El Evangelio
según San Marcos
Parte 2. Inicio de la narración
Videos por el Fr Claudio Doglio
Voz original en italiano, con subtítulos en Inglés, Español, Portugués & Cantonés
Videos subtitulados y doblados en los mismos idiomas también disponibles.
2. Comienzo de la narración
“Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”.
Así comienza el texto del evangelista Marcos. Es una forma algo extraña de comenzar una historia. “Comienzo del evangelio” suena como una indicación trivial. Es así como comienza el texto; lo podemos observar. Quiere decir algo más de lo que aparece.
El término ‘evangelio’ lo usamos como título del libro, pero en sí mismo significa ‘buena noticia’; y antes de indicar un libro, indicaba la predicación, el contenido de la predicación apostólica. Solo en el segundo siglo han comenzado a llamar Evangelios los cuatro libros. En sí mismo el evangelio es la predicación de los apóstoles.
San Pablo a menudo habla de su evangelio, no porque haya escrito un libro sobre la vida de Jesús, sino porque anunció lo que es esencial en la experiencia de Jesús. Por lo tanto, Marcos tituló así su trabajo; no un evangelio sino el comienzo del evangelio.
Ἀρχὴ = ‘Arjé’ de la buena noticia. Es como decir: Les narro de dónde comenzó la predicación apostólica que tiene como objeto principal a Jesús. Y Marcos dice sobre Jesús básicamente dos cosas.
Primero, Jesús es el Cristo. Segundo, Jesús es el Hijo de Dios. Estas dos afirmaciones fundamentales son para Marcos el kerigma apostólico de fondo. El contenido de la predicación. Y de hecho su trabajo está estructurado en dos partes.
Con el título nos ha dicho, de alguna manera, la organización de todo el texto, porque la primera parte de la historia de Marcos culmina en el capítulo 8 con la profesión de fe del apóstol Pedro, quien le dice a Jesús: ‘Tú eres el Cristo’.
Ocho capítulos narran cómo los discípulos han llegado a reconocer que Jesús es el Cristo, el Mesías, sin embargo, decir que Jesús es el mesías no significa haber entendido verdaderamente quién es, porque el mesías es un título funcional; podría ser simplemente un líder, una persona que toma el poder y se convierte en rey, reorganiza un estado. Es el legítimo sucesor de David en la dinastía reinante en Israel. Y Jesús no es eso.
Los apóstoles han llegado a reconocer en Jesús el Cristo, pero se necesita una segunda fase. Y esta es la segunda parte del Evangelio, en la que el Maestro explica a sus discípulos que ser Mesías significa morir, dar la vida. La segunda parte es el camino de formación de los discípulos para que comprendan el drama de la cruz; para que puedan acoger el sentido salvífico que tiene la cruz.
La segunda parte culmina al pie de la cruz, donde un soldado romano, habiendo visto morir así a Jesús, dice: “Realmente este hombre era Hijo de Dios”. Un soldado romano hace la profesión cumbre de fe. Reconoce la divinidad de Jesús.
Al principio el evangelista puso el título sintético: “Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, que es el Cristo, el Hijo de Dios”. En el libro narra cómo, en una primera fase, se ha llegado a reconocerlo como Cristo, y, sobre todo, en una segunda fase, se ha llegado a profesar la fe en el Hijo de Dios. Si es cierto que el evangelio de Marcos nació para los catecúmenos, pensado como formación catequética para cristianos que aspiran a convertirse en tales y se preparan para el bautismo, y reciben este mensaje para la vida, entonces entendemos mejor el hecho de que lo haya titulado ‘arjé’ = principio del Evangelio.
Es el punto de partida de una vida evangélica, es un camino de fe para adherirse verdaderamente a Jesús. Sigamos, entonces, la narración del evangelista Marcos, destacando los elementos principales de la narración. Después de este título, la narración comienza con un enlace al Antiguo Testamento: “Tal como está escrito en el profeta Isaías”. Y se introduce un versículo que reúne múltiples textos del Antiguo Testamento. Una cita de Malaquías: “El señor envía al mensajero”, con un texto del Segundo Isaías: "Una voz grita en el desierto: Preparen el camino al Señor”.
