Viernes 7 de Abril
VIERNES SANTO
CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
El Siervo Sufriente vence
El grito de todos los crucificados
“Todo se ha cumplido”
Introducción (Tres opciones)
Estamos aquí para recordar con veneración la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Él está ante nosotros como el hombre de dolores, insultado, torturado, desfigurado, aplastado, finalmente muerto en una cruz con la muerte vil de un criminal. Sin embargo, al pie de la cruz, no estamos lamentándonos por un hombre cuya vida fue un fracaso, ya que para nosotros la cruz es signo de victoria sobre el pecado y sobre la muerte. Creemos que él es Hijo del mismo Dios, resucitado de entre los muertos y vivo en medio de nosotros. Ésta no es una mera historia acerca del pasado, ya que la Pasión y muerte de Jesús continúa todavía hoy en la gente y en los pueblos que sufren, en los pobres, en los hambrientos, en los drogadictos, en las víctimas de la guerra, en todos los que son crucificados de cualquier manera. Pero también creemos que Cristo resucita hoy en cristianos que luchan contra el pecado y contra el mal, en los que llevan esperanza y alegría a sus hermanos. Este es el modo cómo estamos unidos con nuestro Señor hoy, Viernes Santo.
Viernes Santo: Día bueno y santo para nosotros, pero humillante para Jesús. En su Pasión y muerte, parece que Dios está reducido al silencio. Pero hoy no lloramos por alguien que murió. Hoy alzamos los ojos al Jesús que murió para darnos vida. Su muerte significa la victoria de la vida sobre la muerte, porque percibimos la muerte de Jesús a la luz de su resurrección y como el principio de nuestra vida resucitada. La muerte queda derrotada. Por eso alzamos los ojos a un Cristo resucitado. En el grito de Jesús en la cruz oímos no solo el grito desesperado de todos los que han sido crucificados en sus vidas, sino también su grito de esperanza: ellos y nosotros venceremos con Jesús a todo el mal.
Justamente antes de su muerte en la cruz, Jesús dice: “Todo se acabó” o “Todo se ha cumplido”. ¿Qué es lo que “se acabó y está cumplido”? Se acabó su tortura en la cruz, su vida terrena y su tarea en el mundo. Cumplida queda en él la voluntad del Padre y su misión de traer perdón y vida a los hombres. Todo está cumplido por lo que respecta a la misión de Jesús en la tierra, y estamos seguros de que el mal nunca triunfará de nuevo sobre él: La victoria final pertenece a Dios. Pero… lo que todavía no está cumplido es el sueño de Dios para los hombres: el reino de justicia, fraternidad, compasión y amor aquí en la tierra. Porque somos nosotros, los discípulos de Jesús, los que tenemos que cumplir esa tremenda tarea inacabada. Tenemos que acoger al Espíritu de Jesús para que lleve a cabo esa misión en nosotros y con nosotros. Mientras haya hermanos que sufren de hambre e injusticia, ellos están añadiendo lo que faltaba al sufrimiento de Jesús, y nosotros, los discípulos, tenemos que eliminar esos males. Esta celebración de la Pasión del Señor nos recuerda esta tremenda misión, de forma que podamos ayudar a nuestros hermanos a resucitar con él.
Oración Colecta
Oremos a Dios el Señor
para que nos haga hombres y mujeres nuevos
a imagen y semejanza de su Hijo querido, Jesús.
(Pausa)
Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
tu querido Hijo Jesús se hizo uno de nosotros.
Nacido de la Virgen María,
fue como nosotros en todo, menos en el pecado.
Por el sufrimiento de su Pasión
tú nos salvas de la muerte que merecemos
por ser co-responsables del mal y del pecado
en nosotros y en el mundo.
Que su sufrimiento no haya sido en vano.
Llénanos con la vida y la gracia
que ganó para nosotros en la cruz,
y ayúdanos a imitarlo y ser semejantes a él,
nuestro Señor resucitado
que vive y reina contigo
por los siglos de los siglos.
Primera Lectura (Is 52,13–53,12): Jesús tomó nuestras desgracias sobre sí
Siempre es difícil aceptar el sufrimiento; y éste siempre será un misterio. Sin embargo es a través del sufrimiento cómo el Siervo Sufriente de Dios ganó su victoria sobre el mal y sobre el pecado. El sufrimiento es parte de la vida y una fuente de vitalidad, en nosotros igual que en Jesús, el Siervo Sufriente.
Is 52,13–53,12: Fue traspasado por nuestras rebeldías
Sal 31: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»
Segunda Lectura (Heb 4,14-16; 5,7-9): Jesús sintió nuestras debilidades y las asumió para redimirlas
Jesús sufrió por nosotros para salvarnos. Desde su muerte y resurrección, quienquiera que sufra puede unir sus propias penas a los dolores de Jesús y participar de su victoria sobre el mal.
Heb 4,14-16; 5,7-9: Se ha convertido en autor de Salvación
Pasión de Jesús (Jn 18,1 -19,42): “Todo está cumplido”
El apóstol Juan estuvo al pie de la cruz. Él quiere que el mundo sepa que Jesús no es un mero hombre que sufrió, y a quien condenaron a muerte y ejecutaron, sino que es el propio Hijo de Dios que voluntariamente ofreció su vida por todos, de forma que podamos llegar a ser hijos e hijas de Dios.
