Los Hechos de los Apóstoles
11. El primer viaje misionero
Videos por el Fr Claudio Doglio
Voz original en italiano, con subtítulos en Inglés, Español, Portugués & Cantonés
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11. El primer viaje misionero
“En la Iglesia de Antioquía había algunos profetas y doctores”. El capítulo 13 el libro de los Hechos de los Apóstoles centra la atención en la comunidad cristiana de Antioquía, esa gran ciudad en la que se creó una Iglesia compuesta por no judíos. En la comunidad de Antioquía estaba también el médico Lucas, que es reconocido como el autor de los Hechos de los Apóstoles y también del tercer evangelio, y por ello es lógico que relate hechos relacionados con su ciudad porque es su experiencia histórica, ya que de esa realidad partió la predicación evangélica.
En Antioquía trabajan Bernabé y Saulo; cuando regresaron de Jerusalén trajeron consigo a Juan llamado Marcos, el joven que fue testigo por unos momentos de la vida de Jesús y acompañó el nacimiento de la comunidad cristiana, el crecimiento de la Iglesia en Jerusalén. Han pasado aproximadamente 15 años desde el momento de la Pascua de Jesús; ocurrió en el año 30 y ahora estamos a mediados de los cuarenta.
La propagación del evangelio comienza a tomar consistencia. Se produce una nueva elección en esta comunidad; el narrador presenta a los líderes de la Iglesia de Antioquía, pero no usa los términos que luego se convertirán en habituales: diáconos, sacerdotes, obispos, sino que los llama profetas y doctores, responsables de enseñar y proclamar la palabra. El primero en la lista es “Bernabé, Simeón el Negro, Lucio el Cireneo, Manajén, que se había criado con el tetrarca Herodes, y Saulo”.
Son cinco hombres considerados responsables de la comunidad. “Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Sepárenme a Bernabé y a Saulo para la tarea a la que los tengo destinados. Ayunaron, oraron, e imponiéndoles las manos, los despidieron”. ¿Qué ha sucedido? La comunidad de Antioquía madura la opción de comenzar la misión evangelizadora. Después de todo disciernen sobre lo que les sucedió a ellos. En los años anteriores, unos diez años antes, algunos helenistas, expulsados de Jerusalén, habían llegado a Antioquía y sin un proyecto específico habían empezado a hablar de Jesús y mucha gente creyó en el evangelio y se creó una hermosa comunidad; diez años después esta comunidad está llena de gente, feliz de ser cristiana y con ganas de comunicar a otros la belleza vivida en primera persona.
Y razonan de esta manera: lo que nos sucedió ocasionalmente a nosotros, ¿no podría repetirse en otras ciudades? ¿Qué nos pide el Señor? ¿Fue simplemente una coincidencia que la semilla cristiana eche raíces aquí en Antioquía o es una señal que el Señor ha dado para que nosotros tomemos este estilo y repitamos en otros lugares lo que sucedió aquí? El Espíritu Santo, durante la liturgia, los ilumina diciendo: “Sepárenme a Bernabé y a Saulo”. Esos dos, que son los mejores, y son algo responsables de la comunidad ‘envíenlos para una nueva misión’. Les imponen las manos; es un gesto sacramental de ordenación y los envían.
Esta es la tercera vocación de Saulo. En el camino a Damasco se hizo cristiano; por mediación de Bernabé se convirtió en sacerdote; ahora durante su ministerio la comunidad decide comenzar una misión y elige enviar a los dos mejores Bernabé y Saulo. El proyecto es probar un experimento; enviar a dos predicadores cristianos a un ambiente donde no se conoce el evangelio de Cristo y proponer esta predicación para ver si tiene éxito, si se acepta, si nacen nuevas comunidades. Es una prueba de verificación para ver si realmente han entendido cuál es el proyecto del Señor.
Bernabé y Saulo aceptan y salen; de Antioquía bajan a Seleucia donde está el puerto, embarcan y como frente a la costa de Siria, donde está Antioquía, está la isla de Chipre y Bernabé es originario de Chipre, parece lógico que la primera parada sea precisamente la isla de Chipre con sus numerosas ciudades. Es un ambiente que de alguna manera Bernabé conoce, puede tener puntos de referencia y para comenzar de alguna manera, deciden empezar en ese ambiente.
“Así, enviados por el Espíritu Santo, navegaron a Chipre y, llegados a Salamina –que es el puerto oriental de la isla– anunciaban la Palabra de Dios en las sinagogas judías. Llevaban a Juan como colaborador”, de sobrenombre Marcos. Es importante notar que el primer paso es siempre en la sinagoga, comienzan con los judíos que asisten a la sinagoga y leyendo las escrituras bíblicas parten de esos textos para anunciar el evangelio de Jesús.
