcámonos también nosotros con Jesús en esta mesa de fraternidad y de Amor.


Invitación al Padre Nuestro
Agradecidos por su amor redentor,

nos dirigimos en oración

a nuestro Padre del cielo

con las palabras de Jesús, nuestro Salvador.

R/ Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males
y perdona nuestros pecados

por la cruz redentora de tu Hijo, Jesús.
Ayúdanos a unir nuestras cruces a la suya,
y danos valor y paciencia en la vida,
mientras esperamos con gozo
la venida de nuestro Salvador, Jesucristo.

R/ Tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión
Este es Jesucristo, el Cordero de Dios

que murió en la cruz
para sepultar nuestros pecados.
Dichosos los invitados
a comer este Pan de Vida.

R/ Señor, no soy digno…
 

Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre y Señor nuestro:

Sabemos que nos has hecho

para la alegría y la felicidad,
aunque la humillación y la muerte

fueran el precio que tu Hijo tuvo que pagar por ellas.
Que nunca nos avergoncemos de la cruz,
o proclamemos un cristianismo sin sufrimiento;
que sepamos confiar en tu llamado
a ser testigos tuyos en el camino al que nos llamas,
por Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición
Hermanos: Hemos sido marcados con el signo de la cruz como Pueblo salvado por Amor. Recordando la cruz, tenemos que aprender a perdonar y a sobrellevar las cargas de los otros, y a aceptar la realidad de la vida como Pueblo que espera y confía en la presencia de Dios. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

 

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