Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

2 Domingo de Adviento

Description

Domingo 8 de Diciembre, 2024

 

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

 

Signos de esperanza

 

“Quiten los obstáculos del camino”

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

Que nuestro amor mutuo,

nos prepare para el Día del Señor,

cuando Jesucristo vuelva.

Que su gracia y amor estén siempre con ustedes.

 

Introducción

1. Signos de esperanza

El Concilio Vaticano II restauró el sentido del Adviento definiéndolo como un tiempo de ESPERANZA más que como un tiempo de penitencia y conversión. En Adviento recordamos la venida de Cristo y nos percatamos de que él tiene que venir más profundamente a nuestra Iglesia y a nuestro mundo. Para que eso suceda, necesitamos conversión, naturalmente. Pero más especialmente necesitamos la esperanza de que, a pesar de tener todo en contra, su Reino vendrá y se instaurará. Para profundizar esa esperanza, tenemos que aprender a percibir los signos que nos develan que lo que anhelamos está ya presente entre nosotros. Que nuestro Señor abra nuestros ojos para percibir signos en nuestra vida.

 

2. “Quiten los obstáculos del camino”

Se gastan tremendas cantidades de dinero para construir mejores autopistas, para tener mejores comunicaciones, pero quedan todavía muchos obstáculos entre la gente y entre las naciones para comunicarse realmente. De la misma manera hay todavía muchos obstáculos para la venida eficaz de nuestro Salvador a nuestro mundo. La gente pone barricadas y controles, y nosotros tenemos que eliminarlos para que la misericordia y la libertad, la justicia y el amor de Cristo alcancen a todos los hombres. ¡Ojalá todos pudieran encontrar a Cristo como Salvador y experimentar la Salvación de Dios en él también a través nuestro! En esta eucaristía le pedimos a Jesús, el Señor, que seamos para muchos el camino hacia él, y que podamos acercarlo a los hermanos.

 

Acto Penitencial

1. Signos de Esperanza

¿Somos realmente gente de esperanza,

con una fe capaz de cambiar este mundo?

                           (Pausa)

Señor Jesús, tú te hiciste uno de nosotros

para hacernos capaces de amor y de esperanza:

R/ Señor, ten misericordia de nosotros.

 

Cristo Jesús, tú te fías de nosotros

y nos das la energía y la fuerza

para transformar este nuestro mundo

en un mundo más cercano a Dios.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, tú vendrás un día con gloria

para coronar tu propia obra en nosotros.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

En tu bondad misericordiosa, Señor,

perdona todos nuestros pecados

y haznos mirar al presente y al futuro

con una infatigable esperanza.

Y llévanos a la vida eterna.

 

2. ”Quiten los obstáculos del camino”

Somos Pueblo en camino, peregrinos en marcha,

Y a veces tropezamos y caemos.

Ahora le pedimos al Señor que nos perdone.

                           (Pausa)

 Señor Jesús, tú nos trajiste libertad y justicia

 y abriste para nosotros bien ancho

 el camino hacia el Padre y hacia los hermanos.

 R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, tú nos mostraste el sendero

hacia la paz y al perdón.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, tú nos guías en el camino

del amor y la generosidad

 y quieres llevar la Salvación a todos.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Ten misericordia de nosotros, Señor,

y cólmanos con la alegría de tu perdón.

Enjuga las lágrimas de nuestra aflicción

y haznos cantar las alegrías de la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para que sepamos preparar el camino

a la venida del Señor.

         (Pausa)

Oh Dios, Padre nuestro:

Ahora en nuestro tiempo sabemos

cómo perforar montañas

y nivelar colinas para construir autopistas,

pero hemos perdido el camino que nos lleva

al corazón de los otros y hacia ti.

Que tu Hijo venga a nosotros

para hacernos lo bastante creativos y audaces

para construir avenidas de justicia y amor

que nos hagan encontrarnos los unos a los otros

y encontrarte a ti, nuestro Dios vivo.

Te lo pedimos en el nombre de Aquel

a quien esperamos y que nos espera,

Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Baruc 5,1-9: Dios salvará a su Pueblo disperso

El profeta Baruc proclama un mensaje de esperanza: Dios guiará a su Pueblo disperso, de vuelta a su país y a sí mismo. Ellos se convertirán en signos radiantes de la Salvación de Dios.

Jerusalén, despójate de tus vestidos de luto y aflicción, 
y vístete para siempre
con el esplendor de la gloria que Dios te da;
envuélvete en el manto de la justicia de Dios
y adorna tu cabeza con la diadema de la gloria del Eterno,
porque Dios mostrará tu grandeza
a cuantos viven bajo el cielo.
Dios te dará un nombre para siempre:
“Paz en la justicia y gloria en la piedad”.

Ponte de pie, Jerusalén, sube a la altura,
levanta los ojos y contempla a tus hijos,
reunidos de oriente y de occidente,
a la voz del espíritu,
gozosos porque Dios se acordó de ellos.
Salieron a pie, llevados por los enemigos;
pero Dios te los devuelve llenos de gloria,
como príncipes reales.

Dios ha ordenado que se abajen
todas las montañas y todas las colinas,
que se rellenen todos los valles hasta aplanar la tierra,
para que Israel camine seguro bajo la gloria de Dios.
Los bosques y los árboles fragantes
le darán sombra por orden de Dios.
Porque el Señor guiará a Israel en medio de la alegría
y a la luz de su gloria,
escoltándolo con su misericordia y su justicia.

 

Salmo Responsorial

Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6

R. (3) Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor. 
Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio,  
creíamos soñar; 
entonces no cesaba de reír nuestra boca,
ni se cansaba entonces la lengua de cantar. R.  
R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Aun los mismos paganos con asombro decían:
“¡Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor!”
Y estábamos alegres,
pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor. R.  
R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Como cambian los ríos la suerte del desierto, 
Cambia también ahora nuestra suerte, Señor,
y entre gritos de júbilo
cosecharán aquellos que siembran con dolor. R.  
R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.
Al ir, iban llorando, cargando la semilla;
al regresar, cantando vendrán con sus gavillas. R.  
R. Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor.

 

Segunda Lectura: Filipenses 1,4-6.8-11: “Prepárense para el día de Cristo”

En una carta afectuosa, Pablo agradece a los cristianos de Filipos su hospitalidad para con él y su apertura al Evangelio. Les pide a ellos, y  hoy también a nosotros, que se preparen para la venida de Cristo con un amor atento y siempre creciente.

Hermanos: Cada vez que me acuerdo de ustedes, le doy gracias a mi Dios y siempre que pido por ustedes, lo hago con gran alegría, porque han colaborado conmigo en la propagación del Evangelio, desde el primer día hasta ahora. Estoy convencido de que aquel que comenzó en ustedes esta obra, la irá perfeccionando siempre hasta el día de la venida de Cristo Jesús.

Dios es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el amor entrañable con que los ama Cristo Jesús. Y ésta es mi oración por ustedes: Que su amor siga creciendo más y más y se traduzca en un mayor conocimiento y sensibilidad espiritual. Así podrán escoger siempre lo mejor y llegarán limpios e irreprochables al día de la venida de Cristo, llenos de los frutos de la justicia, que nos viene de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.

 

Aclamación antes del Evangelio

Lc 3, 4. 6

R. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos,
y todos los hombres verán al Salvador.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lucas 3,1-6: “Preparen el camino del Señor”

Dios comenzó su Historia de Salvación con su Nuevo Pueblo cuando Juan el Bautista anunció la venida de Jesús. Ahora, como entonces, la gente tiene que prepararse para la venida del Señor. Si preparamos el camino, todos verán cómo Dios salva.

En el año décimo quinto del reinado del César Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Filipo, tetrarca de las regiones de Iturea y Traconítide; y Lisanias, tetrarca de Abilene; bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino la palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de Zacarías.

Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de las predicciones del profeta Isaías:

Ha resonado una voz en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
hagan rectos sus senderos.
Todo valle será rellenado,
toda montaña y colina, rebajada;
lo tortuoso se hará derecho,
los caminos ásperos serán allanados
y todos los hombres verán la salvación de Dios.

 

Oración de los Fieles

Roguemos con fe y confianza para que el mundo vea y acepte la Salvación que Jesús ofrece a todos sin distinción. Y digamos: R/ Ven, Señor; no tardes.

  • Por el Papa, los obispos, sacerdotes y líderes laicos. Para que nos fortalezcan en nuestra fe y nos ayuden a acelerar la venida del Señor, roguemos al Señor.
  • Por todos los cristianos. Para que sean luz para nuestro tiempo, conserven bien vivas y activas la fe y la esperanza y trabajen en favor de mayor justicia y honestidad en nuestro mundo, roguemos al Señor.
  • Por todos los que no creen en Dios. Para que ellos también pongan todos sus talentos e ilusiones al servicio del Pueblo y de toda la comunidad humana, roguemos al Señor.
  • Por los que temen al futuro. Para que dejen de lado todos sus temores y angustias, y aprendan a esperar en Dios y a confiar en sus promesas, roguemos al Señor.
  • Por todos nosotros aquí reunidos. Para que nuestros ojos estén abiertos y nuestros corazones vigilantes para reconocer y recibir a Cristo nuestro Señor cuando venga a nuestro encuentro, roguemos al Señor.

Señor Jesucristo, danos la determinación y el valor para quitar los obstáculos que nos separan y para allanar el camino a tu venida. Quédate con nosotros, Señor, ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

En estos signos de pan y vino

nos das la seguridad de que tu Hijo

pronto estará con nosotros.

Que seamos tus humildes servidores,

compartiendo la luz, la alegría y la firme esperanza

que la humanidad está esperando.

Que nuestras vidas proclamen el mensaje

de que tú estás cerca de nosotros en Jesucristo,

Hijo tuyo y Señor nuestro

por los siglos de los siglos.

 

Introducción a la Plegaria Eucaristía

Por nosotros mismos no podríamos encontrar el camino hacia Dios. Pero Dios Padre nos ha enviado a Jesús, el Hijo, como nuestro Camino y como nuestro guía en el camino. Por medio de Jesucristo, demos gracias al Padre.

 

Invitación al Padre Nuestro

Roguemos a nuestro Padre del cielo

que sepamos buscar siempre su voluntad

y sembrar las semillas de su Reino.

R/ Padre nuestro…

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males

y danos hombres y mujeres entregados

para preparar aquella paz

que es el signo de la presencia de tu Hijo en la Tierra.

Vuelve nuestros corazones a ti y líbranos del pecado,

mientras aguardamos con gozosa esperanza

la venida plena entre nosotros

de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

R/ Porque tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión

Éste es el Cordero de Dios

que quita el pecado del mundo.

Dichosos nosotros invitados

a preparar el camino para su venida,

para que la gente en todo el mundo

pueda ver su Salvación.

R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Señor, Dios de esperanza:

En esta eucaristía hemos celebrado de nuevo

la venida de Jesucristo en medio de nosotros.

Que este breve encuentro con él

nos renueve y restaure

para llegar a ser humildes señales de ruta

hacia la justicia, la paz, la dignidad y la alegría.

que sobrepasan, con mucho, nuestras propias fuerzas,

pero que pueden ser compartidas por todos,

si permitimos a tu Hijo ir con nosotros

hacia ti, nuestro Dios y Señor

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: Para ser una autopista hacia Dios, llana, suave, recta, necesitamos volvernos más semejantes a Cristo. Podremos mostrar a otros el camino hacia él y preparar el camino para su plena venida solamente si tomamos en serio el Evangelio; si el Señor se hace visible en nosotros con su bondad, su compasión, su amor, con su preocupación por la justicia y la verdad. Que Dios nos dé fuerza y nos bendiga a todos. Que la poderosa bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

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