Domingo 30 de Junio de 2024
DECIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
El Señor de la Vida
La vida tiene la última palabra
Saludo
Hermanos: Estamos ahora reunidos en el nombre de Jesús.
Él era rico, pero se hizo pobre por nuestro bien,
para hacernos ricos desde su pobreza.
Él nos trajo Vida y Salvación.
Que su gracia y su vida
estén siempre con ustedes.
Introducción
1. El Señor de la Vida
El Señor nos invita hoy a su mesa a celebrar, como cada vez, la vida. Porque él es el Señor de la Vida. Él nos la dio y nos la ofrenda para siempre desde su cruz y Resurrección. Él quiere que vivamos en plenitud. Que celebremos su don cada día. Incluso en el dolor y la adversidad, a su plenitud nos invita.
2.La vida tiene la última palabra
Casi todos nosotros tenemos miedo a la muerte, y nos cuesta mucho abordarla desde la fe. Muchas veces la vida se nos hace frágil y quebradiza. Y la muerte nos llega como una realidad inevitable. ¿Cómo podemos reconciliar esto con nuestra fe en un Dios que nos ha creado para vivir? No siempre vemos claro, pero al menos sabemos esto: Desde que Cristo resucitó de entre los muertos, la muerte ha sido vencida; la muerte no es el final. La vida tiene la última palabra. Pedimos a Jesús aquí y ahora, en la eucaristía, que nos toque con su poder de Vida.
Acto Penitencial
Busquemos ahora el perdón del Señor:
el pecado ha sido para nosotros
la peor enfermedad y la peor muerte
que hemos provocado en nosotros mismos.
(Pausa)
Señor Jesús, al morir por nosotros
derrotaste a la muerte
de una vez para siempre
resucitando de entre los muertos.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, tú eres el dador de la Vida:
Les devolviste la salud a los enfermos
y hasta resucitaste a los muertos.
R/Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, tú eres el defensor de la vida:
Curaste a los heridos por el pecado
y les devolviste su esperanza y confianza.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Que el Señor, que venció al pecado,
nos libre de todos nuestros pecados,
nos restaure a la plenitud de la vida
y nos lleve a la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos al Dios de los vivos.
(Pausa)
Padre de todo lo que alienta y vive:
Tu Hijo Jesucristo tocaba a los enfermos
y se curaban y vivían.
Que él nos tome de su mano
y nos resucite del pecado y del desaliento.
Que en esta eucaristía
él nos toque con su Cuerpo y con su Sangre
y nos renueve y fortalezca de nuevo
para que vivamos su vida
y vayamos a ti por su mismo camino.
Que él nos toque con la llama de su amor
para que nuestro amor, a su vez,
pueda reanimar a otros,
especialmente a los pobres y a los que sufren.
Todo esto te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
Primera Lectura: Sabiduría 1,13-15; 2,23-24: Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo
Dios nos creó para vivir; fue el pecado el que introdujo la muerte en el mundo. Pero Cristo hará que la vida triunfe sobre la muerte.
Segunda Lectur: 2 Corintios 8,7.9.13-15: Que su abundancia ayude a sus hermanos pobres
Las comunidades que gozan de mayor bienestar deben ayudar a las más pobres, siguiendo el ejemplo de Jesús, que se hizo pobre para enriquecernos a todos.
R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte
y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
R. Aleluya.
Evangelio: Marcos 5,21-43 o Mc 5,21-24.35-43: "Contig hablo, niña, levántate"
El poder de Resurrección está obrando activamente en Jesús: regenera a los enfermos y los integra a una vida más plena, e incluso devuelve los muertos a la vida.
Oración de los Fieles
Creemos en un Dios que nos creó para la vida, para vivir. Con toda confianza presentémosle todos los sufrimientos y enfermedades del mundo y de la Iglesia, Pueblo de Dios. Repitamos después de cada petición: R/ Señor de la Vida, escucha nuestra oración.
Oh Dios, a ti debemos nuestra existencia; de ti nos viene todo lo bueno; ayúdanos a vencer a la muerte y al mal por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre todopoderoso,
acepta los dones de pan y vino
que ahora confiadamente traemos ante ti
y transfórmalos con el poder del Espíritu Santo;
que se conviertan para nosotros
en pan y vino de Resurrección y de Vida.
Por medio de este sacramento
cámbianos en un Pueblo de alegría y esperanza,
que vayamos juntos por el camino de la vida
siguiendo fielmente a Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Nos unimos ahora a Cristo en su alabanza al Padre. Como Pueblo de Dios y Cuerpo místico de Cristo, transformémonos en signos de su Amor salvador para todos.
Invitación al Padre Nuestro
Oremos a nuestro Padre celestial
con la plegaria de Jesús, que se hizo pobre
para enriquecernos a todos
y entregarnos su vida:
R/ Padre nuestro...
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de las fuerzas del mal
que oscurecen nuestra vida:
guerras y odio, miedo y violencia,
y el último enemigo, la muerte.
Que el poder de Cristo resucitado
obre eficazmente en nosotros
para que podamos vencer al pecado
y caminar juntos con alegría y esperanza
hacia nuestro encuentro permanente
con Aquel que venció a la muerte,
Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
R/ Tuyo es el Reino...
Invitación a la Comunión
Este es Jesucristo, el Señor,
quien un día dijo:
“Yo soy la Resurrección y la Vida.”
Dichosos nosotros invitados
a comer el Pan de Vida que nos sustenta
y que nos asegura la vida eterna.
R/ Señor, no soy digno...
Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre todopoderoso:
nos acabas de dar ahora
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
como fuente del poder transmisor de vida.
No nos permitas dejar improductivo este regalo,
sino más bien ayúdanos
a usarlo como una fuerza alentadora
para levantar a los hermanos
que comparten vida con nosotros,
y construir juntos un mundo
de reconciliación, compasión y justicia.
Y ojalá que así la vida de Jesús resucitado
obre ya en nosotros ahora,
hasta que nos resucites en el último día
por medio del mismo Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hemos partido pan con el Señor y recordamos sus palabras: “Los que comen mi carne y beben mi sangre tienen la vida eterna y yo los resucitaré en el último día.” Dios quiere que vivamos; y Jesús nos nutre con su Pan de Vida. ¡Ah! Pues somos los vivientes, vivamos esta vida a tope y que el Dios todopoderoso los bendiga a todos ustedes, el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo.