MIÉRCOLES DE CENIZA
¡Serviré!
¡Fuera máscaras!
Ya estamos en Cuaresma, nuestro tiempo favorable
Saludo
La paz y la reconciliación
de nuestro Padre compasivo y misericordioso
esté siempre con ustedes.
Introducción (Tres opciones)
¡Serviré!
Hoy comenzamos nuestros cuarenta días de Cuaresma, cuarenta días de preparación para la Pascua. ¿Para qué son estos cuarenta días de penitencia y conversión? Para volver a nuestras raíces –a Dios, a lo mejor de nosotros mismos– y, en consecuencia, también a nuestro prójimo. Desgraciadamente, hemos intentado de muchas maneras ser nuestros propios dioses, decidir sobre lo bueno y lo malo por nosotros mismos, pero hemos acabado haciéndonos el centro del mundo a expensas de nosotros mismos, de Dios y de nuestro prójimo. Ahora es el tiempo propicio para volver a Dios y volvernos hacia los hermanos que nos rodean. Hoy expresaremos nuestro quebranto interior y nuestro deseo sincero de cambiar, cuando, después del Evangelio, recibamos la ceniza.
Nota: Se omite el rito penitencial, ya que el rito de la ceniza tiene carácter penitencial y de conversión.
¡Fuera máscaras!
En muchas regiones del mundo la gente celebra el carnaval en los días anteriores a la Cuaresma, con mucho ruido y mucha juerga. Con frecuencia llevan máscaras para la ocasión. Pero hoy comienza la Cuaresma, el tiempo de quitarnos las máscaras y volver nuestro rostro y nuestro corazón a Dios y a los hermanos. En este tiempo santo reflexionamos sobre el verdadero sentido de nuestra vida. ¿Quién soy yo y para qué estoy en este mundo? ¿Estoy viviendo para Dios y para la comunidad? Hoy estamos invitados a recibir la ceniza en nuestra frente con la invitación “Aléjate del pecado y sé fiel al Evangelio”. ¡Fuera, pues, toda máscara! Y volvamos a Dios, a lo más verdadero de nosotros mismos, y a los hermanos como pueblo de Dios.
Ya estamos en Cuaresma, nuestro tiempo favorable
Hoy comienza la Cuaresma. Es un “tiempo favorable”, tiempo de gracia. Estamos convocados para subir con Cristo a Jerusalén, el lugar donde sufrirá y morirá antes de resucitar con gloria. Esto quiere decir que estamos convocados con él para sufrir y para morir a nosotros mismos y al pecado. También para renunciar al mal dentro de nosotros y a nuestro alrededor, de modo que como individuos y como comunidad podamos resucitar a una vida cristiana más profunda, hacernos más disponibles para Dios y para los hermanos, y ser capaces de prestar servicio con amor. El camino para ello es el arrepentimiento –la conversión–que el evangelio de hoy describe como: 1) Limosna, es decir, preocupación y cuidado de nuestros hermanos; 2) Oración, es decir, escucha atenta y orante de la Palabra de Dios y una consecuente respuesta de amor y compromiso y 3) Ayuno, es decir, control de nuestros impulsos y pasiones y renuncia a nuestro egoísmo. Vamos a expresar nuestro sincero deseo de conversión cuando, después del Evangelio, recibamos la ceniza.
Oración Colecta
Oremos para que, en esta Cuaresma,
retornemos a Dios y a los hermanos.
(Pausa)
Oh Dios, Padre nuestro:
Tú sabes con qué frecuencia
intentamos caminar por nuestros senderos egoístas.
No permitas que vivamos y muramos sólo para nosotros mismos
o cerremos nuestros corazones a los otros.
Ayúdanos a vernos a nosotros mismos y a la vida
como dones tuyos.
Haznos receptivos de tu Palabra y de tu Vida
y haznos crecer en la mentalidad y actitudes
de Jesucristo nuestro Señor.
Primer Lectura (Joel 2,12-18): ¡Vuelvan a mí con todo su corazón!
El verdadero ayuno y la penitencia significan un sincero cambio del corazón: rechazar el mal y el pecado y volver hacia el Dios de amor.
Segunda Lectura (2 Cor 5,20; 6,2): Ahora es el tiempo favorable
Jesús nos ha restaurado a la amistad con Dios. Pero exige que continuemos buscando la reconciliación de Dios hoy. Ahora es el tiempo propicio para hacerlo.
Evangelio (Mt 6,1-6.16-18): El Padre de ustedes los premiará
Las prácticas exteriores de penitencia no tienen valor a no ser que nuestra actitud interior corresponda a nuestra práctica exterior, ayudando al prójimo, orando y haciendo ayuno o penitencia.
Mt 6,1-6.16-18: «Tu Padre te lo pagará»
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuídense de hacer obras buenas en público solamente para que los vean; de lo contrario no serán recompensados por su Padre del cielo. 2Cuando des limosna no hagas tocar la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que los alabe la gente. Les aseguro que ya han recibido su paga. 3Cuando tú hagas limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; 4de ese modo tu limosna quedará escondida, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. 5Cuando ustedes oren no hagan como los hipócritas, que gustan rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas para exhibirse a la gente. Les aseguro que ya han recibido su paga. 6Cuando tú vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre a escondidas. 16Cuando ustedes ayunen no pongan cara triste como los hipócritas, que desfiguran la cara para hacer ver a la gente que ayunan. Les aseguro que ya han recibido su paga. 17Cuando tú ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, 18de modo que tu ayuno no lo vean los demás, sino tu Padre, que está escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará».
BENDICIÓN DE LA CENIZA
Introducción del Celebrante
Las hojas y las ramas de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior se han transformado de tallos verdes en ceniza gris. Así nos ocurre a nosotros. No permanecemos siempre idénticos o siempre los mismos. Envejecemos… y tantas veces convertimos la vida en gris y polvorienta para nosotros y para los demás. Esta ceniza de hoy nos recuerda la fragilidad de nuestra vida, nuestra culpa y la penitencia que necesitamos realizar. Recibiremos esta ceniza con humildad mientras se nos marca con la señal de la cruz, pues nuestros corazones desean sinceramente seguir a Jesús por el camino de la negación de nuestro egoísmo y del amor.
Bendición
Señor, bendice esta ceniza
como signo de conversión y de penitencia;
como prueba de que queremos
descubrir a tu Hijo hoy
en el silencio de nuestra oración
y en la persona de nuestro prójimo,
a quien nos acercamos en su necesidad.
Que la señal de la cruz (+)
dada en el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo,
nos anime y nos sane interiormente,
de forma que te sirvamos sinceramente a ti,
y también a nuestro prójimo,
por la fuerza de Jesucristo nuestro Señor.
El sacerdote rocía la ceniza con agua bendita, en silencio.
A continuación, impone la ceniza.
Oración de los Fieles
Al comienzo de este tiempo de conversión esperamos con ilusión la reconciliación con Dios y con nuestro prójimo. Presentemos a nuestro Padre Dios nuestras preocupaciones y las necesidades de todos, y digamos:R/ Ten misericordia de tu pueblo, Señor.
Señor Dios nuestro, cada año nos das nuevas oportunidades para crecer en amor hacia ti y hacia los hermanos. Danos la fuerza para vivir estos cuarenta días de gracia con las actitudes, la mentalidad y el espíritu de Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Tu hijo Jesús renunció a todo
para ser libre para ti y para los hombres.
Traemos ahora ante ti
estos dones de pan y vino
como signos de que efectivamente
queremos ser libres para vivir para ti
y para los hermanos que nos rodean.
Acepta estas ofrendas,
y hazlas pan de felicidad y vino de alegría
para nuestro mundo de hoy.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Introducción al Padre Nuestro
Oremos a nuestro Padre misericordioso
que sepamos perdonar a otros
como él ha perdonado nuestros pecados
por medio de Jesús.
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y concédenos la paz de la reconciliación
contigo y con los hermanos, lejanos o cercanos.
Ayúdanos a compensar
el daño que hayamos hecho a otros
y a vivir en esperanza y alegría
para el futuro glorioso
que tú has preparado para nosotros
por medio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
que caminó delante de nosotros
mostrándonos el camino del perdón y el amor.
Recibámosle ahora con alegría,
porque él es nuestra fortaleza.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Oh Dios nuestro, Padre misericordioso:
Muchas veces tenemos miedo
de enfrentarnos a nosotros mismos
y de renunciar a nuestro apego
y a nuestras actitudes egoístas.
Hemos oído hoy las palabras de Jesús
y participado en el banquete de su Cuerpo y de su Sangre.
Que todo esto nos ayude a resurgir de las cenizas del pecado
y renueve nuestro fervor y amor,
para que lo sigamos a él
por el camino estrecho de la vida,
caminando hacia ti y hacia los hermanos.
Te lo pedimos en este tiempo de gracia
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Sólo Dios puede hacernos íntegros de nuevo desde nuestra situación de quebranto interior. Sólo Dios puede darnos la perspicacia interior para descubrir con cuánta frecuencia estamos alejados de él, de los otros, e incluso de nosotros mismos. Sólo Dios puede darnos la fuerza para cambiar nuestro modo de ser y de vivir y llegar a ser totalmente nuevos. Para ello, que la bendición del Dios vivo y amoroso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos nosotros y permanezca para siempre.
Comenzamos el tiempo de Cuaresma, de caminata comunitaria y peregrinación al encuentro del misterio de la Pascua, el misterio del hombre y la mujer nuevos. Como pueblo de Dios que peregrina en América, abrazamos este tiempode gracia, de reflexión, de meditación como posibilidad de estrenarlo y vivirlo en profundidad, confrontando nuestras experiencias con la Palabra y el sueño de vida digna y plena que tiene Dios para la obra de sus manos. Jesús nos regala una preciosa explicación de tres modos de practicar el vínculo con nuestro buen Dios en la intimidad del corazón. Dar limosna, Orar y Ayunar, tres acciones que nos vinculan en justicia, en comunicación-silencio y en solidaridad. Tres modos concretos de ser integrantes de una comunidad humana que busca el Rostro de Dios en la historia de cada día. ¿Cómo hacer vida la limosna, la oración y el ayuno en los espacios digitales, donde no tiene existencia aquello que no se publica ni merece nuestra atención? ¡Que la presencia en las redes sociales te humanice!