Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

4 Domingo dr Adviento

Description

Domingo 22 de Diciembre, 2024

 

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

 

1. Dios visita a su Pueblo

 

2. ¿Cómo viene Dios?

 

Saludo (Lc 1,39-44)

Benditos los que creen, como María,
que el Señor cumplirá sus promesas.
El Señor esté con ustedes.

 

Introducción

1. Dios visita a su Pueblo

Nuestro mundo está lleno de gente humilde que vive en pueblecitos olvidados, y sin embargo algunas personas como ésas han cambiado el curso de este mundo. En la historia de la Iglesia, honramos hoy a la primera persona que, procediendo de un pueblito remoto y aparentemente insignificante,  con su humilde “sí” modificó la historia: María de Nazaret... Su “Heme aquí”, su “Hágase”, le dio a ella, y nos dio a nosotros, a Jesús, el Hijo de Dios. Como ella, todos estamos llamados a dar nuestro “sí” incondicional a Dios. Pidamos en esta eucaristía disponernos al “sí” de María para poder también nosotros aportar al cambio que necesitamos ver en el mundo.

 

2. ¿Cómo viene Dios?

Para solucionar nuestros problemas buscamos generalmente ganar autoridad, influencia, dinero y poder. Los inquietantes estándares de Dios son totalmente diferentes de los nuestros. Para salvar a nuestro mundo y salvarnos, se hace uno de nosotros, asume la vulnerabilidad humana. El Salvador no nace en la capital del país sino en una dormida ciudad rural. Y nace en pobreza. Él derriba el poder del mal con la aparente debilidad de humildad, la obediencia y el servicio. Una mujer sencilla y un niño frágil están en el origen de nuestra Salvación. Reconozcamos la forma sorprendente y asombrosa de la venida de Dios.

 

Acto Penitencial

1. Dios visita a su Pueblo

Con demasiada frecuencia hemos dicho “no” a Dios,
y a los hermanos que nos suplicaban y pedían nuestra ayuda.
Pidámosles que nos perdonen.
                            (Pausa)

Señor Jesús, María dijo su “sí” a Dios
y de este modo tú pudiste nacer como uno de nosotros:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús, tú dijiste tu “Heme aquí”
al Padre y a toda la humanidad
y así pudiste traernos vida y amor.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, tú invitas a todos y a cada uno
a decir “sí” a Dios y a los hermanos,
junto contigo y con tu madre:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten piedad de nosotros, Señor,
y perdona nuestros pecados.
Haz que nos confiemos totalmente a ti
y llevemos a cabo tus planes,
de modo que nos puedas llevar a la vida eterna.

 

2. ¿Cómo viene Dios?

¿Estamos dispuestos a acoger al Señor
y dejar que trabaje en nosotros,
no a la manera como nosotros queremos
sino según sus planes?
Examinemos nuestra conciencia.
             (Pausa)

Señor, tú viniste a restaurar nuestra fuerza
asumiendo nuestra humanidad en todo

menos en el pecado.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús, tú nos hiciste ricos en gracia
por tu pobreza y humildad.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, tú desplegaste tu poder salvador
sirviendo y sufriendo por nosotros.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, Señor;
sálvanos a nosotros y al mundo del mal del pecado;
conviértenos y condúcenos a tus caminos
y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

1.Dios visita a su Pueblo

Oremos para que, con María,
nos preparemos con entusiasmo
para la venida del Señor.
               (Pausa)
Oh Dios siempre fiel:

Que podamos ver el rostro de tu Hijo,
y seremos salvados.
Que Jesús venga con tanta vida a nosotros, su Pueblo,
que con él podamos buscar tu voluntad en todo lo que hacemos.
Ayúdanos a servirte a ti y a nuestros hermanos
junto con María, tu humilde sierva,
y cantar con ella el himno alegre
de quienes has hecho libres,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.

 

2. ¿Cómo viene Dios?

Oremos a Dios para que sepamos acoger a su Hijo
con profunda fe.
                         (Pausa)
Oh Dios y Padre nuestro:
Estamos esperando anhelantes
la venida más profunda de tu Hijo entre nosotros.
Prepáranos para conocerlo y recibirlo
cuando venga en su propia forma asombrosa.
Esperábamos que viniera con gran poder
y viene en pobreza y humildad;
lo buscábamos en lugares lejanos
y él está a nuestro lado;
esperábamos signos extraordinarios
y lo descubrimos en la sencillez
de la gente y de la vida de cada día.
Acostúmbranos a Jesucristo y a sus maneras,
para que él cambie nuestras vidas
y las conforme a la suya,
porque él es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.

 

Primera Lectura: Miqueas 5,1-4a: Nuestro rey nacerá en la aldea más humilde

La profecía de Miqueas enaltece a una pequeña aldea, conocida porque en ella nació David, pero de la que no se podía esperar que pudiera ser la cuna del Salvador del mundo. Sin embargo, Belén será la Casa del Pan para toda la humanidad.

Esto dice el Señor:
“De ti, Belén de Efrata,
pequeña entre las aldeas de Judá,
de ti saldrá el jefe de Israel,
cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados,
a los días más antiguos.

