Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

NAVIDAD - Mrdianoche

Description

Miércoless 25 de Diciembre, 2024

 

MISA DE MEDIANOCHE

 

EL ROSTRO DE DIOS

 

Proclamación o Pregón de Navidad

Es de noche, pero noche que preludia ya LA AURORA

y noche que ahuyenta y disipa a la oscuridad.

Esta noche promete el fin de la tiniebla del pecado, del mal y de la muerte.

 

Es noche de PAZ:

porque un niño nos ha nacido

que es el príncipe de la paz;

un niño, pero al mismo tiempo nuestro Dios omnipotente.

Si lo dejamos vivir entre nosotros, viviremos en paz.

 

Es noche de ALEGRÍA:

Eliminemos toda tristeza, porque Dios está ahora con nosotros, en medio de nosotros, dentro de nosotros. Compartamos nuestra alegría, hagamos felices a otros, porque el Hijo de Dios nos trae vida y felicidad.

 

Es noche de NACIMIENTO:

María nos da a Jesús, su Hijo, que es al mismo tiempo Hijo de Dios. De ahora en adelante, todos podemos hacer nacer entre nosotros el amor y el perdón. Con Jesús podremos abrir nuestros ojos y oídos a las necesidades de cualquiera que sufra.

 

Es noche de AMISTAD:

Porque Dios nos hace no solo sus amigos, sino hasta sus hijos e hijas y hermanos y hermanas de Jesús. Todos somos uno y nos pertenecemos mutuamente, somos de la misma carne y sangre.

 

Vengan, alegrémonos JUNTOS

y marchemos también juntos en el amor, PORQUE NOS HA NACIDO JESUCRISTO, EL SEÑOR.

 

Saludo

¡Santa, alegre y feliz Navidad a todos ustedes!

Cristo nos ha nacido;

él vive en nosotros.

Que él esté siempre con ustedes.

 

Introducción

Cuando Dios quiso revelarse a sí mismo como él es de una manera asequible, que pudiéramos entender, se hizo Hombre, uno de nosotros, apareciendo con el rostro de un niño pequeño. Se mostró a sí mismo con toda nuestra fragilidad, como diciendo: “¿Ven ustedes ahora cómo estoy cerca de ustedes, cómo estoy con ustedes, no para dominarlos y sofocarlos, sino para mostrarles mi rostro de paz, amor y confianza?” Acojamos con alegría al Señor que viene para vivir entre nosotros y para unirse a nosotros en el camino de la vida.

 

Acto Penitencial

Seguros de que Jesús nos trae perdón y vida,

lo aclamamos como a nuestro Salvador.

                        (Pausa)

Señor Jesús, con los ángeles en Belén, decimos:

¡Gloria a Dios en el cielo

y paz en la tierra al Pueblo de Dios!

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, con los pastores de Belén

venimos a ti, te acogemos y te queremos.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, con María y José

te recibimos con gran alegría.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Perdona todos nuestros pecados, Señor,

y haz que vivamos en tu paz y alegría.

Llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos a nuestro Dios de Amor,

por darnos a Jesús.

             (Pausa)

Gloria a ti, Dios en las alturas,

por traer paz a tu Pueblo

y por dejar que tu Hijo Jesús

nos sonría desde los brazos de María, su Madre.

Que él sea nuestra esperanza y nuestra alegría,

nuestro perdón y nuestra vida.

Créanos de nuevo a imagen y semejanza de Jesús,

para así llegar a asemejarnos más a él, d

e manera que tú nos reconozcas en él

y nuestro amor llegue a ser profundo y fiel.

Ayúdanos a entregarlo al mundo,

para que todos lleguen a ser de nuevo

renovados y re-creados,

por medio del mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

 

Primer Lectura : Isaías 9,1-3.5-6 «Un hijo nos ha nacido»

El niño que nos ha nacido nos traerá la luz y la paz de Dios.

El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una gran luz;
sobre los que vivían en tierra de sombras,
una luz resplandeció.

Engrandeciste a tu pueblo
e hiciste grande su alegría.
Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque tú quebrantaste su pesado yugo,
la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano,
como en el día de Madián.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado;
lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será:
“Consejero admirable”, “Dios poderoso”,
“Padre sempiterno”, “Príncipe de la paz”;
para extender el principado con una paz sin límites
sobre el trono de David y sobre su reino;
para establecerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre.
El celo del Señor lo realizará.

 

Salmo Responsorial

Sal 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13

R. (Lc 2, 11) Hoy nos ha nacido el Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo,
que le cante al Señor toda la tierra;
cantemos al Señor y bendigámoslo.
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.
Proclamemos su amor día tras día,
su grandeza anunciemos a los pueblos;
de nación en nación, sus maravillas.
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.
Alégrense los cielos y la tierra,
retumbe el mar y el mundo submarino.
Salten de gozo el campo y cuanto encierra,
manifiesten los bosques regocijo.
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.
Regocíjese todo ante el Señor,
porque ya viene a gobernar el orbe.
Justicia y rectitud serán las normas
con las que rija a todas las naciones.
R. Hoy nos ha nacido el Salvador.

 

Segunda Lectura: Tito 2,11-14 Ha aparecido la gracia de Dios para todo

La venida de Jesús fue el regalo la gracia de Dios para todos los hombres. Ahora todo depende de nuestra cooperación.

Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien.

