Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Justicia, no sacrificios

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Viernes 4 de Julio, 2025

 

Decimatercera Semana en Tiempo Ordinario

 

 

JUSTICIA, NO SACRIFICIOS - EL SEÑOR COME CON PECADORES

 

Oración Colecta

Señor, Dios de misericordia:

Tú avergüenzas a los santurrones

y llamas a pecadores a la tarea

de llevar la Salvación de tu Hijo al mundo.

Perdónanos nuestra soberbia, y asegúranos

que podemos contar contigo y con tu amor

porque somos débiles y pecadores.

Que participemos siempre de tu vida

por Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Génesis 23,1-4.19; 24,1-8.62-67 Isaac la tomó por esposa

En línea con la entrega de la Tierra Prometida a los descendientes de Abraham, Dios provee a Isaac una mujer de su Pueblo, Rebeca, para unirse en matrimonio y dar continuidad a la Historia de Salvación.

Sara vivió ciento veintisiete años y murió en Quiryat-Arbá, hoy Hebrón, en el país de Canaán, y Abraham lloró e hizo duelo por ella. Cuando terminó su duelo, Abraham se levantó y dijo a los hititas: “Yo soy un simple forastero que reside entre ustedes. Denme en propiedad un sepulcro en su tierra para enterrar a mi esposa”. Y Abraham sepultó a Sara en la cueva del campo de Makpelá, que está frente a Mambré, es decir, Hebrón, en Canaán.

Abraham era ya muy anciano y el Señor lo había bendecido en todo.

Abraham dijo al criado más viejo de su casa, que era mayordomo de todas sus posesiones: “Pon tu mano debajo de mi muslo y júrame por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás por esposa para mi hijo a una mujer de los cananeos, con los que vivo, sino que irás a mi tierra a buscar, entre mi parentela, una mujer para mi hijo Isaac”. El criado le dijo: “Y en caso de que la mujer no quisiera venir conmigo a este país, ¿tendré que llevar a tu hijo hasta la tierra de donde saliste?”

Respondió Abraham: “No vayas a llevar allá a mi hijo. El Señor, Dios del cielo y de la tierra, que me sacó de mi casa paterna y de mi país, y que juró dar a mi descendencia esta tierra, él te enviará a su ángel para que puedas tomar de allá una mujer para mi hijo. Y si la mujer no quiere venir contigo, quedarás libre de este juramento. Pero, por ningún motivo lleves allá a mi hijo”.

[El criado fue a la tierra de Abraham y volvió con Rebeca, hija de Betuel, pariente de Abraham].

Isaac acababa de regresar del pozo de Lajay-Roí, pues vivía en las tierras del sur. Una tarde Isaac andaba paseando por el campo, y al levantar la vista, vio venir unos camellos. Cuando Rebeca lo vio, se bajó del camello y le preguntó al criado: “¿Quién es aquel hombre que viene por el campo hacia nosotros?” El criado le respondió: “Es mi señor”. Entonces ella tomó su velo y se cubrió el rostro.

El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac llevó a Rebeca a la tienda que había sido de Sara, su madre, y la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.

 

Salmo Responsorial 106: Yo amo, Señor, tus mandamientos

R. (1a) Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Demos gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas del Señor y alabarlo como él merece?
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Dichosos los que cumplen la ley
y obran siempre conforme a la justicia.
Por el amor que tienes a tu pueblo
acuérdate de nosotros, Señor, y sálvanos.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Sálvanos, Señor,
para que veamos la dicha de tus escogidos
y nos alegremos y nos gloriemos
junto con el pueblo que te pertenece.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.

 

Aclamación antes del Evangelio

Mateo 11, 28

R. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí, todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo les daré alivio, dice el Señor.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Mateo 9,9-13 Los enfermos necesitan médico

El evangelio, que Jesús predica y vive, propone un estilo de vida basado en el amor y la misericordia, en la pura generosidad de Dios. Esto hace posible que un pecador típico como Mateo, explotador y traidor a su pueblo, sea llamado a ser apóstol. Y que Cristo se siente a la mesa con pecadores.

En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado a la mesa de recaudación de los impuestos. Le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. 10Estando Jesús en la casa, sentado a la mesa, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron con él y sus discípulos. 11Al verlo, los fariseos dijeron a los discípulos: «¿Por qué su maestro come con recaudadores de impuestos y pecadores?» 12Él lo oyó y contestó: «No tienen necesidad del médico los sanos, sino los enfermos. 13Vayan a aprender lo que significa: “misericordia quiero y no sacrificios”. No vine a llamar a justos, sino a pecadores».

 

Oración de los Fieles

  • Por la Iglesia, comunidad de santos y pecadores, para que condenemos ni juzguemos y seamos siempre portadores del amor de Dios y su misericordia,
  • Por los que han caído y no creen ya más ni en sí mismos ni en Dios, ni en la comunidad, para que puedan sacar valor y esperanza de nuestra compasión y comprensión,
  • Por los sacerdotes, religiosos y misioneros, para que sigan confiando en el Señor que los llamó a pesar de su fragilidad humana. Para que, con Cristo, se preocupen preferencialmente de los pobres y los débiles,

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios, Padre misericordioso:

Tu Hijo Jesucristo

comía con recaudadores y pecadores

porque ellos lo necesitaban.

Acepta su sacrificio,

que es también nuestro,

de tal forma que los pecados sean perdonados

y que nosotros vivamos en tu Amor,

ahora y por siempre.

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro, Padre misericordioso:

por medio de tu Hijo en medio de nosotros

ayúdanos a ser apacibles y compasivos

sin condenar a nadie,

porque tú has sido tierno con nosotros.

Y no permitas que nos jactemos de nuestros logros

porque todo lo debemos a tu gracia y tu llamado

en Cristo Jesús nuestro Señor.

 

Bendición

“Misericordia quiero y no sacrificio; que no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.” Que estas palabras de Jesús, oídas en el evangelio de hoy, cambien nuestra actitud hacia los otros y también hacia nosotros mismos. Que estas palabras nos hagan comprensivos y afables para con todos, con la bendición del Dios todopoderoso, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.

El encuentro de Jesús con Mateo, el recaudador de impuestos, nos permite aproximarnos a uno de los pilares fundamentales de las  acciones y el Mensaje del Maestro.  Él llama a la comunidad discipular a compartir una nueva manera de vivir en libertad. No los juzga por la vida pasada sino que abre en el horizonte nuevas oportunidades que los dignifican. El proyecto de Jesús nos invita a levantarnos de nuestras miserias restaurando nuestra dignidad muchas veces por nosotros mismos pisoteada. Ojalá surja en nuestro interior el deseo de dar un giro saludable a nuestras vidas removiendo la arrogancia y el orgullo que nos lleva a sentirnos los mejores y nos hagamos, como Mateo, parte de su proyecto de vida. Si en nosotros se producen cambios significativos, podremos atraer a otros a la mesa de la comunión. ,¿Qué cambios necesita tu vida para sentirse liberada y experimentar la alegría del Evangelio?

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