Los Hechos de los Apóstoles
4. Arresto y liberación
Videos por el Fr Claudio Doglio
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4. Arresto y liberación
“No tengo ni oro ni plata, pero lo que tengo te lo doy” dijo Pedro al lisiado que encontró en la puerta hermosa del templo. Y agregó: “En el nombre de Jesús el nazareno, camina.” Ha curado a un lisiado, lo hizo capaz de caminar y de caminar bien. Lucas en el capítulo 3 de los Hechos de los Apóstoles narra este episodio particularmente significativo que hace alusión a la efectividad de la predicación apostólica. Los apóstoles tienen la gracia de Cristo y el evangelio es terapéutico, hace que las personas sanen, hace a las personas capaces de caminar bien.
Recuerden que en el lenguaje bíblico caminar es sinónimo de la moral, o sea comportarse bien, vivir bien. El lisiado es uno que no puede caminar, metafóricamente es el hombre incapaz de vivir bien. Los apóstoles mediante el anuncio de la palabra, con el poder de Cristo, hacen que la humanidad sea capaz de caminar bien. Ese episodio prodigioso atrae la atención de la multitud. Lucas narra un discurso de Pedro y la reacción de las autoridades, de los jefes del sanedrín que arrestan a Pedro y Juan, los mantienen en la cárcel, los interrogan al día siguiente y Pedro tiene la oportunidad de un nuevo discurso, valiente. Pedro que tenía miedo cuando arrestaron a Jesús y lo repudió, ahora es otro hombre.
Es importante notarlo: ¿Cómo ha ocurrido tal cambio? Este es el milagro de la resurrección. Si Cristo no hubiera resucitado, si Pedro no hubiera encontrado realmente al Resucitado, ¿cómo se explicaría este cambio? Es inexplicable. Si mientras Jesús estaba vivo tenía tanto miedo, una vez que todo había terminado, si no hubiera pasado nada, Pedro se habría retirado, habría vuelto a su casa, retomado las redes, habría continuado el trabajo como antes.
¿Por qué ponerse a anunciar algo que no tenía fundamento? ¿Y con qué propósito? ¿Para ser arrestado – para recibir palos? Imposible imaginar un cambio tan profundo en la personalidad de Pedro si no hubiera sucedido algo extraordinario, como el encuentro con el Resucitado. Pedro, por lo tanto, anuncia al Sanedrín, a Caifás, al mismo Anás, que Jesús es el mensajero de Dios, es el Salvador, el único que puede salvar. No saben qué hacer; están realmente avergonzados; ven la parresía de Pedro y Juan. Estamos en el capítulo 4, a partir del versículo 13.
La palabra franqueza, en griego parresía, es un término técnico de los Hechos de los Apóstoles; se repite varias veces y es siempre muy importante. Es la capacidad de decirlo todo, es la libertad de expresión con la que los apóstoles ya no se ven bloqueados por sus miedos, sino que encuentran el valor de decir toda la verdad; y las autoridades saduceas. “Al ver la seguridad de Pedro y Juan y notando que eran hombres simples y sin instrucción, se admiraban…” de cómo conocían las Escrituras, de cómo eran capaces de argumentar bien los temas teológicos.
“Ordenaron entonces que salieran del tribunal y se pusieron a deliberar: ¿Qué hacemos con estos hombres? Han hecho un milagro evidente”. La curación de ese lisiado no se podía esconder, era un hombre público, en Jerusalén todos lo conocían. Tenía más de 40 años y, por lo tanto, desde que nació, lo habían llevado allí para despertar lástima en la gente y recaudar algún dinero. En Jerusalén era muy conocido. Ahora ese hombre corría sano y caminaba con normalidad. No se puede negar que hicieron algo extraordinario, pero si tienen razón en el argumento teológico, ni siquiera lo piensan; deben simplemente salvar su estructura y su situación y por lo tanto quieren que esa predicación no se divulgue. Los llaman y los amenazan; usan argumentos de terror, los amenazan con castigos y ordenan a Pedro y Juan “que no vuelvan a mencionar ese nombre a nadie”.
Y los apóstoles, con franqueza y un enorme valor responden: ‘debemos obedecer a Dios ante que a los hombres. Jesús, a quien nosotros reconocemos como Dios, nos ha instruido que digamos estas cosas y le obedecemos a él y los desobedecemos a ustedes, aunque sean la autoridad suprema del pueblo de Israel’.
“Repitiendo sus amenazas los dejaron en libertad, ya que no encontraban la manera de castigarlos, por temor al pueblo, que daba gloria a Dios por lo sucedido”. Una vez libres, los apóstoles regresan a la comunidad y son acogidos con entusiasmo por los hermanos. Pasaron una noche en la cárcel y la comunidad estaba desconcertada por este problema, temen que la situación tome un mal giro… también Jesús fue arrestado y no salió vivo de ese arresto… ahora se llevaron a Pedro y Juan y cuando regresan libres, en la comunidad surge una oración de acción de gracias. Un texto muy importante porque ofrece la interpretación cristológica de un salmo.