Jn 18,1–19,42: Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
En aquel tiempo salió Jesús con los discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto; allá entró él con sus discípulos. 2Judas, el traidor, conocía el lugar, porque Jesús muchas veces se había reunido allí con sus discípulos. 3Entonces Judas tomó un destacamento y algunos empleados de los sumos sacerdotes y los fariseos, y se dirigió allá con antorchas, linternas y armas. 4Jesús, sabiendo todo lo que le iba a pasar, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscan?» 5Le respondieron: «A Jesús, el Nazareno». Les dijo: «Yo soy». También Judas, el traidor, estaba con ellos… 15Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Como ese discípulo era conocido del sumo sacerdote, entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, 16mientras Pedro se quedaba afuera, en la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera y ésta dejó entrar a Pedro. 17La sirvienta de la portería dijo a Pedro: «¿No eres tú también discípulo de ese hombre?» Contestó él: «No lo soy». 18Como hacía frío, los sirvientes y los guardias habían encendido fuego y se calentaban. Pedro estaba con ellos protegiéndose del frío. 19El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su enseñanza...
Introducción del Celebrante para la Oración Universal
Reunidos todos nosotros al pie de la cruz, rogaremos ahora por las grandes necesidades de la Iglesia y del mundo, ya que nos acordamos hoy de que Jesús dio su vida para que todos sean salvados y reunidos en su Cuerpo, la Iglesia.
Introducción del Celebrante al Rito de veneración de la Cruz
Vamos a venerar ahora la cruz del Señor. Quizás parezca bastante extraño, pero venerar la cruz no significa, aun en este Viernes Santo, llorar la muerte de Jesús. Es cierto, estamos tristes y afligidos porque nuestros pecados causaron su muerte; sin embargo hoy aclamamos y besamos la cruz como el signo de la victoria de Jesús sobre el pecado y sobre la muerte, y, por lo tanto, la cruz se convierte para nosotros en el signo de nuestra liberación. Jesús resucitó de entre los muertos y está vivo y resucitado. Por tanto, nosotros podemos resucitar espiritualmente y estar vivos para el perdón y la alegría, para la vida y la esperanza.
Introducción al Rito de Comunión
Ante nosotros yace el cuerpo destrozado
de nuestro Señor Jesucristo.
Él no vivió para sí; tampoco murió para sí.
Vivió y murió por y para nosotros.
Él mismo nos invita ahora
a tomar y comer su Cuerpo en su memoria,
a compartir su Pasión y muerte
y a resucitar con él
a una vida cristiana más profunda.
Él nos invita también
a partir y compartir el pan unos con otros.
Oremos ahora con Jesús a nuestro Padre del cielo:
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y danos la paz en nuestros días.
Por tu misericordia, guárdanos libres de pecado
y renueva con nosotros tu Alianza
por el amor con el que tu Siervo Sufriente
murió hoy en la cruz por nosotros,
con la alegre esperanza de resucitar de nuevo
como nuestro glorioso Salvador Jesucristo.
R/ Porque tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión
Así dice el Señor:
Si el grano de trigo no se entierra,
permanece un solo grano;
pero si muere, produce abundante fruto.
(Alzando la hostia)
Éste es el Cuerpo de nuestro Señor
que murió en la cruz
para ser nuestra fuente de vida.
Dichosos nosotros invitados
a la Cena de la vida y del perdón.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre misericordioso:
Te damos gracias por amarnos tanto
que entregaste a tu único Hijo Jesucristo
para regenerarnos con nueva vida
por su muerte y triunfante resurrección.
Continúa dándonos la fuerza
para vencer en nuestras luchas
contra el pecado y el mal;
y para llevar nuestras cruces en la vida
junto con tu Hijo.
Haz que creamos firmemente
que tú quieres que vivamos una vida nueva
y que te prestemos siempre fiel y dedicado servicio.
Ayúdanos a darnos generosamente unos a otros
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración de Bendición sobre el Pueblo
Señor Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Bendice a tu pueblo reunido aquí ante ti,
en este Viernes Santo.
Que tu Hijo no haya muerto por nosotros en vano.
Envíanos a nuestros hogares con la certeza
de que nuestros pecados están perdonados,
de que podemos vencer el mal
y de que la muerte no es el final de todo.
Danos a tu Hijo glorioso y resucitado
como nuestro compañero en el camino de la vida,
para que nos ayude a crecer en tu vida eterna
y para dar testimonio a todo el mundo
de que él vive entre nosotros
como nuestro Señor y Salvador,
por los siglos de los siglos.
Judas ya no dice nada, sólo actúa; y su acción habla por él. Pedro, en cambio, no actúa y enmascara la verdad; su palabra es mentirosa. A veces el compromiso en la Iglesia nos lleva a estar lo más cerca posible de Dios y del prójimo, pero el miedo a correr la misma suerte de Jesús nos impide actuar. La enseñanza de Jesús está en cuestión y también nuestra vocación de servidores. Los diálogos que escuchamos en el relato de la Pasión nos conmueven y develan las verdaderas intenciones del corazón humano y del corazón de Dios. Al campesino de Nazaret, solidario con los empobrecidos, maestro itinerante, sanador de los enfermos, profeta de la misericordia, lo juzgan y asesinan quienes detentaban el poder. El Dios de Jesús, que tiene sed de verdad, de justicia, de compromiso con el cuidado de toda su Creación, padece junto a su hijo como un Dios sin poder y alejado del poder. Atendamos al grito de Dios y al grito de la humanidad sacrificada.