Todo esto nos recuerda el personaje de Juan Bautista. Marcos comienza la historia con el Bautista, con la predicación de este extraño personaje que en los vados del rio Jordán se presentó para anunciar la inminente venida del Mesías, invitando a la gente a prepararse para darle la bienvenida con dignidad. Juan predicaba un bautismo de penitencia, es decir, predicó un rito de inmersión en las aguas.
En la zona donde el Bautista predicaba estaba el pasaje del río a lo largo del camino que conducía a Jerusalén. Dado que no era recomendado pasar por Samaria porque era una región considerada impuro y también porque los samaritanos eran a menudo violentos hacia los peregrinos que iban o venían de Jerusalén. Es por eso que los habitantes de Galilea que iban a Jerusalén o regresaban de Jerusalén, preferían pasar más allá del Jordán, atravesaban el río más o menos a la altura de Jericó y luego subían a la ciudad santa.
Por eso, en ese punto del valle del Jordán, la gente se reunía para pasar, probablemente con balsas o barcazas. Había una multitud esperando pasar y en ese entorno aparece el extraño personaje de Juan, vestido como el antiguo profeta Elías, justamente en el lugar donde Elías había subido al cielo. Es casi una recuperación del antiguo evento.
Juan se presenta como un nuevo Elías que prepara el camino del Señor, es el Mensajero enviado por Dios para inaugurar los últimos tiempos. La gente lo escucha, lo sigue, se ve afectada por esta predicación. Están fascinados por el anuncio inminente de la venida del Mesías. Se sumergen en el agua con un gesto simbólico con el que reconoce que tienen el agua hasta el cuello… ‘Estoy a punto de ahogarme’. Si el Señor no interviene para salvarme estoy acabado. Es un gesto penitencial de humillación, de reconocimiento de la propia mala situación.
“En aquel tiempo vino Jesús de Nazaret de Galilea y se hizo bautizar por Juan en el Jordán”.
El personaje principal aparece así, de repente. Ni una palabra sobre la infancia, donde nació, cuando, como… Marcos no dice nada. La primera catequesis cristiana, como lo testimonian los Hechos de los Apóstoles, de hecho, comenzaban por el bautismo predicado por Juan en el desierto. Todo comienza allí. Es el momento de la manifestación pública a Israel.
La primera predicación se refería al ministerio público de Jesús, es decir, del momento en que los apóstoles lo han conocido y seguido. Lo que había sucedido antes de alguna manera no le interesaba, no era importante, no hacía parte de la experiencia apostólica. Y, por lo tanto, solo serán los sucesivos, el trabajo de Mateo y de Lucas quienes presentarán los bocetos sobre la infancia del Salvador, con una intención teológica particular. Marcos no tiene nada de esto; y presenta a Jesús simplemente como alguien que viene de Nazaret, de Galilea y fue bautizado, fue inmerso en el Jordán por Juan:
“En cuanto salió del agua, vio el cielo abierto y al Espíritu bajando sobre él como una paloma. Se oyó una voz del cielo que dijo: Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto”.
Es la teofanía al Jordán es la inauguración del ministerio de Jesús. ‘Teofanía’ significa manifestación de Dios. Sucede algo grandioso que hace referencia a Jesús. La descripción de Marcos es esencial. Una vez que ha bajado al agua, Jesús sale y fenómenos especiales tienen lugar durante el salir del agua.
Todo comienza con una escena de bautizo como pasará con los catecúmenos en esa noche de Pascua cuando se proclame el evangelio de Marcos. Al principio está la inmersión de Jesús en las aguas y su emersión. Es el anticipo del misterio pascual, de la muerte y la resurrección. En el momento en que Jesús sale del agua, se abren los cielos. Es una expresión para indicar la revelación de Dios. Se muestra el Espíritu de Dios en forma de paloma; se oye la voz del Padre que habla a Jesús: eres mi Hijo. Es una palabra del Padre al Hijo, es una revelación personal.
Jesús vio desgarrarse el cielo. Fue una de sus experiencias místicas. Podríamos decir que es el momento culminante en su itinerario formativo, de su crecimiento humano. En ese momento Jesús llega a la plena conciencia de sí mismo, y de la propia naturaleza y de la propia misión. Y la revelación del Padre y el descenso del Espíritu confirman quién es y qué tiene que hacer. Desde ese momento Jesús comienza el ministerio; ya no regresa a Nazaret.
“Inmediatamente el Espíritu lo llevó al desierto”.
Estamos acostumbrados a la historia de Mateo y de Lucas que narran las tentaciones en desierto, pero esos textos son reelaboración posterior. La tradición más antigua conservada por Marcos es extremadamente sintética. Solo están los datos esenciales: el Espíritu que ha descendido sobre Jesús lo guía, lo empuja al desierto y en el desierto permanece 40 días, tentado por Satanás.
Cuarenta días es un número evocador de la historia de Israel en el desierto, del camino de Elías en el desierto, es un largo período de tiempo como retiro espiritual, un momento de ejercitación en el que Jesús debe tomar su decisión, debe elegir cómo ser el Mesías. Tiene ahora la convicción de ser el Mesías y el Hijo de Dios.
Pero ¿cómo vivir esto? Lo debe pensar, debe proyectar, debe elegir. Aquí es donde aparece la tentación satánica que Marcos en realidad no especifica. De hecho, toda su vida de Jesús fue una tentación. Durante todos los años de su ministerio muchas personas, incluyendo a sus amigos, le sugirieron formas alternativas.
Encontraremos que en el centro del libro de Marcos tenemos el personaje de Pedro que Jesús llama Satanás: “¡Aléjate, Satanás!”. Pedro es uno de los tentadores, es un amigo de Jesús que le sugiere algo equivocado, le indica un camino que no es el de Dios. En aquellos días de desierto Jesús elige el camino del Mesías de acuerdo con el plan de Dios.
“Vivía con las fieras y los ángeles le servían”.
Es una anotación extraña. Efectivamente, en el desierto hay bestias salvajes pero el estar de Jesús con animales salvajes tiene un valor simbólico. Tal vez recuerda la condición del Adán inicial en una naturaleza no corrupta o tal vez es un tipo particular apocalíptico donde las bestias salvajes son figura del mal. Piensen en el salmo en que se dice que ‘el justo caminará entre leones y dragones, aplastará a las serpientes y los escorpiones’. Son animales salvajes del desierto. Aplastar a estos animales significa dominar el mundo del mal. Jesús en el desierto se encuentra con fieras salvajes en esta pelea contra el mal y al mismo tiempo es servido por ángeles, es decir, no es abandonado de la presencia de Dios. Existe el choque entre el bien y el mal, el camino de Dios y la corrupción de este mundo. Jesús se encuentra en medio de esta situación.
“Cuando arrestaron a Juan, Jesús se dirigió a Galilea a proclamar la Buena Noticia de Dios diciendo: Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios: arrepiéntanse y crean en la Buena Noticia”.
Así comienza la primera parte de la historia de Marcos. Después de las escenas introductorias del bautismo y las tentaciones, comienza en Galilea el ministerio de Jesús, después del arresto de Juan. Jesús no hace competencia con el Batista. Después que se enteró que Juan había estado arrestado (Marcos no nos dice por quién y por qué – lo dirá luego). Marcos da el mínimo de información necesaria a sus lectores.
Después que Jesús supiera que Juan había sido bloqueado, comienza en Galilea a predicar el evangelio de Dios, la bella noticia de Dios. Es una frase sintética: el kerigma fundamental. Cuatro verbos, dos afirmaciones y dos imperativos.
El primero: ‘Se ha cumplido el tiempo’. Segundo: ‘está cerca el reino de Dios’. Estas son las afirmaciones, son el tiempo = kairós en griego indica una buena oportunidad. Estamos aquí, este es el momento propicio, no pierdas esta oportunidad. ¿Ocasión de qué? De la presencia del reino de Dios. Es una expresión típicamente semítica para indicar el reinar de Dios. El hecho de que Dios es rey, Él es el Señor omnipotente.
‘Está aquí’ – no en el sentido de que está un poco cerca, que no está muy lejos. Si se ha hecho vecino, quiere decir que ha llegada, que está aquí, en la persona de Jesús. Jesús es el reino de Dios. Esta es la buena oportunidad. Dios que reina está presente en mi persona.
Por consiguiente, dos imperativos. El primero: ‘arrepiéntanse’; segundo: ‘crean en el evangelio’. Cambien de mentalidad – μετανοεῖτε = ‘metanoeite’ = cambien el modo de pensar y fíense de esta bella noticia. Es la buena noticia de la intervención de Dios. Dios, soberano universal, entonces, fíense y acojan esta oportunidad. Así comienza el ministerio de Jesús. Así lo resume Marcos admirablemente.