Sábado 13 de Abril de 2024
Segunda Semana de Pascua
SERVIDORES EN EL ESPÍRITU
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
También hoy en día necesitamos
mujeres y hombres
llenos del Espíritu de amor y servicio
que estén atentos a las necesidades del pueblo.
Suscita, Señor, en la Iglesia
muchos cristianos dispuestos a servir.
Que escuchen incluso el clamor apenas evidente
de gente demasiado tímida
para verbalizar su pobreza y su aflicción
y que ayuden eficazmente y sin discriminación
a sus hermanos y hermanas en Cristo,
porque él es Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Primera Lectura: Hechos 6,1-7 Eligieron a siete hombres llenos de Espíritu.
La primera comunidad cristiana empezaba a organizarse en vocaciones, carismas y ministerios. A los que oraban y difundían la Palabra de Dios, misión primordial de la Iglesia, se sumaron otros con diversas tareas. La única condición que se les pedía es que fueran servidores llenos de Espíritu Santo, sensibles a las necesidades de los hermanos.
En aquellos días, como aumentaba mucho el número de los discípulos, hubo ciertas quejas de los judíos griegos contra los hebreos, de que no se atendía bien a sus viudas en el servicio de caridad de todos los días.
El hermoso mensaje de este evangelio viene a recordarnos que Jesús está en la noche de nuestras angustias y dificultades. En esos momentos en los que no vemos salida y nos invade la desesperación. Allí está y nos dice: “No teman”. Él nos conduce siempre a nuestro destino mejor.
Al atardecer del día de la multiplicación de los panes, los discípulos de Jesús bajaron al lago, se embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Ya había caído la noche y Jesús todavía no los había alcanzado. Soplaba un viento fuerte y las aguas del lago se iban encrespando.
Oración de los Fieles
Elevamos en este día una oración a ti, Padre de todo poder y consuelo, para que encontremos a tu Hijo en nuestras dificultades y, con fe, nos cobijemos en su presencia, diciendo: R/Danos tu luz y tu Salvación en toda tribulación.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Aquí están, sobre el altar,
nuestros sencillos dones de pan y vino.
Que tu Santo Espíritu los transforme
en Cristo, tu Hijo entre nosotros,
y que él nos transforme también a nosotros, tu pueblo,
en servidores generosos,
dispuestos a ayudar a los necesitados,
especialmente a los privados de amor
y a los que apenas han experimentado en su vida
lo que es la verdadera justicia.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Salvador nuestro:
Cuando seamos sacudidos
por las agitadas olas de la vida,
calma nuestros temores y dinos:
“No tengan miedo; estoy aquí con ustedes”.
Danos la gracia de ser conscientes
de tu presencia y de la de tu Hijo Jesús
especialmente en las dificultades de nuestra vida.
Haznos hombres y mujeres de fe y esperanza
que sigamos siempre confiando en ti.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Las comunidades cristianas dignas de ese nombre se preocupan por sus hermanos necesitados. Pero no solo hay necesidades materiales sino también espirituales, de gente cansada, confusa, triste, desanimada, a quien hay que socorrer y animar. Ya que el Señor está con nosotros, estemos siempre al lado de los que sufren. Y, para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
La plasticidad de la oración
Era de noche. Un par de feligreses estaban en el presbiterio charlando con dos sacerdotes. Al acercarse la hora de las oraciones comunitarias, uno de los sacerdotes se levantó y dijo: “Ha sido un placer hablar con ustedes. Pero tengo que irme”. Aunque no mencionó el motivo, los feligreses lo entendieron, y uno de ellos dijo: “Debe ser la hora de sus oraciones. Entonces nosotros también deberíamos irnos”. Pero el segundo sacerdote intervino y dijo: “No, no; está bien. También podemos rezar en otro momento. Hablar con ustedes también es rezar”. Y la charla amistosa continuó sin interrupción. La actitud del segundo sacerdote en esta anécdota ahonda el sentido de la oración. Por no comprenderlo acabadamente, muchas veces los cristianos “oramos” mal, no hacemos vida nuestra oración y nos creemos justificados por rezar conforme la tradición omitiendo el encuentro con Dios en los hermanos… Una de las oraciones más bellas que podemos elevar a él. Y también en esta diferencia de enfoque sobre la oración se puede descubrir una causa parcial de la crisis del liderazgo eclesial actual.
Si en la oración confiamos
al hermano no olvidar
es deber de los cristianos
unir vida con altar.
Pide a Dios discernimiento
para amar como es debido
con tus deberes cumplidos
de rezar es el momento.