Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Santo Tomás, Apóstol

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Jueves 3 de Julio, 2025

 

Decimotercera Semana en Tiempo Ordinario

 

Santo tomás, Apóstol 

Introducción

El Evangelio tiene textos preciosos sobre Santo Tomás. No solamente aquel “Señor mío y Dios mío”, expresando su fe después de su duda, sino también: “Vayamos y muramos con él”, y la pregunta: “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podríamos conocer el camino?”, y las palabras de réplica del Señor: “Dichosos los que no han visto y sin embargo creen”.

 La tradición sostiene que Tomás fue a Persia y hasta la región Malabar en la India, donde los cristianos todavía hoy se llaman “cristianos de Santo Tomás.”

 

Oración Colecta

Oh Dios y Señor de Vida:

En esta fiesta de Santo Tomás te rogamos así:

Nuestros ojos no han visto a tu Hijo Jesucristo

y nuestros dedos no han tocado

las cicatrices de tus heridas;

sin embargo, creemos,

y por eso hemos venido a orar juntos en su nombre.

Haz profunda y duradera nuestra fe en él;

que el Espíritu aliente nueva vida en nosotros

y nos haga mirar con ojos nuevos

a la gente y al mundo,

de forma que les llevemos

el amor, la paz y la justicia

de Jesucristo, nuestro Señor Resucitado,

que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Primera lectura: Efesios 2,19-22: Edificados sobre los apóstoles

Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo del Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

 

Salmo Responsorial

Salmo 116, 1.2

R. (Mc 16, 15) Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Que alaben al Señor todas las naciones,
que lo aclamen todos los pueblos.
R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Porque grande es su amor hacia nosotros
y su fidelidad dura por siempre.
R. Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

 

Aclamación antes del Evangelio

Jn 20, 29

R. Aleluya, aleluya.
Tomás, tú crees porque me has visto, dice el Señor;
dichosos los que creen sin haberme visto.
R. Aleluya.

 

 Evangelio: Juan 20,24-29: «¡Señor mío y Dios mío!»

Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.

 

Oración de los Fieles

 

  • Por nuestros pastores. Para que pongan los poderes recibidos de curación, de perdón y de paz al servicio del Pueblo de Dios y de todos los que buscan la verdad,
  • Por todos los que dudan y los que buscan sinceramente, tanto en la Iglesia como fuera de ella. Para que puedan encontrar a Cristo vivo en nosotros,
  • Por ésta y por todas las comunidades cristianas. Para que nuestra fe en Jesús nos lleve a confiar en la bondad de todos y a estar unidos en el Amor,

 

Oración sobre las Ofrendas

 Oh Dios y Padre nuestro:

En estos sencillos signos de pan y vino

tu Hijo Jesús se hará presente entre nosotros.

Sin embargo, no podemos verlo con otros ojos

que con los de una fe profunda.

Que él venga aquí a nuestro encuentro

y fortalezca nuestra fe vacilante.

Haznos reconocerte sin duda alguna

y decirle con Tomás: “Señor mío y Dios mío”,

tú que vives y reinas

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:

Te damos gracias por Jesucristo,

tu Hijo Resucitado.

Aquel a quien amamos está vivo.

Danos ojos de fe para ver

que todo lo que somos y hacemos

tiene un significado y una finalidad

y que tu Hijo está con nosotros y nos guía

a través de nuestras oscuridades y vacilaciones

hacia la plenitud de la vida y la alegría.

Que él permanezca con nosotros

ahora y por siempre.

 

Bendición

Tenemos que agradecer a Santo Tomás porque, gracias a sus dudas y a sus preguntas, nuestra fe queda fuertemente confirmada. Que Dios los bendiga a ustedes, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Reunida a puertas cerradas, la comunidad discipular vivió su propia experiencia pascual. Pero la ausencia de Tomás es puesta en evidencia para manifestar en él a quienes, al incorporarse, manifiestan muchas dudas respecto de esta nueva experiencia de vida y de fe. Tomás duda de la veracidad de aquello que le cuentan, llegando incluso a poner como condición ver y tocar las llagas para creer. También a nosotros muchas veces nos cuesta reconocer la presencia de Jesús en los empobrecidos, postergados y marginados de la sociedad. . Necesitamos “ver” y “tocar” para brindar nuestro apoyo y ser solidarios. El individualismo, el egoísmo y la indiferencia cubren nuestra mirada frente al sufrimiento. Nuestras comunidades necesitan estar cercanas a las necesidades de nuestra gente para crecer en sensibilidad y empatía con  las llagas del dolor. Dejémonos transformar por el Espíritu que hoy nos invita a la compasión entrañable y a trabajar por los derechos humanos de todos sin distinción.

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