 

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.
Les anuncio una gran alegría:
Hoy nos ha nacido el Salvador,
que es Cristo, el Señor.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lucas 2,1-14: «Hoy nos ha nacido un Salvador»

Esta es la Buena Noticia de hoy: ¡Nos ha nacido un Salvador! ¡Demos gloria a Dios!

Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta.

Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”.

De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”

 

 

Oración de los Fieles

       La alegría es para compartirla. Roguemos a Jesús, nuestro Señor, que la Buena Noticia de su venida caldee los corazones de todos, y digámosle: R/ Señor, quédate con tu Pueblo.

 

  • Para que hoy sea una fiesta de alegría para todas nuestras familias y para todos aquellos a quienes llevamos un poquito de felicidad en este día, roguemos al Señor.
  • Para que hoy sea una fiesta de alegría para todos los niños, cercanos y lejanos, tanto para los que son felices como para los que viven en la miseria, tienen hambre y sufren, roguemos al Señor.
  • Para que hoy sea una fiesta de cálida fe y de profunda alegría, tanto para los que conocen al Señor como para los que todavía no lo conocen, roguemos al Señor.
  • Para que hoy sea de nuevo una fiesta de paz para las personas que están divididas por peleas y rencores, y también para los países destrozados y divididos por la guerra, roguemos al Señor.
  • Para que hoy sea una fiesta de alegría para todas nuestras comunidades cristianas y para que sepamos compartir esa alegría mientras caminamos juntos con amor por el camino de justicia y de paz del Señor, roguemos al Señor.

       Señor Jesús, tú eres uno de nosotros. Ayúdanos a llegar a ser más semejantes a ti, para que seamos tu alegría, mientras tú eres nuestro tesoro, ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración de las Ofrendas

Padre bondadoso:

Con pan y vino celebramos la fiesta de familia,

el cumpleaños de tu Hijo.

Él es uno de nosotros, y somos felices por ello.

Que sepamos compartir esta alegría con todos,

para que los pueblos de todas razas y naciones

puedan venir a participar en esta mesa de la eucaristía.

Que esta nuestra fiesta no tenga fin

y que nuestro amor y felicidad no tengan límite,

porque ahora vive entre nosotros tu Hijo,

Jesucristo nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

       Que nuestra alegría por la venida del Hijo de Dios derive en una oración de acción de gracias y alabanza a nuestro Padre del cielo.

 

Invitación al Padre Nuestro

       Dios ciertamente ha llegado a ser nuestro Padre por medio de Jesús, que se hizo Hermano nuestro. Con él decimos con la más plena confianza:

R/ Padre nuestro…

 

Saludo de Paz

Señor Jesucristo:

Tu nacimiento fue el comienzo de una nueva paz

para todos aquellos a quienes tú amas.

Que esta Navidad cante y proclame la gloria de Dios,

induciéndonos a todos a caminar de la mano

y participar de tu ternura.

Sé nuestro “Dios con nosotros” para que,

en nuestro mundo, haya justicia, amor y paz

por los siglos de los siglos.

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, el Señor,

Hijo de Dios y Hermano nuestro,

nuestro “Dios con nosotros”.

Él es nuestro Pan de Vida que ha bajado del cielo.

Dichosos nosotros de poder recibirlo

en esta comunión como nuestra paz y alegría.

R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Oh Padre bueno: ¿Qué otra cosa podemos decir

en esta Nochebuena que

“Gracias, Señor, gracias de nuevo por tu Amor”?,

por venir a nosotros de una forma

que nunca nos atreveríamos a esperar.

No permitas que, por rutina, nos acostumbremos

a la presencia de tu Hijo entre nosotros

hasta el punto de que olvidemos que él está aquí.

Te pedimos que sepamos reconocerlo

en el corazón de nuestras vidas

y en los rostros de nuestros hermanos y hermanas.

Que su justicia rija nuestra tierra

y que su amor y su paz estén vivos en nosotros,

porque él es nuestro Señor y Salvador

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: Nuestros corazones pueden cantar esta noche con alegría el amor de Dios hacia nosotros, su Pueblo. Con María, la Madre del Niño nacido, podemos cantar su himno de acción de gracias: “Mi alma proclama la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador, porque ha hecho cosas maravillosas con nosotros”. Sí, en Navidad recordamos que su Hijo Jesús se ha hecho uno de nosotros. Él está aquí con nosotros como compañero en la vida. Él levanta a los heridos, y nos muestra que Dios nos ama muy profundamente y que nunca nos abandonará. Con alegría recibimos su bendición: Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

 

El evangelio de hoy conjuga las palabras historia, promesa, debilidad y salvación en una sola: Navidad. El público escogido para contemplar este acontecimiento son unos pobres pastores que vigilan sus rebaños en el campo. La señal para ellos es “un niño que está en pañales, en un pesebre”. El estar envuelto en pañales pone de manifiesto la pobreza, como forma de vida de Dios; será “el Dios con los débiles”, "el Dios de los pobres”. Ese niño representa la vulnerabilidad, pero, al mismo tiempo, una apertura confiada al futuro. Porque todo niño, cada bebé, viene cargado de esperanza, de ilusión, de apertura a la vida que se abre antes sus ojos. Ese niño es Dios mismo que abraza nuestra humanidad para regalarnos novedad de vida. La invitación es a ser espejo del «Dios con nosotros»: implicándote más en la historia para transformarla, abrazando la debilidad como forma de vida y caminando en solidaridad con quienes se alegran de experimentar el amor y la misericordia de Dios en ti.

 

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