Miércoles 2 de Noviembre
CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
Creados para la vida
NOTA: Las lecturas sugeridas aquí son solo unas pocas tomadas de entre muchas opciones.
Saludo (Ver Rom 8,38-39)
Ni muerte ni vida, nada de lo que existe
ni nada de lo todavía por venir,
ni cosa creada alguna
puede nunca interponerse entre nosotros
y el amor de Dios hecho visible en Cristo Jesús,
Señor Nuestro.
Que este Cristo Resucitado
esté siempre con ustedes.
Introducción del Celebrante
La muerte permanecerá siempre como un misterio de dolor... Pero, como cristianos, vivimos en fe y esperanza. Si tuviéramos suficiente fe, soportaríamos la muerte sin miedo y la acogeríamos como un regreso a la casa del Padre. En nuestra fe no hay lugar para dudar. Creemos que, en la muerte, Dios no abandonará a sus gentes, que son obra de sus manos, hechas a su imagen y semejanza, por quienes Cristo murió y resucitó de entre los muertos. Dios no nos dejará perecer para siempre. En Cristo tenemos la promesa de Dios de que nosotros resucitaremos también de entre los muertos para la gloria y alegría eternas. Con esta esperanza ponemos hoy espiritualmente a nuestros difuntos en las manos del Dios de la Vida.
Acto Penitencial
Por su muerte y Resurrección,
Cristo nos trajo esperanza, vida y alegría.
Con la mayor confianza le pedimos perdón por nuestros pecados.
(Pausa)
Señor Jesús, Hijo del Dios vivo:
Tú viniste al mundo para compartir nuestras penas y alegrías.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús: tú te entregaste a la muerte en la cruz
para vencer al pecado y a la muerte en nosotros.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú resucitaste de entre los muertos
para ser nuestro camino de vida y alegría infinitas.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor,
y perdona todos nuestros pecados.
Ayúdanos a vivir tu vida en la tierra
y llévanos a nosotros y a todos los fieles difuntos
a la felicidad de la vida eterna.
Oración Colecta
Encomendemos al Señor
a todos los fieles difuntos.
(Pausa)
Oh Dios de la vida y de los vivos:
Creemos que tú eres un Dios de un Amor
que es más fuerte que la muerte ya que tu Hijo Jesucristo,
nacido como uno de nosotros,
destruyó la muerte para siempre.
Te pedimos confiadamente que todos los fieles difuntos
vivan en la seguridad de tu amor;
que disfruten de paz, tu paz, que con tanta frecuencia
se les escapaba en la vida, y danos también
a todos nosotros el valor para enfrentar la vida
dándole auténtico sentido, viviéndola
en unión íntima con tu Hijo Jesús,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Primera Lectura : Job 19,1.23-27a: Yo sé que está vivo mi Redentor
Respondió Job: 23¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá se grabaran en cobre, 24con cincel de hierro y con plomo se escribieran para siempre en la roca! 25Yo sé que está vivo mi defensor y que al final se alzará sobre el polvo: 26después de que me arranquen la piel, ya sin carne veré a Dios; 27yo mismo lo veré, no como extraño, mis propios ojos lo verán.
Salmo 25: A ti, Señor, levanto mi alma
Segunda Lectura:Fil 3,20-21: Nos transformará según su cuerpo glorioso
Hermanos: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos recibir al Señor Jesucristo; 21él transformará nuestro cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para dominar todas las cosas.
