El Evangelio
según San Juan
Parte 16. El Prólogo
Videos por el Fr Claudio Doglio
Voz original en italiano, con subtítulos en Inglés, Español, Portugués & Cantonés
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16. El Prólogo
El prólogo del cuarto Evangelio es una espléndida sinfonía con la que Juan presenta la historia del Señor Jesús, Salvador del mundo, revelador del Padre. El prólogo es un elemento característico del cuarto evangelio. En el Evangelio de Lucas, tenemos algunos versículos donde presenta el método que siguió para redactar su narrativa.
Sin embargo, un texto poético y teológico como el de San Juan es único entre los evangelios; y es un texto poético que sintetiza, con un lenguaje lírico, el mensaje fundamental, expresado luego en prosa en el texto. Este estilo de síntesis es como el comienzo de una ópera lírica, y la sinfonía de apertura la compone el autor al final de la obra. Porque reuniendo las mejores piezas y armonizándolas, se crea la sinfonía que anuncia los grandes temas musicales que se desarrollarán durante el transcurso de la ópera.
Por lo tanto, el prólogo se compone como una síntesis en un momento posterior o al final de toda la obra. También responde a la necesidad de aclarar conceptos. Durante el transcurso de los años la joven comunidad joánica atravesó una crisis y el comienzo de una herejía. Algunos cristianos seguidores de Juan exageraron el campo de la cristología y llegaron a la formulación de una cristología muy alta (como se le llama en lenguaje técnico teológico). La cristología baja es la que consideraba a Jesús solo como profeta, y ser humano excepcional.
Por otro lado, la alta cristología propone a Jesús como Dios, Hijo de Dios al mismo tiempo manteniendo la realidad humana. Algunos exageraron esta posición e influidos por la filosofía griega, un pensamiento que luego evolucionó hacia el gnosticismo, afirmaban que Jesús era solo Dios, y ser humano solo en apariencia.
Esta fue precisamente la herejía del docetismo que echó raíces en la predicación cristiana inicial sosteniendo que la naturaleza humana de Jesús era solo una apariencia. Suena extraño para nosotros, pero para el pensamiento helenístico antiguo era más fácil imaginar un Dios que asumiera una forma humana ficticia que admitir una encarnación genuina. Machos de ellos creían que había numerosos dioses y que aparecerían ocasionalmente en forma humana. Entonces, si los predicadores proclamaran que Jesús es Dios y se hacía visible, lo aceptaban de buena gana. Sin embargo, era un mensaje extraordinario anunciar que Dios se ha hecho verdaderamente hombre y que Jesús de Nazaret es un hombre, que es a la vez verdadero Dios y verdadero hombre, verdaderamente humano y verdaderamente divino.
Es para corregir esta infracción que el evangelista trabajó el texto dentro de un marco teológico con el que afirma claramente que el 'Logos' se hizo carne y hemos visto su gloria. La primera carta de Juan comienza: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos, es lo que les anunciamos: la Palabra de vida. La vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó”.
Probablemente la primera carta de Juan fue escrita antes del Prólogo y cuando se escribió el Prólogo, se retomó el tema de la primera carta, reprendiendo a los que nos han dejado’. Dejaron el grupo, pero en realidad no formaban parte de él. Se fueron porque eligieron solo una parte de la verdad que Juan proclamó, no toda la verdad. Por tanto, Juan une esta síntesis junto con la narración del Evangelio.
Podemos estructurarlo en tres momentos principales, como tres vaivenes poéticos que retoman tres veces el mismo tema. El término "logos" se utiliza de forma original. Se usa en un sentido absoluto y este término nunca se usó para mencionar a Jesús en el Evangelio. Logos es la fórmula acuñada al final para sintetizar mejor todo lo narrado. Λόγος - "Logos" es un término griego que significa ‘palabra’. Es una terminología muy común y puede significar mucho más que solo ‘palabra’. Puede ser un pensamiento, una razón, un proyecto ... pensemos en la frecuencia con la que lo usamos. Hay tantos términos formados a partir de esta raíz, como teo-logía, cardio-logía, etc. Logos es el estudio de Dios, es el estudio del corazón, es una investigación, y la ciencia de una realidad particular.
Juan se ha inspirado, quizás, para el inicio de su esquema literario, en el poema de la sabiduría del capítulo 24 del Libro de Ben Sirá. La sabiduría se alaba a sí misma y se presenta como "la palabra que sale de la boca del Altísimo que viajó el mundo entero y puso su tienda en Israel". Esta es la Sofía", la Sabiduría de Dios. Juan probablemente eligió utilizar un vocabulario masculino. Tenía que presentar la encarnación del Jesús humano y no quiso arriesgarme a confundir el género de presentar la sabiduría como figura femenina que se hizo hombre, ya que puede provocar malentendidos.
