Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Tercer Domingo de Cuaresma

Description

3 de Marzo, 2024

 

TERCER DOMINGO DE CUARESMA

 

“La casa de mi Padre…”

 

Verdadera adoración

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

"Cristo crucificado
es el poder y la sabiduría de Dios".
Que él nunca sea ni obstáculo ni escándalo para nosotros.
Que el Señor Jesús esté siempre con ustedes.

Introducción

“La casa de mi Padre…”

Si un cristiano viene a misa los domingos pero el resto de la semana no se preocupa para nada de Cristo, hace trampa en sus negocios, miente, no muestra amor, entonces la religión de este cristiano no es genuina. Nuestro Señor nos dice hoy que la religión auténtica, el adorar en espíritu y en verdad, unifica nuestras vidas de tal manera que no debe haber una parte reservada para Dios y otra parte sólo para nosotros: Dios debe estar presente en todo lo que hacemos; Cristo es nuestro compañero en toda nuestra vida. Pidámosle a Cristo, presente con nosotros en esta eucaristía, que inspire todo lo que hacemos y que camine siempre con nosotros a través de nuestra vida.

 

Verdadera adoración

Hoy, mientras seguimos caminando por el camino de Cuaresma hacia la Pascua, se nos recuerda cómo Jesús arrojó a los mercaderes fuera del Templo. Sería bueno preguntarnos a nosotros mismos: ¿Qué desearía el Señor que alejáramos de nosotros, de forma que lleguemos a ser mejores cristianos? ¿Qué obstaculiza nuestro camino para ser más íntimos y cercanos a Jesús en nuestra vida diaria? Lo realmente importante para nosotros, cristianos, es que nos adhiramos al Señor y nos acerquemos con amor a los hermanos que él nos ha confiado. Entonces podremos adorarlo con toda nuestra vida.

 

Acto Penitencial

Muchas veces hemos reservado parte de nuestra vida

sólo para nosotros mismos. Pidamos perdón al Señor.

(Pausa)

Señor Jesús, tú nos invitas a encontrarnos contigo

en cualquier momento, en cualquier lugar,

en cualquier hermano:
R/Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, con demasiada frecuencia

venimos a la iglesia con corazones

demasiado atiborrados por nuestras preocupaciones

o demasiado vacíos para orar y adorarte.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, tú quieres que adoremos a Dios

en espíritu y en verdad:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Ten misericordia de nosotros, Señor;

sal a nuestro encuentro con tu Amor que perdona

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para que seamos templo santo de Dios.

(Pausa)
Señor, Dios nuestro:
Con frecuencia hacemos de nuestros corazones
casas de soberbia y avaricia
en vez de hogares de amor y bondad
donde tú te sientas a gusto, como en casa.
Destruye el templo del pecado en nosotros,
Aleja todo pecado de nuestros corazones,
y haznos piedras vivas de una comunidad
en la que tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor,
pueda vivir y reinar por los siglos de los siglos.

 

Primera Lectura (Éx 20,1-17): Los Mandamientos: Carta de la fidelidad a la Alianza

Dios entregó sus "diez palabras" (Mandamientos) a su Pueblo no tanto como leyes a obedecer sino como Carta de su libertad. Siguiendo los Mandamientos, expresarían su lealtad y fidelidad al Dios siempre fiel, al Dios de la Alianza.

 

En aquellos días, el Señor promulgó estos preceptos para su pueblo en el monte Sinaí, diciendo: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto y de la esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mí; no te fabricarás ídolos ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o en el agua, y debajo de la tierra. No adorarás nada de eso ni le rendirás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian; pero soy misericordioso hasta la milésima generación de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos.

No harás mal uso del nombre del Señor, tu Dios, porque no dejará el Señor sin castigo a quien haga mal uso de su nombre.

Acuérdate de santificar el sábado. Seis días trabajarás y en ellos harás todos tus quehaceres; pero el día séptimo es día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el forastero que viva contigo. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, pero el séptimo, descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre para que vivas largos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su esclavo, ni a su esclava, ni su buey, ni su burro, ni cosa alguna que le pertenezca’’.


O bien: Ex 20,1-3.7-8.12-17

En aquellos días, el Señor promulgó estos preceptos para su pueblo en el monte Sinaí, diciendo: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto y de la esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mí.

No harás mal uso del nombre del Señor, tu Dios, porque no dejará el Señor sin castigo a quien haga mal uso de su nombre. Acuérdate de santificar el sábado.

Honra a tu padre y a tu madre para que vivas largos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su esclavo, ni a su esclava, ni su buey, ni su burro, ni cosa alguna que le pertenezca’’.

