Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Inm. concepción

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Lunes 9 de Diciembre, 2024

 

2 Semana de Adviento

 

LA INMACULADA CONCEPCIÓN

 

El paraíso, restaurado en María

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

Dios nos llama en Cristo

a ser santos e intachables;

y, como María, a vivir en la presencia de Dios.

Que ojalá sepan ustedes responder al llamado de Dios

y que nuestro Señor esté siempre con ustedes.

 

Introducción del Celebrante

María guía a todos los que caminan hacia el Señor. Hoy la Iglesia aplica a María, la Virgen concebida sin pecado, las palabras del profeta: “Me regocijo de alegría en el Señor, mi alma se alegra en Dios”. ¿Por qué esta alegría? Porque María es como el jardín de la humanidad donde Dios hace brotar la buena semilla. Porque ella es la sierva del Señor y la imagen de lo que la Iglesia habría de ser. Dios es fiel a sus promesas y, por medio de María, nos dio a nuestro Salvador. María es, entre todos los hombres y mujeres de la humanidad, la primera y la única que fue preservada del pecado. Ella es el paraíso restaurado donde Dios y el pueblo se encuentran mutuamente.

 

Acto Penitencial

No estamos nosotros libres de pecado,

y compartimos la responsabilidad por el pecado en el mundo.

Busquemos el perdón de Dios

y pidamos para que nosotros también participemos

de la gracia y de la bondad de Dios.

             (Pausa)

Dios nos ama con tanto amor

que fue generoso con nosotros en su misericordia.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cuando estábamos muertos por el pecado,

nos restauró a la vida por medio de Jesucristo, hijo de María.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

La gracia de Dios, su amor, nos ha salvado

y resucitado a una vida nueva con Cristo.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Ten misericordia de nosotros, Señor,

destruye el poder del mal en nosotros

y guarda tus promesas.

Haznos tus hijos, hijos de la luz,

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para que, con y como María,

podamos vencer al mal.

 (Pausa)

Oh Dios y Padre nuestro:

Te damos gracias por haber escogido a María

como Madre de tu Hijo,

y por preservarla de todo pecado

desde el primer momento de su vida.

Que este signo de tu Amor sin límites

nos dé fuerza y esperanza

para vencer al mal en todas sus formas.

Que sepamos responder a tu cariñosa bondad

con la misma ilusión de María,

por el poder de la gracia conseguida para nosotros

por medio de Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Génesis 3,9-15. 20: La promesa de victoria sobre el pecado

Dios condena el poder del mal simbolizado en la serpiente. Promete que las fuerzas del bien, activas también en la humanidad y en el mundo, vencerán al pecado.

Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó: "¿Dónde estás?" Éste le respondió: "Oí tus pasos en el jardín; tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí". Entonces le dijo Dios: "¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?" Respondió Adán: "La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí". El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Por qué has hecho esto?" Repuso la mujer: "La serpiente me engañó y comí".

Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente:
"Porque has hecho esto,
serás maldita entre todos los animales
y entre todas las bestias salvajes.
Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo
todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y la suya;
y su descendencia te aplastará la cabeza,
mientras tú tratarás de morder su talón".

El hombre le puso a su mujer el nombre de "Eva", porque ella fue la madre de todos los vivientes.
 

Salmo Responsorial

Sal 97, 1. 2-3ab. 3bc-4
R. (1a) Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.

Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas:
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria.
R. Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.

El Señor ha dado a conocer su victoria
y ha revelado a las naciones su justicia.
Una vez más ha demostrado Dios
su amor y su lealtad hacia Israel.
R. Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.

La tierra entera ha contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor.
R. Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.

Segunda Lectura: Efesios 1,3-6. 11-12: Llamados a ser hijos de Dios

Antes de todos los tiempos, fuimos destinados para llegar a ser hijos de Dios, su Pueblo santo, por medio de la Salvación de Cristo.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en él
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo,
para que fuéramos santos
e irreprochables a sus ojos, por el amor,
y determinó, porque así lo quiso,
que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos,
para que alabemos y glorifiquemos la gracia
con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.

Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.
 

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Lc 1, 28
R. Aleluya, aleluya.
Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo,
bendita tú entre las mujeres.
R. Aleluya.
 