Es el salmo 2, un salmo que hablaba del mesías, lo menciona expresamente: “¿Por qué se agitan las naciones y los pueblos planean en vano? Se levantaron los reyes de la tierra y los gobernantes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido”. El texto antiguo hablaba de una posible rebelión del rey al dominio del hijo de David. Los apóstoles leyeron este texto antiguo como aplicado a los sumos sacerdotes, al rey Herodes, al gobernador Pilato que han conspirado juntos contra el Señor y contra su Cristo, pero el que está sentado en los cielos los anula y rompe las tramas de estos dominadores prepotentes.
El reino de Cristo ciertamente se ha cumplido, decía el salmo y los apóstoles rezan recitando los salmos. Cuando agradecen a Dios la liberación de los apóstoles recitan el salmo 2 y lo aplican a Cristo y a los cristianos, lo leen aplicándolo a su situación histórica, actual, concreta. Se habían reunido en una conspiración contra nosotros los líderes contra Cristo y ahora contra sus discípulos, pero el Señor ha frustrado sus complots y por lo tanto piden a Dios que continúe a guiar su trabajo.
“Al terminar la súplica, tembló el lugar donde estaban reunidos, se llenaron de Espíritu Santo y anunciaban el mensaje de Dios con franqueza” – con parresia. ¿Reconocen los fenómenos típicos de Pentecostés? Es otra manifestación del género. Acabada la oración el lugar tiembla, una especie de terremoto y hay un nuevo derramamiento del Espíritu. La Iglesia está en dificultad, han comenzado a perseguir a los líderes de ese grupo, pero el Espíritu se manifiesta de una manera poderosa, los invade, los anima, abre nuevas perspectivas, les da a los apóstoles la capacidad de anunciar libremente toda la palabra.
Ahora Lucas inserta otro resumen. Habíamos encontrado uno al final del capítulo 2 y ahora encontramos otro al final del capítulo 4. Presenta una imagen ideal donde dice que “la multitud de los creyentes tenía una sola alma y un solo corazón”. Es una expresión ideal que se ha convertido en una fórmula. Un solo corazón significa que estaban de acuerdo y una sola alma expresa lo que llamamos unanimidad. Se llevaban bien, tenían una intención común y no solo tenían ideas en común sino también el dinero.
“Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían en común”. Ya había mencionado en el primer resumen el tema de la ‘koinonía’, la comunión fraterna de bienes; ahora lo subraya más explícitamente y describe lo que hacían: “No había entre ellos ningún necesitado, porque los que poseían campos o casas los vendían, y entregaban el dinero a los apóstoles, quienes repartían a cada uno según su necesidad”. Y, por tanto, nadie era pobre e indigente; era una obra concreta de caridad y esta corresponsabilidad solidaria de la primera comunidad cristiana atrae la atención y admiración de toda Jerusalén.
Lucas subraya este aspecto porque le interesa el discurso económico y quiere presentar este modelo a los lectores de su libro. El ideal de una comunidad cristiana que se vuelve sensible a las cuestiones sociales y económicas y que realmente interviene con una caridad operativa. Y presenta, por tanto, dos ejemplos, uno positivo y otro negativo.
“Un tal José, a quien los apóstoles llamaban Bernabé, que significa Consolado, levita y chipriota de nacimiento…”. Un personaje importante que encontraremos en el curso de la historia. “Poseía un campo: lo vendió, y puso el dinero a disposición de los apóstoles”. Bernabé es un sacerdote, por tanto, algunos de los sacerdotes se han convertido en cristianos. Bernabé, originario de Chipre, es un helenista, habla griego, aceptó la predicación de Jesús a través de la mediación de los apóstoles y siendo rico puso a disposición de la comunidad la venta de sus bienes.
Este es el ejemplo positivo. Inmediatamente después, en el capítulo 5, se propone una imagen negativa. Es lo que podríamos llamar el pecado original de la comunidad cristiana; es una pareja, un poco como Adán y Eva, un hombre y una mujer, marido y mujer, Ananías y Safira que fingen adherirse a esta opción eclesial y también venden un campo, pero no quieren dar todo a los apóstoles, se guardan una parte para sí mismos, pero fingen dar todo. Este pecado original es hipocresía, es la ficción, la falsedad. Dentro de la iglesia no todas las personas son transparentes, capaces de dejarse guiar por el Espíritu de Cristo.
Allí también hay quienes fingen y engañan; es un pecado mortal, o sea, un pecado que mata. Y la narración cuenta propiamente la muerte, primero del esposo y luego de la esposa; se han puesto de acuerdo, han engañado a la Iglesia, es decir, han tratado de engañar al Espíritu. Caen en tierra primero uno y luego la otra, como electrocutados. Es un intento de engaño, no están obligados a hacerlo; podrían no hacerlo, podrían haber dado solamente una parte. Es el intento de aparecer sin ser; es un asunto trágico que hace morir y es al comienzo de la historia eclesial, una historia dolorosa de una pareja que entra a la Iglesia, pero con malas intenciones y la historia sirve precisamente para intimidar, para crear un gran temor en todos aquellos que llegaron a conocer esto. Como decir ‘no tomes ligeramente estas cosas importantes, con las elecciones de vida’.
