Lunes 19 de Mayo, 2025
Quinta Semana de Pascua
DIOS VIVE EN NOSOTROS
Oración Colecta
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Buscamos con frecuencia tu presencia
en el templo de la Creación y de la naturaleza,
y en los templos construidos con nuestras manos;
también podemos encontrarte en medio de tu pueblo.
Pero, sobre todo, tú has establecido tu templo
justamente en nuestros corazones.
Oh Dios, danos ojos de fe y amor
para reconocer que tú vives y moras en nosotros
con tu Hijo y con el Espíritu Santo
sobre todo cuando cumplimos
la Palabra del mismo Jesús,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Primera Lectura: Hechos 14,5-18 «Conviértanse a Dios»
El milagro de Pablo, que cura a un paralítico de nacimiento, guarda un fuerte mensaje para cuantos necesitamos y pedimos sanación del alma y del cuerpo. El texto nos dice: “Viendo que tenía suficiente fe como para ser curado, Pablo le dijo en alta voz: ‘Levántate’ … Y él se levantó y echó a andar”… Recuerden: “Viendo que tenía suficiente fe como para ser curado…”.
Evangelio: Juan 14,21-26 El Defensor les ensenará todo
En el evangelio de hoy, Cristo habla de la inhabitación de Dios. En el Antiguo Testamento, el lugar donde Dios habitaba era, primero, la Tienda y el Arca de la Alianza; después, el Templo. El Templo era el signo de que Dios vivía en medio de y con su pueblo. Esto era tomado con frecuencia demasiado al pie de la letra, materialmente y casi mágicamente. Los Libros Sapienciales decían que la presencia de Dios era algo más interior: Dios se hacía presente por medio de su sabiduría, hallada en el corazón de los justos. Jesucristo dice que la presencia de Dios es mucho más íntima: él vive por amor en los corazones de los que lo aman y guardan su Palabra.
Oración de los Fieles
Roguemos al Padre celestial que aumente nuestra fe para que podamos ponernos de pie, a la altura de nuestra dignidad de hijos de Dios y digámosle: R/Te damos gracias, Señor. No abandones la obra de tus manos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Tu Hijo Jesucristo está aquí con nosotros
pues estamos reunidos en su nombre
en esta asamblea eucarística.
Danos a Jesús de forma especial ahora
bajo la forma de pan y vino,
como nuestra bebida y nuestro alimento espiritual,
para que, dondequiera que estemos,
tú estés también presente,
porque tu Hijo está vivo en nosotros,
él, que vive y reina contigo
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Te damos gracias por darnos a tu Hijo
y por ver con agrado que viva en nosotros.
Ayúdanos a vivir el mismo estilo de vida que él vivió
y que él quiere que nosotros vivamos también:
una vida de obediencia a tu voluntad
y de entrega y dedicación a los hermanos
y a nuestra misión en la vida.
Que a través de nosotros tú estés presente
en este mundo frío y calculador
y le regales el calor del amor,
de la amistad y la compasión,
por medio de Jesucristo, que vive en nosotros,
ahora y por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Jesús nos confirma y nos da la certeza de que nuestro Padre del cielo nos ama y vive en nosotros, si vivimos conforme a las palabras del mismo Jesús. Para que vivamos conforme a ellas de manera coherente, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
La vida nueva de la humanidad no tiene nada que ver con lo espectacular sino más bien con la cotidianidad. Esto puede decepcionar a los seguidores de Jesús con expectativas triunfalistas. Pero Dios tiene otra forma de actuar: desde lo sencillo y por amor. Las «obras» de Dios infunden vida sin anunciarse o sin notarse; las exhibiciones de poder generan fanatismo e idolatría. La evangelización necesita de hombres y mujeres que, con lenguaje sencillo y con cercanía, consigan que la Buena Noticia sea creíble. Lo más importante en este proceso es que a las personas se las experimente llenas de Dios. Es triste pertenecer a una comunidad en la que el enfriamiento espiritual ha convertido a los cristianos, que están llamados a ser testigos de la fe que anuncian, en meros funcionarios.. Reconozcamos que nuestro espíritu humano está condicionado por las circunstancias, pero el Espíritu de Dios es esa fuerza que podemos pedir cuando a nosotros nos faltan motivación y creatividad. Lo importante es no dejarse vencer por el pesimismo y vivir impulsados por la gracia.