 

Evangelio: Lucas 1,26-38: El principio del cumplimiento

Como la “Favorecida de Dios”, María es el modelo profético de los que vencen al mal. Con ella comienza el cumplimiento de las promesas de Dios. Con ella, los que son uno con Cristo aprenderán a decir “sí” al plan de Dios.

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".

María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.

 

Oración de los Fieles

Demos gracias a Dios, nuestro Padre, por darnos a su amado Hijo Jesús por medio de la Bienaventurada Virgen María. Pidamos que la obra de Salvación iniciada y bien visible en María continúe en nosotros, por medio de Jesús. Y así pedimos: R/ Señor, quédate con nosotros por medio de tu Hijo.

  • Por la Iglesia de Jesucristo. Para que sea el signo en el mundo de que Dios quiere estar cerca de su pueblo, roguemos al Señor.
  • Por nuestro mundo, que está en urgente necesidad de paz. Para que la gente pueda entenderse y amarse mutuamente, y que nosotros nos veamos libres de guerra y de toda clase de violencia, de desastres naturales, del hambre y del pecado, roguemos al Señor.
  • Por nuestras familias cristianas. Para que estén unidas en el Señor; por nuestros jóvenes, para que nosotros les ofrezcamos un futuro en el que creer; por los niños huérfanos y abandonados, para que sepamos dales amor, cariño y seguridad, roguemos al Señor.
  • Por nuestras comunidades cristianas. Para que sean centros de alegría y esperanza, y protectoras de toda vida; para que su fe y espíritu de servicio dé testimonio de la presencia de Cristo, roguemos al Señor.

Oh Dios y Padre nuestro, María no guardó egoístamente a su Hijo solamente para sí misma, sino que lo dio al mundo como su mejor regalo. Que nuestra fe y nuestro amor también sean amplios y profundos como los de María. Que así podamos compartir nuestra experiencia de Jesús con todo el mundo, cercano o lejano, porque él es el Señor de todos, ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios y Padre nuestro:

Cuando María, la Virgen sin pecado,

dijo “sí” a tus planes,

tú diste al mundo su Salvador.

Acepta nuestro “sí” en esta eucaristía

para que podamos llevar la vida y esperanza de tu Hijo

a todos nuestros hermanos y hermanas.

Que éste sea el sacrificio que te agrade,

y que nos haga crecer día a día

en tu justicia, libertad y amor.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Con alegría y esperanza demos gracias a Dios Padre por darnos a María, y por darnos a Jesús por medio de ella.

 

Invitación al Padre Nuestro

Con y como María queremos hacer la voluntad de Dios,

para que su Reino venga a nosotros.

Digámoselo a nuestro Padre en el cielo

con las palabras del mismo Jesús:

R/ Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males,

y danos la fuerza y la paz en nuestros días,

pues nos sentimos impotentes

 

para romper la cadena del mal, corrupción y violencia

que azotan a nuestro mundo.

Haznos mensajeros e instrumentos

de reconciliación, justicia y amor,

más que provocadores de conflictos e injusticia,

mientras esperamos con gozo

la gloriosa y completa venida de tu Hijo,

nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

R/ Porque tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión

Este es Jesucristo, el Señor, el Hijo de la Virgen Madre;

en él nos has escogido para ser santos y sin mancha.

Dichosos nosotros,

invitados a participar en su banquete.

R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:

María oyó la Palabra dirigida a ella

en tu nombre, por medio de tu mensajero,

y ella se puso a tu servicio.

Nosotros hemos escuchado aquí la Palabra de tu Hijo.

Que ella nos estimule a romper la cadena del pecado,

en nosotros y en el mundo que nos rodea,

y a reemplazarlo con un raudal de bondad y misericordia

que salte hasta la vida eterna.

Concédenoslo por Cristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: A un mundo en espera de Salvación, María le dio un Salvador, porque dijo su “sí” al plan de Dios. A un mundo que hoy busca y espera sentido y esperanza, le podemos dar nosotros la paz y la justicia de Cristo, si estamos también dispuestos a decir nuestro “sí” a los designios de Dios para nosotros y para el mundo.

Porque él nos ha llamado a continuar la misión que él mismo comenzó en Jesús, con la eficaz colaboración de María. Que sepamos responder a este llamado con la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

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