Jueves 5 de Septiembre, 2024
22 Semana en Tiempo Ordinario
PESCADORES DE HOMBRES
Oración Colecta
Oh Dios Santo, fuente de nuestra felicidad:
Tú confías tu Buena Nueva de Vida
a gente débil y falible.
Cólmanos con la fuerza de tu Santo Espíritu,
para que estemos dispuestos
a proclamar tu mensaje de Salvación
en el lenguaje vivo de nuestro tiempo.
Que Jesús, tu Hijo, obre y actúe con y en nosotros
para que cada uno de nosotros tengamos el valor de decir:
“Aquí me tienes, Señor, envíame como tu mensajero
a compartir con todos los que quieran escuchar
tu alegre noticia de felicidad.”
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Primera Lectura : 1 Corintios 3,18-21: Ustedes son de Cristo
Pablo advierte una vez más contra la excesiva confianza en la sabiduría humana y la arrogancia que conlleva, recordando que la humildad es el mejor camino para vivir según las enseñanzas del Señor y habitar en su Reino.
Hermanos: Que nadie se engañe: si alguno se tiene a sí mismo por sabio según los criterios de este mundo, que se haga ignorante para llegar a ser verdaderamente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios, como dice la Escritura: Dios hace que los sabios caigan en la trampa de su propia astucia. También dice: El Señor conoce los pensamientos de los sabios y los tiene por vanos.
Evangelio: Lucas 5,1-11: Serás pescador de hombres
Simón Pedro y sus compañeros estaban estupefactos. Un extraño, no un avezado pescador, se atrevía a decirles dónde pescar cantidad de peces, cuando ellos, pescadores de profesión, habían fracasado… Este Hombre era realmente extraordinario. Él los sedujo con su encanto y lo siguieron. Más tarde (después de su Resurrección), ellos remarían mar adentro, es decir, arriesgarían y entregarían su vida por seguirlo y “pescarían hombres” para Cristo y su Evangelio.
Oración de los Fieles
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
En estos signos de pan y vino
celebramos el acontecimiento central
que resume nuestra fe
y da sentido a lo que somos y hacemos:
La muerte y Resurrección de tu Hijo Jesucristo.
Purifica nuestros labios y corazones
con su Cuerpo y con su Sangre
y envíanos a proclamar con nuestras vidas
que Jesús es nuestro Señor, vivo y resucitado,
y que tú eres nuestro Padre
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión.
Señor Dios nuestro:
En tu amor nos has convocado a cada uno de nosotros
para una misión en la vida
y para un puesto en tu Plan de Salvación
que nadie puede cumplir por nosotros;
tú has escogido a tu Iglesia, es decir a nosotros,
para ser signos irremplazables y testigos
de la muerte y Resurrección de tu Hijo.
Haznos a todos y a cada uno de nosotros
capaces de llevar fielmente a cabo nuestra misión.
Y envíanos “mar adentro”, a pescar hombres,
por la fuerza del Cuerpo y la Sangre
de nuestro único Salvador,
Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: El Señor nos envía y nos encomienda su Palabra y su Eucaristía. Vayamos ahora. Proclamemos su Palabra y seamos su Cuerpo visible en el mundo. Que el Señor nos bendiga y que seamos una bendición para todos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.