Evangelio :Mc 15,33-39–16,1-6: Jesús, dando un fuerte grito, expiró
Aquel día, al mediodía, se oscureció todo el territorio hasta media tarde. 34A esa hora Jesús gritó con voz potente: Eloi Eloi lema sabaktani –que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?–. 35Algunos de los presentes, al oírlo, comentaban: Está llamando a Elías. 36Uno empapó una esponja en vinagre, la sujetó a una caña y le ofreció de beber diciendo: ¡Quietos! A ver si viene Elías a librarlo. 37Pero Jesús, lanzando un grito, expiró. 38El velo del santuario se rasgó en dos de arriba abajo. 39El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo expiró, dijo: Realmente este hombre era Hijo de Dios. 16.1Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María de Santiago y Salomé compraron perfumes para ir a ungirlo. 2El primer día de la semana, muy temprano, llegaron al sepulcro al salir el sol. 3Se decían: ¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro? 4Alzaron la vista y observaron que la piedra estaba corrida. Era muy grande. 5Al entrar al sepulcro, vieron un joven vestido con un hábito blanco, sentado a la derecha; y quedaron sorprendidas. 6Les dijo: No tengan miedo. Ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado. No está aquí, ha resucitado. Miren el lugar donde lo habían puesto.
Oración de los Fieles
Oremos a nuestro Dios vivo, que nos creó para la vida y la felicidad. Dios no nos va a entregar a la muerte definitiva, sino que nos va a dar vida eterna. Oremos diciéndole: R/ Señor de la Vida, escucha bondadoso a tu Pueblo.
Oh Dios de vida, te damos gracias por la certeza que nos das de que los muertos están en tus manos y que nosotros estamos llamados y destinados a la vida eterna gracias a tu Hijo Resucitado, Jesucristo. No permitas que se inquiete nuestro corazón, y reúnenos un día con gozo con todos los que hemos conocido y amado. Llévanos a todos hacia ti por medio de Aquel que es nuestro camino, Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Entregamos confiadamente en tus manos
nuestra vida y nuestra muerte.
Danos el Pan de la eucaristía que da vida
Y el vino de fidelidad a tu Alianza,
para que, por su poder, podamos vencer
a la muerte y vivir para la vida,
y un día nos unamos gozosamente
a nuestros seres queridos que partieron
antes que nosotros en fe.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo,
Hijo tuyo, y Señor nuestro Resucitado,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Demos nuestra alabanza entusiasta al Padre de la vida y de la felicidad, porque nos ha creado para la vida y no nos ha abandonado a la muerte. Por medio de Jesucristo, nuestro Señor Resucitado, nos ha traído la plenitud de vida.
Nota: No olvidar el uso de los añadidos para los difuntos en la Plegaria Eucarística.
Invitación al Padre Nuestro
Oremos con las palabras de Jesús
al Padre de la vida y la esperanza,
que es nuestro Padre en el cielo.
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y concede la paz en nuestros días
a un mundo que no sabe crear paz
por estar siempre involucrado en guerras egoístas.
Otorga paz a los difuntos que murieron
en la esperanza de vivir en tu eterna felicidad.
Líbranos del miedo a la muerte,
mientras aguardamos con alegre esperanza
nuestra resurrección y la vida plena
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino…
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo,
el Señor Glorioso y Resucitado,
que dijo: “Yo soy la resurrección y la vida.
Los que creen en mí vivirán, aun cuando mueran;
y quienquiera que viva y crea en mí nunca morirá.”
Dichosos nosotros
por estar unidos como hermanos
mientras nos alimentamos
con el Pan de la vida eterna.
R/ Señor, yo no soy digno…
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú nos conoces y nos amas más allá de la muerte.
Te damos gracias por habernos llamado
a todos a vivir para siempre en tu amistad.
Te damos gracias por la felicidad sin fin
de los santos que viven en tu alegría. T
e damos gracias por tu amor imperecedero y eterno
hacia nosotros y hacia todos nuestros queridos difuntos.
Acepta nuestra acción de gracias
por medio de tu Hijo Resucitado, Jesucristo, nuestro Señor,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Hemos rogado hoy por todos los difuntos, conocidos o desconocidos, distantes o cercanos. Ha sido una ocasión para nosotros de profundizar nuestra fe en la resurrección prometida a los difuntos, y también a nosotros, peregrinos todavía en este mundo. Creemos en un Dios vivo que quiere que todos vivan en su alegría y amor. Que nuestro Dios de la vida nos bendiga a todos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que esta bendición se prolongue por siempre.