“Atravesando la isla, llegaron a Pafos”, el puerto occidental de la isla. Y aquí conocieron a un extraño personaje “calificado de mago, falso profeta judío que se llamaba Barjesús. Estaba en el séquito del gobernador Sergio Pablo, hombre inteligente, que había llamado a Bernabé y Saulo porque deseaba escuchar la Palabra de Dios”. Frente a esta autoridad romana, Bernabé y Saulo conocen a Elimas, un mago judío que debe tener algunos poderes particulares o se jacta de poseer cualidades paranormales que de alguna manera influyen y fascinan al procónsul.
Este Elimas se opone a Bernabé y Pablo, disputa lo que dicen y “Saulo lleno de Espíritu Santo, lo miró fijamente y le dijo: ¡Gran embustero y embaucador, hijo del Diablo y enemigo de toda justicia! ¿Cuándo acabarás de retorcer los caminos rectos de Dios? Mira, te herirá la mano de Dios y quedarás una temporada ciego sin ver el sol. Al instante lo invadió una niebla oscura y andaba a tientas buscando a alguien que le diera la mano”.
Es una intervención castigadora de Saulo; como en Jerusalén Pedro había castigado a Ananías y Safira porque pretendían engañar al Espíritu Santo, ahora al inicio de la misión, Saulo dice una palabra de juicio poderoso contra este hombre embustero y embaucador que trata de luchar contra los predicadores de la luz y es él quien cae en la oscuridad absoluta.
“Al ver lo sucedido, el gobernador profundamente impresionado ante la enseñanza del Señor, abrazó la fe”. Se narra, de hecho, una conversión de un miembro autorizado de la administración romana. El procónsul Sergio Pablo se convierte en cristiano, golpeado por la palabra como una propuesta positiva e impresionado también por este poder de Saulo que castiga al mago judío, de hecho, este hombre aceptara el evangelio.
En el versículo 9 de este capítulo 13, presenciamos a un cambio de nombre. Sin una razón precisa, sin dar la explicación, el narrador dice: “Saulo, también llamado Pablo, lleno de Espíritu Santo, etc.”. A partir de este momento el personaje de Saulo se suele llamar habitualmente Pablo. El nombre no lo cambió cuando se hizo cristiano en Damasco, o cuando se convirtió en sacerdote en Antioquía, o cuando la Iglesia comienza la misión, sino el nombre se cambia ahora, cuando conoce a alguien llamado Sergio Pablo y, por lo tanto, los eruditos piensan que existe una estrecha relación entre el nombre de Pablo y este procónsul romano que de alguna manera no solo se convierte en cristiano, sino que ahora adopta a Saulo o, quizás, sea el mismo Saulo que adopta el nombre de este romano casi como un trofeo.
La palabra de Jesús funciona, la predicación evangélica obtiene buenos resultados. Basta un cambio de letra: ‘Saulos’ se convierte en ‘Paulos’, un nombre hebreo se convierte en un nombre latino gregorizado. Es la apertura al mundo greco-romano con el que el fariseo judío Saulo marca su propio cambio. Una apertura a una nueva cultura que es simplemente la aceptación del proyecto evangélico de Jesús del anuncio a todas las personas. Navegando desde Pafos, deciden llegar a la Panfilia, que es una región en la actual Turquía, la costa sur de Turquía; incluye varias regiones entre las cuales la Panfilia. Desembarcan en el puerto de Atalía y desde allí inician un nuevo itinerario, pero en lugar de seguir la costa, que hubiera sido un viaje más natural y lógico, Pablo y Bernabé planean remontar la cordillera de Tauro para visitar Pisidia.
No está clara la razón por la que tomaron esta ruta inaccesible, no había carreteras, las comunicaciones normales seguían la costa; no tenemos mapas geográficos, pero la zona sur de Turquía es muy rocosa y toda la costa está seguida por una cadena montañosa, si no como los Alpes bastante similar. Es el camino que cruza las montañas para bajar a Pisidia y es un camino decididamente inaccesible e inusual. Significa que han caminado durante semanas por senderos alpinos, sin refugios, sin medios de subsistencia, por lo tanto llevando en una mochila los elementos para sobrevivir en un larguísimo viaje, enfrentando el peligro de bandoleros y animales feroces, de desastres naturales ¿Por qué hacer este esfuerzo si cualquier ciudad de la costa podría haber estado bien para comenzar esta experimentación evangélica?