 

Salmo Responsorial

Salmo 18, 8. 9. 10. 11

R. (Jn 6, 68c) Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo
y reconforto el alma;
inmutables son las palabras del Señor
y hacen sabio al sencillo. R. 
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
En los mandamientos del Señor hay rectitud
y alegría para el corazón;
son luz los preceptos del Señor 
para alumbrar el camino. R. 
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La voluntad del Señor es santa
y para siempre estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R. 
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
Que te sean gratas las palabras de mi boca
y los anhelos de mi corazón.
Haz, Señor, que siempre te busque,
pues eres mi refugio y salvación. R. 
R. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.


Segunda Lectura (1 Cor 1,22-25): ¿Es Cristo una piedra de escándalo?

Para los que observan desde afuera, la muerte de Jesús en la cruz es o una locura o un fracaso. Pero para los que creen, es fuente de vida.

Hermanos: Los judíos exigen señales milagrosas y los paganos piden sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los llamados, sean judíos o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres.

 

Aclamación antes del Evangelio

Jn 3, 16
 

R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único,
para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


Evangelio (Jn 2,13-25): Hacia un nuevo Templo

Cristo purifica el Templo judío para que no sea un lugar que retiene y confina a Dios. Los romanos lo destruirán. Nosotros podemos encontrar a Cristo Resucitado en cualquier parte y él será el fundamento del Nuevo Pueblo de Dios: la Iglesia.

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.

Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?” Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de Pascua, muchos creyeron en él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre, porque él sabía lo que hay en el hombre.


Oración de los Fieles

Oremos a Jesús, el Señor, que sabe lo que hay en el corazón de los hombres, y supliquémosle en espíritu y en verdad: R/Señor, escucha nuestra oración.

 

  • Para que, cuando la gente busque un Dios a quien orar y en quien confiar, no encuentre otro Dios que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, para adorarlo, amarlo y servirlo, roguemos al Señor.
  • Para que, cuando la gente busque una fe con la que creer, encuentre a Jesús, el Señor, escuche lo que él les dice y lo siga en lo que él hace, roguemos al Señor.
  • Para que, cuando la gente busque una esperanza en la que confiar, descubra la Palabra de Jesús que la inspire y la guíe, roguemos al Señor.
  • Para que, cuando la gente busque amor fiel, descubra a Jesús, el Señor, que vive en la gente tanto en sus palabras como en sus obras, roguemos al Señor.
  • Para que, cuando la gente busque una comunidad, descubra a la Iglesia como el hogar del Padre donde encuentre a Jesús y a los hermanos.

Señor Jesús, danos la gracia de ser íntimos tuyos y que te amemos no solamente aquí en la eucaristía, sino en todo lo que hagamos y digamos, pues tú eres nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.



Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios, Padre nuestro:
Con su Pan de Vida y su vino de alegría,
tu Hijo renovará tu Alianza con nosotros en esta eucaristía.
Que Jesús nos dé la voluntad y el amor
para ser fieles a las exigencias de esa Alianza
como él mismo fue fiel a ella,
incluso cuando implicó la cruz,
ya que queremos darte verdadera adoración
por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.


Introducción a la Plegaria Eucarística

Demos gracias al Padre y, con Jesús, ofrezcámosle el culto de nuestra vida.



Invitación al Padre Nuestro

Con las palabras de Jesús,

pidamos al Padre

para que todos busquemos

y hagamos su voluntad:
R/Padre nuestro…


Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, del mal del pecado
y de nuestra obstinada voluntad egoísta
que tantas veces rehúsa escucharte a ti
y a los que nos has dado como nuestros guías.
Ayúdanos a liberar a nuestros hermanos
del hambre de poder y de riqueza
y de las estructuras opresoras
que les impiden vivir con dignidad como hijos tuyos.
Ayúdanos para prepararnos con esperanza y libertad
a la venida final en gloria
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino…


Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, Señor y Salvador nuestro,
poder y sabiduría de Dios.
Fue crucificado porque cumplió tu voluntad hasta el fin.
Dichosos nosotros de acogerlo
y de recibir con plenitud su poder y su Amor.
R/ Señor, no soy digno…


Oración después de la Comunión

Oh Dios, nuestro Padre fiel:
Tú nos has dado en esta eucaristía a tu Hijo Jesucristo
para mostrarnos en él lo que significa obediencia fiel.
Que tu Hijo viva en nosotros,
de forma que nuestra comunidad cristiana
sea el templo en el que él viva

y que nos reúna juntos como hermanas y hermanos suyos.
Líbranos de todo formalismo hipócrita,
para que te adoremos con nuestras vidas
por el poder y sabiduría de Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Con sus palabras y acciones, Jesús nos ha dicho hoy que debemos servir a Dios como él mismo lo hizo: En espíritu y en verdad. Nuestra vida diaria tiene que corresponderse con lo que creemos, en servicio fiel a Dios y a los hermanos. Con respeto y amor, tenemos que ser libres para él y para los hermanos. Que el Señor nos bendiga y nos guíe. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

 

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