Martes 24 de Diciembre, 2024
Vigilia de Navidad
EL SEÑOR ESTÁ AQUÍ PARA HACERNOS LIBRES
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: 2 Sm 7,1-16
Dios promete a David que será afirmada su casa y su reino para siempre y que su trono será estable eternamente anticipando que será el ancestro de un largo linaje del que procederá nuestro Rey y Salvador, cuyo reino de amor y cuyo trono de bondad empezamos a construir aquí en la tierra y no tendrán fin.
Evangelio: Lc 1,67-79
La promesa hecha por el Señor se cumple finalmente con el nacimiento de Jesús… Todos los elementos están aquí presentes para hacerla real y efectiva. Ahora el pueblo tiene que ponerla en práctica. “Aquí estoy, humano como ustedes –nos dice Jesús.– Mírenme y vean cómo se deben hacer las cosas. Háganlas conmigo. Yo estoy y permanezco con ustedes para siempre. Vengan, comencemos ahora. ¡Ya!”
Oración Colecta
Señor, Dios de amor y de poder:
Tú cumpliste tu promesa para salvarnos
cuando Jesús, tu Hijo, se hizo uno de nosotros.
Ya no estamos por más tiempo en oscuridad,
porque tú designaste que la luz brillara sobre nosotros.
Tráenos ahora, como don, tu Salvación;
líbranos realmente de nuestros pecados;
que lleguemos a ser plenamente humanos con Jesús
y vayamos con él por tu camino de paz y de amor.
Que él sea nuestra fortaleza,
nuestro compañero constante en el camino,
para que, por medio de él,
y creciendo en su humanidad,
seamos tus hijas e hijos queridos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
2Sam 7,1-5.8b-12.14a.16: El reino de David durará por siempre
Cuando David se estableció en su casa y el Señor le dio paz con sus enemigos de alrededor, 2dijo el rey al profeta Natán: Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, mientras el arca de Dios vive en una tienda de campaña. 3Natán le respondió: Ve a hacer todo lo que tienes pensado, que el Señor está contigo. 4Pero aquella noche recibió Natán esta Palabra del Señor: 5Ve a decir a mi siervo David: Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella?… Te daré paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. 12Y cuando hayas llegado al término de tu vida y descanses con tus antepasados, estableceré después de ti a un descendiente tuyo, nacido de tus entrañas, y consolidaré su reino. 14Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo. 16Tu casa y tu reino durarán para siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre.
Salmo 89: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Lc 1,67-79: Nos visitará el sol que nace de lo alto
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno de Espíritu Santo, profetizó: 68Bendito el Señor, Dios de Israel, porque se ha ocupado de rescatar a su pueblo. 69Nos ha dado un poderoso Salvador en la Casa de David, su siervo, 70como había prometido desde antiguo por boca de sus santos profetas: 71para salvarnos de nuestros enemigos, y del poder de cuantos nos odian, 72manifestando su bondad a nuestros padres y recordando su alianza sagrada, 73lo que juró a nuestro padre Abrahán, que nos concedería, 74ya liberados del poder enemigo, lo sirvamos sin temor en su presencia, 75con santidad y justicia toda la vida. 76Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque caminarás delante del Señor, preparándole el camino; 77anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de los pecados. 78Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará desde lo alto un amanecer 79que ilumina a los que habitan en tinieblas y en sombras de muerte, que endereza nuestros pasos por un camino de paz.
Oración de los Fieles
Señor Jesús, pequeño niño que llegó a ser luz de los pueblos, vida de las naciones, te rogamos. R/Óyenos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre nuestro:
Nos unimos ahora a Jesús, tu Hijo,
en esta comida festiva del pan y del vino,
para que, cada vez más, seamos como él
y vivamos de la forma en que él vivió.
Que comience ahora ya una nueva era;
que su alimento y bebida nos hagan libres
para crear condiciones de paz entre nuestros hermanos,
para inyectar justicia y amor en nuestro mundo,
y para caminar juntos
por el camino que nos conduce a tu casa
donde gozaremos de una alegría sin fin.
Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre misericordioso:
Hemos escuchado la Palabra –la Buena Noticia– de tu Hijo
y te pedimos que sepamos realizarla hoy en nuestra vida.
No permitas que tengamos todavía miedo
de comprometernos y trabajar por tu bello sueño
de un nuevo cielo y una nueva tierra.
Que el Espíritu de tu Hijo esté vivo en nosotros;
que en todas partes haya luz en vez de tinieblas,
justicia y solidaridad en vez de opresión, discriminación y egoísmo,
amor en vez de odio y rencor.
Que tu Hijo viva y permanezca con nosotros
ahora y hasta que alcancemos, sanos y salvos,
tu casa del Reino.
Todo esto porque acogemos a Jesús como nuestro Señor y Salvador,
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Bendito sea el Señor nuestro Dios, que nos muestra su misericordia y nos atrae a su Alianza de amor. ¡A él toda gloria y alabanza! Ustedes, y todos sus seres queridos, reciban con reverencia la bendición de Dios todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.