La posible solución nos viene de un reciente descubrimiento de una placa en Antioquía de Pisidia donde se nombra a este procónsul Sergio Pablo que es un terrateniente en esa región; por tanto, podemos imaginar que Sergio Pablo, que se convirtió en cristiano, aconseja a Pablo y a Bernabé que continúen el trabajo en su casa, donde él tiene las propiedades, y probablemente ofrece credenciales, las presentaciones, para encontrar bienvenida, ayuda. Y leyendo estos detalles como signos que la providencia ofrece para la misión apostólica lo aceptan.
El joven Marcos, en cambio, no quiere emprender ese viaje, probablemente porque está asustado por el peligroso viaje. Llega a la costa de Asia Menor y deja a Bernabé y Pablo y regresa a Jerusalén. Los dos continúan solos y cruzan felizmente la montaña de Tauro y llegan a la llanura central de la actual Turquía. Van a la ciudad de Antioquía de Pisidia y allí comienzan a predicar en la sinagoga. Y aquí, Lucas pone en boca de Pablo, el discurso programático. Un discurso largo y amplio, articulado teológicamente, muy similar al discurso que pronunció Pedro el día de Pentecostés.
Es interesante notar que el primer discurso de Pablo es muy similar al primer discurso de Pedro. En una ciudad greco-romana muy lejos de Jerusalén, Pablo da en la sinagoga el mismo discurso que quince años antes en Jerusalén había dado Pedro al comienzo de su misión apostólica. Lucas lo hace intencionalmente para mostrar un estrecho paralelismo entre los dos apóstoles y su predicación.
El discurso de Pablo fascina a los judíos de Antioquía de Pisidia, pero las autoridades de la sinagoga envidian el éxito pastoral de estos dos predicadores extranjeros y se oponen a esa obra y los expulsan de la sinagoga. En este punto Pablo y Bernabé se dirigen a los griegos y tienen un éxito considerable. Algunos judíos acogen y muchos griegos aceptan el evangelio y nace una nueva comunidad cristiana.
Naturalmente, estas actividades llevan semanas y meses de tiempo. En Antioquía de Pisidia nace una comunidad hasta el momento en que los judíos organizan una auténtica expulsión y Pablo y Bernabé son echados fuera. No se desaniman, cambian de ciudad, vuelven a empezar en Iconio con el mismo criterio: primero en la sinagoga y luego a todos los demás. Presentan el anuncio del evangelio y a pesar de las dificultades aquí también tienen un éxito considerable, pero se repite la situación difícil; se les expulsa de Iconio, se mueven, vuelven a cambiar de ciudad, empiezan nuevamente desde el principio.
En la ciudad de Listra comienzan con la curación de un hombre paralítico. En Listra –estamos en Licaonia– los habitantes de la ciudad consideran a Pablo y Bernabé como dioses; están listos para adorarlos y ofrecerles un sacrificio; llaman Zeus a Bernabé e identifican a Pablo con Hermes porque Bernabé tenía que ser grande y gordo y Pablo era quien hablaba, así que era el mensajero de los dioses. Por supuesto los dos apóstoles no aceptan este ritual pagano; se presentan por lo que son, simplemente hombres y disputan esa religiosidad griega, la quieren corregir.
Los habitantes de Listra dispuestos adorar a los dos, viéndose criticados en su religión, se convierten en enemigos y apedrean a Pablo y lo dejan como muerto. En cambio, solo se desmayó, pero evidentemente había recibido muchos golpes de piedra y se supone que no estaba en excelente estado de salud. Pablo se despierta y se va; junto con Bernabé cambian de ciudad una vez más. Van a Derbe y comienzan la misión nuevamente; luego de lo cual deciden regresar y hacer el viaje en reverso, regresan a Listra, luego a Iconio, luego a Antioquía; cruzan la montaña de Tauro, bajan a Atalía, embarcan y regresan a Antioquía.
Nosotros lo hemos explicado en pocos minutos, pero ellos tardaron algunos años en tal actividad, con esfuerzos indescriptibles, pero plantaron la Iglesia, dieron a luz comunidades cristianas en Chipre y Antioquía, en Iconio y Listra, en Derbe y en estas ciudades dejaron algunos presbíteros que son los ancianos, los responsables. Cada comunidad está guiada por un presbítero, un creyente responsable, adulto, maduro, capaz de animar un grupo. Es el inicio de la organización eclesiástica que arranca como un experimento.
Bernabé y Saulo regresaron a Antioquía y cuentan lo que hizo el Señor a través de ellos y cómo abrió la puerta de la fe a los paganos. Es una expedición muy importante. Los Hechos de los Apóstoles narran sobre puertas abiertas no solo las de las cárceles, sino sobre todo la puerta de la fe es abierta por el Señor para que todos los pueblos puedan acoger el evangelio.