Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

Description

Domingo 11 de Diciembre

 

 

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

 “No habrá pobres entre ustedes”

 

Saludo (De la Antífona de Entrada)

Alégrense siempre en el Señor:

El Señor está cerca.

Él está aquí entre nosotros.

Que el Señor Jesús esté siempre con ustedes.

 

Introducción del Celebrante

     Entre los principales signos que Jesús cita sobre su identidad como el esperado Mesías, está el siguiente: él llevó la Buena Nueva de Salvación a los pobres. Los profetas del Antiguo Testamento habían dicho que el Salvador haría eso precisamente. Incluso la Ley había dicho ya anteriormente: “No habrá pobres entre ustedes”.

     Los pobres eran la gran preocupación de Jesús. Nosotros somos discípulos de Jesús. ¿En qué medida alcanzamos fraternalmente a los pobres, como Jesús? ¿Cuántos pobres hay todavía entre nosotros? Pidamos a Dios en esta eucaristía que nos haga conscientes de la pobreza que nos rodea, y que nos haga signos vivientes de su presencia bondadosa para los pobres.

 

Acto Penitencial

Pidamos perdón al Señor

porque hemos cerrado nuestros ojos

y no hemos visto o ayudado a los pobres

en su situación, grave e inhumana.

                                    (Pausa)

Señor Jesús, tú diste vista a los ciegos.

Haz que nosotros veamos la miseria y aflicción de los pobres.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, tú hiciste que los sordos oyeran.

Abre nuestros oídos a los gritos y clamores de los débiles.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, tú hiciste andar a los cojos.

Haz que sepamos animar

a los que están paralizados por sus miedos y fracasos.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Perdona nuestros pecados, Señor,

haznos más semejantes a ti en el amor a los pobres

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para que nuestros hermanos puedan reconocer en nosotros

que nuestro Dios salvador está aquí entre todos.

                                    (Pausa)

Señor, Dios de alegría y esperanza:

Tú quieres venir hoy y estar cerca de nosotros

por medio de tu Hijo Jesucristo.

Que se perciba de modo palpable y visible

que él, Jesús, vive entre nosotros

cuando nos sentimos cercanos unos a otros

y promovemos paz y justicia,

especialmente entre los más pobres

y entre todos los que sufren.

Ojalá nuestros hermanos reconozcan de este modo

que Jesús es quien ha de venir

y así le reciban con alegría.

Te lo pedimos por medio del mismo Jesucristo, nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Alegría para los que sufren

     Por medio del profeta Isaías, Dios promete que él mismo vendrá a liberar a su pueblo.  Jesús traerá esta esperanza y alegría a los pobres y a los que sufren.

Isaías 35,1-6.10: Dios en persona y los salvará

 

El desierto y la tierra reseca se regocijarán, el arenal de alegría florecerá, 2como flor de narciso florecerá, desbordando de gozo y alegría; tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarón; ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. 3Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas vacilantes. 4Digan a los cobardes: Sean fuertes, no teman; ahí está su Dios, que trae el desquite, viene en persona, los desagraviará y los salvará. 5Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, 6saltará como ciervo el tullido, la lengua del mudo cantará; 10y volverán los rescatados del Señor: volverán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua, siguiéndolos, gozo y alegría; pena y aflicción se alejarán.

 

Salmo 146: Ven, Señor, sálvanos

 

Segunda Lectura : “Tengan paciencia: El Señor está en camino hacia nosotros”

     Santiago nos anima a confiar en la presencia del Señor que viene manteniéndonos firmes en la fe en toda circunstancia. Y a no quebrar la fraternidad a la que nos llama.

Santiago 5,7-10: Manténganse firmes

 

Hermanos, tengan paciencia hasta que vuelva el Señor. Fíjense en el labrador: cómo aguarda con paciencia hasta recibir la lluvia temprana y tardía, con la esperanza del fruto valioso de la tierra. 8Ustedes también, tengan paciencia y anímense, que la llegada del Señor está próxima. 9Hermanos, no se quejen unos de otros, y no serán juzgados: miren que el Juez ya está a la puerta. 10Tomen como ejemplo de sufrimiento y paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

 

Evangelio : La Buena Noticia es proclamada a los pobres

     Jesús trae el amor de Dios a los pobres y a los que sufren; de esta forma cumple lo que el profeta Isaías había anunciado sobre la instauración del nuevo mundo de Dios.

Mateo 11,2-11: ¿Eres tú el que ha de venir?