Por eso, el Señor abandonará a Israel,
mientras no dé a luz la que ha de dar a luz.
Entonces el resto de sus hermanos
se unirá a los hijos de Israel.
Él se levantará para pastorear a su pueblo
con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios.
Ellos habitarán tranquilos,
porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra
y él mismo será la paz’’.

 

Salmo Responsorial

Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19

R. (4) Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Escúchanos, pastor de Israel;
tú que estás rodeado de querubines, 
manifiéstate;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R.  
R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos,
mira tu viña y visítala; 
protege la cepa plantada por tu mano, 
el renuevo que tú mismo cultivaste. R.  
R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Que tu diestra defienda al que elegiste, 
al hombre que has fortalecido.
Ya no nos alejaremos de ti;
consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R.  
R. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.

 

Segunda Lectura: Hebreos 10,3-10: Vengo a cumplir tu voluntad”

Cuando Jesús viene, se entrega totalmente a su Padre. ¿Podemos nosotros decir, con él: “Heme aquí, Señor, para cumplir tu voluntad”?

Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije –porque a mí se refiere la Escritura–: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad”.

Comienza por decir: “No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado –siendo así que eso es lo que pedía la ley–; y luego añade: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad”.

Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.

 

Aclamación antes del Evangelio

Lc 1, 38

R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la esclava del Señor;
cúmplase en mí lo que me has dicho.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lucas 1,39-44:Bendita es ella, que creyó”

Llena de gracia, embarazada del Hijo de Dios, María corre sin demora a ayudar a su prima Isabel y a llevarle, entre las primeras, la presencia gozosa  de su Salvador.

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.

 

Oración de los Fieles

Con María, firmemente creemos que Dios está cumpliendo sus promesas. Con María también rogamos al Padre: R/ Señor, dígnate darnos a tu Hijo.

  • Para que la Iglesia, Pueblo de Dios hoy, acoja a Jesús, el Señor, con calor y alegría, en los pequeños y en los pobres, roguemos al Señor.
  • Para que los que tienen el corazón orientado hacia la paz lleven a nuestro mundo, roto y dividido la armonía y la cooperación que Jesús, Príncipe de la Paz, quiso otorgarnos, roguemos al Señor.
  • Para que la justicia florezca en nuestros días; que los necesitados se colmen de bienes, y que haya amor y compasión entre los hombres al aceptar a Jesús como a su Salvador, roguemos al Señor.
  • Para que los que han perdido el camino y los que viven en la noche de la duda y del temor lleguen a conocer quién es su Salvador, roguemos al Señor.
  • Para que todas nuestras comunidades, grandes y pequeñas, que celebran la alegría de la Navidad, crezcan en unidad y amistad, y en entrega a un servicio generoso y desinteresado, roguemos al Señor.

Padre nuestro que estás en el cielo, sí, dígnate darnos a tu Hijo porque lo necesitamos para hacernos nuevos a nosotros y a nuestro mundo. En él ponemos toda nuestra esperanza, ahora y por siempre.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios misericordioso:
Tú estás tan cerca de nosotros
que Jesús, tu Hijo, nacido de la Virgen María,
se hace uno de nosotros como nuestro Emanuel,
nuestro “Dios-con-nosotros”.
Y se parece tanto a nosotros
que tememos no reconocerlo
cuando pasa entre nosotros.
Que lo descubramos verdaderamente
en los pobres y en los necesitados,
e incluso en nosotros mismos,
en nuestra propia debilidad,
para que nos tome de la mano
y nos lleve a ti,
Dios y Padre nuestro,
por los siglos de los siglos.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

El Señor Jesús está cercano a nosotros en esta Navidad para tomar un espacio mayor en nuestras vidas. Él está cerca de nosotros aquí en esta eucaristía. Con él damos gracias al Padre por su perenne bondad.

 

Invitación al Padre Nuestro

Con las palabras de Jesús, nuestro hermano,
oremos a nuestro Padre
para que sepamos cumplir su voluntad.

           R/ Padre nuestro…

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos nuestros males
y haz que tu Hijo sea nuestra fuerza y nuestra paz.
Ayúdanos a entender
que amar es no solamente dar
sino también tomar y recibir.
Abre nuestros corazones para acoger a tu Hijo
y para recibir de él luz y vida,
mientras nos preparamos con gozosa esperanza
para la venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesús, el Señor,
que dijo, al venir a este mundo:
“Oh Dios, aquí estoy para hacer tu voluntad”.
Dichosos nosotros invitados
a recibir este Pan de Vida
que nos ayudará a buscar y a cumplir
la voluntad de Dios.
R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios, Padre amoroso:
En esta celebración eucarística
nos has dado a Jesús, tu Hijo.
Ayúdanos a acogerlo siempre
con la actitud de María, su Madre,
listos para recibirlo cuando menos lo esperamos,
reconociéndolo en los hermanos
y en los acontecimientos de la vida,
y compartiéndolo con la alegría de un amor servicial
con todos los que nos encontremos en nuestro camino.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Nos acercamos a la Navidad y nos sentimos ya llenos de gozo. Que la nuestra no sea una alegría superficial sino profunda; que proceda de decir siempre sí a Dios, a sus planes, a su amor, y también de darnos a nosotros mismos con amor a todos los que nos rodean. Que Dios les otorgue a ustedes esa alegría y los bendiga a todos. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes y los acompañe siempre.

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