Así que eligió el término "logos" que era común en el idioma griego; al mismo tiempo, correspondía a un importante término hebreo: ‘palabra’, especialmente en los traductores de lengua aramea de textos bíblicos hebreos para el pueblo, a menudo se usa la fórmula ‘memrad Adonai’, ‘palabra de Dios’ en lugar del nombre divino mismo. Por tanto, la palabra de Dios ya estaba habitualmente personificada. No costó un gran esfuerzo presentar la Palabra de Dios que se hace carne en el Jesús humano.
El comienzo está formulado con expresiones cortas que se enlazan entre sí. "Al principio existía el Logos". Prefiero no traducir el término griego. En algunas traducciones ser utiliza la palabra latina "Verbo", pero incluso si está escrita con una letra mayúscula, no es precisa. En nuestros idiomas, el ‘verbo’ es parte del discurso. Comer y dormir son dos verbos. Y, por tanto, corremos el riesgo de utilizar un lenguaje idiomático algo técnico que no se entiende o puede malinterpretarse. ‘Logos’ es una palabra aún más difícil, que no se comprende de inmediato y es mejor así, porque si uno percibe que no comprende puede buscar la explicación.
"Al principio existía el Logos y el Logos estaba junto a Dios". La expresión: "estaba junto", πρὸς τὸν Θεόν - pros thon Zeon, significa la relación, el movimiento hacia. La palabra no está ‘cerca’ sino que se dirige a alguien, ‘yo les estoy hablando a ustedes’; la palabra está dirigida a Dios. “La Palabra existía al principio junto a Dios y la Palabra era Dios”. Dia-logos se presenta como el Logos de Dios, dirigida a Dios. Al principio de todo está la conversación entre ellos. Dios le habla a Dios. Dios es una palabra dirigida a Dios. Todo se hizo a través de él y sin él no se hizo nada.
Es el sistema semítico paralelo, significa venir a decir lo mismo con una fórmula inversa. En el origen de todo, dicen los textos de sabiduría del Antiguo Testamento, está la Sabiduría. Es el comienzo. El Logos es el comienzo de la creación, de la historia. Todo ha sido hecho por el Logos. No simplemente cosas creadas, sino también los acontecimientos de la historia. Todo lo que ha pasado, ha pasado por medio del Logos.
“En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres; la luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron”. Es una serie de frases importantes donde la última palabra se convierte en el tema de la siguiente. Hay vida ligada a la palabra y la vida se explica por la luz y la luz se opone a la oscuridad. El verbo griego que Juan usa en el versículo 5 es ambiguo, es decir, puede tener varios significados.
El verbo κατέλαβεν - kattelaben puede significar captar, comprender, pero también acoger. Probemos tres traducciones diferentes. Las tinieblas no han entendido la Palabra, que es la luz. Las tinieblas no han recibido la luz, no han recibido esa Palabra. Pero, tercer significado, la oscuridad no ha sofocado la luz, no la ha tomado como dominio abrumador. Es un anuncio de batalla, de choque entre la luz y la oscuridad, pero también es un anuncio de victoria. La oscuridad no logró apagar la luz.
Segundo movimiento: "Apareció un hombre enviado por Dios, llamado Juan". Su nombre es Juan el Bautista. Estamos de nuevo al principio. El primer versículo presentó el comienzo de la nada. El principio. Al principio está la Palabra, la voz de Dios, la luz, la vida. Al comienzo del momento histórico, todo comienza con la predicación del Bautista; él no es la luz, sino que ha venido a dar testimonio de la luz. La verdadera luz es el Logos y es la luz que viene al mundo.
Es importante este énfasis. Al entrar en el mundo, la Palabra se vuelve luz. Llegó a lo que era suyo. El mundo fue hecho a través de él, la humanidad, el pueblo de Israel. Y, sin embargo, el mundo, la humanidad, su propia gente no lo reconoció. Pero no terminó ahí. “Pero a los que la recibieron, a los que creen en ella, los hizo capaces de ser hijos de Dios”. Es otra fórmula sintética muy importante. Dar la bienvenida al Logos significa tener el poder de convertirse en hijo de Dios. No es un hecho automático. Se da el poder, se da la posibilidad. Y la posibilidad se convierte en un acto lentamente, convertirse en hijo o hija de Dios es el creyente que acoge la Palabra.
Y el Logos se hizo carne. No dejó de ser Logos y se hizo carne. Para Juan, "carne" significa la humanidad concreta en su realidad creada limitada. “Y habitó entre nosotros”. Juan usa el mismo verbo que Sirach 24, ἐσκήνωσεν - eschenozen, plantó la schené, la tienda, habitó. La morada recuerda la tienda de la presencia donde la gloria de Dios estaba presente en medio del campamento de Israel.
La Palabra de Dios se ha instalado (habitó) en nosotros, dentro de la humanidad, en medio de la humanidad. ¿Cuál es la morada de Dios? La tienda de la presencia, el templo y la humanidad de Cristo. La carne del Logos es la tienda de la presencia de Dios. “Y nosotros hemos contemplado su gloria, El evangelio termina con el "nosotros". Sabemos que el discípulo testigo dio un testimonio verdadero.
El evangelio comienza con "nosotros". Nosotros, discípulos, testigos oculares, hemos contemplado su gloria. Es una palabra importante para Juan, la gloria y la poderosa presencia actuante de Dios. Los discípulos, testigos oculares, hemos contemplado la presencia misma de Dios en ese hombre, en la carne del Logos, porque ese hombre es el unigénito Hijo del Padre, “lleno de gracia y verdad”.
Es necesario aclarar estas palabras para poder interpretarlas. ‘Gracia’, en este caso significa, ‘regalo’ y ‘verdad’ para Juan es la revelación. La expresión técnica se llama "endiad", es decir, se utilizan dos términos para indicar un solo concepto. La gracia y la verdad son una cosa: el don de la revelación. El don consiste en la revelación. El hombre Jesús, el Logos hecho carne, está lleno del don de la revelación, es decir, todo lo que dice, todo lo que hace, todo lo que es, es revelación. En su histórica existencia terrena humana, el Logos ha regalado la revelación de Dios, ha dado a conocer quién es Dios, cómo es Dios.
Aquí termina la segunda parte y comienza el tercer movimiento, comenzando de nuevo por Juan, que continúa anunciando “El que viene detrás de mí, es más importante que yo, porque existía antes que yo. De su plenitud hemos recibido todos”. La plenitud es el hecho de que el Logos se hace carne, está lleno del don de la revelación. Desde su plenitud, todos nosotros, no solo los testigos presenciales, sino todos nosotros, incluso los que no estaban presentes en Jerusalén, los que no vieron a Jesús con los ojos de la carne, todos nosotros. Incluso nosotros, que vivimos dos mil años después, todos hemos recibido "gracia tras gracia".
No es una traducción trivial e insignificante. No es un montón de gracias una encima de la otra. Es un regalo en lugar de un regalo. La preposición griega utilizada es χάριν ἀντὶ χάριτος - jarin anti járitos. No significa uno sobre otro, sino uno opuesto al otro. Por la plenitud de Jesús, plenitud de la revelación de Dios; todos recibimos un regalo en lugar de un regalo.
El don del Antiguo Testamento fue la revelación, pero hemos recibido un don aún mayor, que no lo contrasta, sino que lo completa y lo realiza. La revelación traída por Jesús es la plenitud del don. Y el siguiente versículo lo explica. La ley, o la revelación del Antiguo Testamento, se promulgó por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad se realiza por Jesús el Mesías”.
En griego, hay un verbo en singular donde se comete un error gramatical. "La gracia y la verdad se realiza" porque la gracia y la verdad son un solo concepto. El don de la revelación se produjo a través de Jesucristo. La ley dada por Moisés es el primer regalo, pero la revelación completa es el regalo traído por Jesucristo. Nadie ha visto a Dios, ni siquiera Moisés, ni siquiera Isaías, ni siquiera los grandes del Antiguo Testamento han podido ver a Dios. El único que conoce a Dios y lo da a conocer es el Hijo engendrado. Dios que se engendra en el seno del Padre, es revelación.
El prólogo dice que Jesús es el revelador del Padre. El siguiente texto narra cómo Jesús reveló a su Padre. Ahora, tras escuchar la sinfonía inicial, podemos retomar la lectura del Evangelio y ver cómo se presenta esta revelación en el texto.
Ya hicimos el trabajo de presentación, y deseo a los espectadores que han escuchado estas conversaciones, que tengan la motivación para abrir el Evangelio y escuchar el testimonio del discípulo amado, para ver con tus propios ojos el don de la revelación, la carne del Logos; tocar con tus propias manos esa presencia, esa gloria de Dios en medio de nosotros, y poder decir como los discípulos en Pascua: "Mi Señor y mi Dios", y poner tu vida en sus manos.
Gracias por tu atención y mis mejores deseos para que tú también puedas ser como Thomas, el gemelo del Señor que después de mirarlo intensamente se volvió similar a Él.