 

Juan oyó hablar en la cárcel de la actividad del Mesías y le envió este mensaje por medio de sus discípulos: 3¿Eres tú el que había de venir o tenemos que esperar a otro? 4Jesús respondió: Vayan a contar a Juan lo que ustedes ven y oyen: 5los ciegos recobran la vista, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres reciben la Buena Noticia; 6y, ¡feliz el que no tropieza por mi causa! 7Cuando se fueron, se puso Jesús a hablar de Juan a la multitud: 8¿Qué salieron a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿Qué salieron a ver? ¿Un hombre elegantemente vestido? Miren, los que visten elegantemente habitan en los palacios reales. 9Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Les digo que sí, y más que profeta. 10A éste se refiere lo que está escrito: Mira, yo envío por delante a mi mensajero para que te prepare el camino. 11Les aseguro, de los nacidos de mujer no ha surgido aún alguien mayor que Juan el Bautista. Y sin embargo, el último en el reino de los cielos es mayor que él.

 

Oración de los Fieles

     Pidamos a Jesús nuestro Señor que no tarde más en traernos la alegría de vivir más profundamente entre nosotros y digámosle: R/ ¡Ven, Señor Jesús!

 

  • Nosotros hemos creado en nuestro mundo demasiados desiertos donde el amor brilla por su ausencia. Para que el Señor haga fértiles nuestros desiertos y broten y florezcan con la alegría del amor, le pedimos.
  • ¡Nosotros hemos rechazado tantas veces dialogar unos con otros! Para que el Señor abra nuestros oídos sordos y dé habla a nuestros labios silenciosos; para compartir con los hermanos la alegría de la comprensión y de la unidad, le pedimos.
  • Nosotros hemos construido prisiones unos para otros. Para que el Señor que libera a los cautivos restaure la libertad de todos, le pedimos.
  • Nosotros con frecuencia nos declaramos la guerra unos contra otros. Para que el Señor extinga de nuestro corazón todo odio y rencor, y nos traiga la alegría de su paz, le pedimos.
  • Nosotros hemos dejado que los pobres pasaran hambre y aflicción. Para que el Señor nos mueva a compartir mutuamente nuestro alimento y nuestro amor, le pedimos.
  • Nosotros hemos permitido que nuestra fe se ajase y secase. Para que el Señor abra nuestros corazones y renueve la alegría de nuestra fe en su presencia, le pedimos.

 

     ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven y sálvanos! Sin ti nada podemos, pero contigo podemos realizar lo imposible porque tú eres nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios, Padre nuestro:

En esta celebración eucarística

tu Hijo viene a nuestro altar

para compartir su propia persona con nosotros

en el signo del pan que se parte

y de la copa que pasa de mano en mano

fomentando alegría.

Danos la gracia de ser muy conscientes

de que el modo de la venida de Jesús

consiste principalmente

en darse a sí mismo y llevar alegría a todos.

Danos el valor de hacer para los demás

lo que él hizo y hace todavía por nosotros,

de modo que él viva entre nosotros

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

     Con acción de gracias al Padre, acogemos a Cristo en medio de nosotros en esta eucaristía, y rogamos para que él se haga visible en nosotros.

 

Introducción al Padre Nuestro

     Unidos a Jesús oramos a nuestro Padre en el cielo con la oración confiada de los pobres, que saben que todo lo bueno procede de las manos de Dios. R/ Padre nuestro…

 

 Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, del peor de los males, el pecado,

y también de la ceguera que cierra nuestros ojos

y nos impide verte a ti y a las necesidades de los pobres.

Abre nuestros oídos a tu Palabra

y a las carencias y necesidades de los que nos rodean.

Haznos caminar por tus caminos

y líbranos de nuestro egoísmo.

Ayúdanos a preparar con alegría y esperanza

la venida liberadora entre nosotros

de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

R/ Tuyo es el reino…

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, el Señor,

que proclamó a los pobres la Buena Noticia de Salvación,

a los presos la libertad

y a los tristes y afligidos la alegría.

Dichosos nosotros al recibirlo con gozo y júbilo

en esta comunión.

R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:

Tú nos has confiado a nosotros, tu pueblo,

la misión de Jesús, tu Hijo.

Ayúdanos a fortalecer a los cansados.

a dar esperanza a los desalentados,

a estar cerca de los pobres y débiles

y a levantar, con la amabilidad de Jesús,

a los que se sientan derrotados en la cuneta de la vida.

Pero acuérdate también de nosotros, Padre bondadoso,

ya que somos ciertamente débiles e inseguros;

y quédate con nosotros

por medio de Jesucristo nuestro Señor.

                 

Bendición

     Hermanos: Dios nos ha mostrado en Jesús su preocupación por los débiles y heridos. Si Jesús vive entre nosotros, quiere extender su mismo cuidado a través de nosotros. Que el Señor siga viniendo a nuestro mundo a través de nuestro amor y compasión. Y para esta hermosa tarea, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

 

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