Encontramos, por tanto, el tercer resumen que propone Lucas como cuadro ideal de la vida de la Iglesia. Lucas nos presenta esta historia inicial como idealmente positiva pero no guardó silencio sobre este pecado, y por eso es consciente de que incluso al principio no todo fue bien, desde el principio hubo problemas, crisis, tensiones, pecados que dañan la vida de la Iglesia y la historia del pecado sirve para resaltar el daño que se puede hacer. El tercer resumen enfatiza sobre todo el aspecto prodigioso.
“Los apóstoles realizaban muchas señales y milagros entre el pueblo. Todos íntimamente unidos acudían al pórtico de Salomón”, y creaban un grupo claramente identificable; no cualquiera se acercaba. Para estar con ese grupo de personas tenían que entrar a formar parte de la comunidad. Traían a los enfermos para que Pedro pudiera curarlos; bastaba su sombra para curar a los enfermos. “También los vecinos de los alrededores de Jerusalén llevaban enfermos y poseídos de espíritus inmundos, y todos se sanaban”. Lo que había hecho Jesús ahora se reproduce; estamos de nuevo en una fase inicial en la que el poder del Espíritu, a través de milagros concretos de sanación, muestra la intención terapéutica del evangelio; la misericordia de Dios quiere curar a la humanidad del pecado, pero para dejar claro que esta sanación sea efectiva y sea posible es necesario que ocurran muchos milagros y maravillas a través de los apóstoles. En este momento la situación ha empeorado.
Lucas narra la reacción hostil de la clase sacerdotal que se da cuenta de un problema, quizás grabe. “Entonces el sumo sacerdote y los suyos, es decir, el partido saduceo, llenos de celos, hicieron arrestar a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero de noche el ángel del Señor les abrió las puertas, los sacó de la prisión”. Cuando por la mañana estaban listos para el juicio y mandan a buscar por los presos, las celdas están vacías. El soldado debe regresar diciendo que encontró todo rigurosamente cerrado, pero no había presos dentro de las celdas. En esto alguien más llega para reportar que los detenidos están en el templo y predican como si nada hubiera pasado.
Lucas subraya este aspecto de puertas abiertas. Los Hechos de los Apóstoles narran historias de puertas que se abren; las puertas de la prisión se abren; los hombres intentan bloquear la palabra, pero no pueden. Los hacen arrestar de nuevo, los convocan al sanedrín, los amenazan, los regañan… “Les habíamos ordenado no enseñar mencionando ese nombre” … ¿por qué no hicieron caso? ‘Porque no podemos callar’ reiteran con valentía. ‘Nos pueden golpear, nos pueden poner en prisión, incluso nos pueden matar, pero no vamos a callar. No podemos callar estos hechos de los que somos testigos, nosotros y el Espíritu Santo’.
Querían darles muerte, pero interviene un tal Gamaliel que fue maestro de san Pablo y Lucas debió conocer a este sabio anciano rabino por el testimonio del mismo Pablo, quien propone una solución y Lucas informa esta reunión secreta celebrada entre los miembros del sanedrín. Gamaliel dice: “Israelitas, fíjense bien en lo que van a hacer con estos hombres…” si han inventado estas cosas acabarán en nada, y les menciona algunos casos recientes de supuestos mesías…: ‘Porque no hace mucho surgió Teudas… Más tarde, durante el censo, surgió Judas el Galileo… ¿Qué hicieron? Crearon un movimiento que duró algunos años… un poco de ruido, y todo acabó allí…. Será lo mismo en este caso… es un fuego de sartén… son una pobre gente que han inventado esta historia y otros pobres los siguen y terminarán en nada’. Pero, especula Gamaliel: “Si por casualidad esta idea o esta obra que ellos intentan hacer es cosa de Dios, no podrán destruirlos y estarán luchando contra Dios”. ‘Dejémoslos en paz, no merece que nos ensuciemos las manos con estas personas. Si tienen razón no nos conviene luchar contra Dios’. El sanedrín aceptó este sabio consejo, hicieron azotar a los apóstoles y los soltaron.
“Ellos se marcharon del tribunal contentos de haber sido considerados dignos de sufrir desprecios por el nombre de Jesús’. Las amenazas no habían servido de nada. “Y no cesaban todo el día, en el templo o en casa, de enseñar y anunciar la Buena Noticia del Mesías Jesús”. Lucas informa este sabio juicio de Gamaliel como un argumento en defensa de su tesis. Al final de los Hechos de los Apóstoles se reconocerá que esta predicación no fue un destello en la sartén, ha repercutido en el mundo entero, ha convertido a mucha gente y cuanto más tiempo pasa más fuerte se vuelve y por lo tanto no es un invento humano, era realmente un trabajo divino.
Con el final del capítulo 5 termina también la primera parte de los Hechos de los Apóstoles donde no se nos han dado datos cronológicos precisos, de cronología, pero se nos ha contado la historia de los primeros años de la comunidad apostólica en Jerusalén, hecha de crisis y valentía. Con el capítulo 6 comienza una nueva etapa cuando aparecen los cristianos de lengua griega, pero de esto hablaremos en el próximo encuentro.