El Evangelio
según San Marcos
3. Un día en Cafarnaún
Videos por el Fr Claudio Doglio
Voz original en italiano, con subtítulos en Inglés, Español, Portugués & Cantonés
Videos subtitulados y doblados en los mismos idiomas también disponibles.
3. Un día en Cafarnaún
“Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios: arrepiéntanse y crean en la Buena Noticia”.
Este es el resumen de la predicación de Jesús que evangelista Marcos pone al comienzo de su historia como kerigma fundamental. Estamos al comienzo de la primera parte. El evangelio de Marcos está estructurado en dos grandes momentos que cada uno culmina con una profesión de fe. Consideramos ahora la primera parte, la que culmina en la profesión de fe de Pedro: “Tú eres el Cristo” en el capítulo 8.
Esta primera parte está estructurada en tres momentos, con algunas características que se repiten. Cada uno de estos tres momentos comienzan con un resumen, es decir, una frase sintética que resume la acción y la predicación de Jesús. Después del resumen viene una escena de vocación. Luego algunos episodios bastante homogéneos en la estructuración para cerrar la parte con una nota de refutación, de oposición polémica.
Así, esta primera parte de la primera sección total, comienza desde el capítulo primero, versículo 14 con la predicación de Jesús; y termina en el capítulo 3, versículo 6, con una nota polémica: “Los fariseos salieron inmediatamente y deliberaron con los herodianos cómo acabar con él”. El siguiente versículo es una nueva síntesis, otro resumen: “Jesús se retiró con sus discípulos junto al lago. Le seguía una multitud… curaba a todos”.
Por lo tanto, el evangelista pensó en organizar el material que tenía con una cierta estructura. No debemos pensar ingenuamente que los evangelios son la vida de Jesús. Ya hemos dicho que Marcos no relata la infancia. Muchos detalles sobre la biografía de Jesús se omiten. Marcos no tiene intención de escribir una biografía. Recoge la predicación apostólica sobre Jesús; su libro es un texto kerigmático, es decir que quiere anunciar a Jesús en el que hay que creer.
Es un texto nacido para la liturgia de Pascua, dirigido a la fe de los catecúmenos. Marcos no narra simplemente una historia, sino que forma a los creyentes y les acompaña a la profesión de fe inicial del bautismo, pero de tal manera que se convierta en la estructura de toda la vida. De ahí que el material que encontró, que le fue transmitido por la tradición y en gran parte tal vez ya para por escrito, Marcos lo reelabora y da una estructuración a los diversos episodios.
Así, piensa en organizar con tres resúmenes, tres narraciones de vocacionales en esta primera parte de su narración. Después del anuncio sintético de la predicación tenemos la llamada de los primeros cuatro discípulos, una narración extremadamente sintética. No es una reconstrucción histórica para poder seguir a ese hombre que tenía una gran exigencia.
Simón, Andrés, Santiago, Juan deberían ya conocer algo más sobre Jesús. Y fue así naturalmente, en el sentido de que antes de seguir a Jesús deben haberlo escuchado, valorado, estimado, pero la narración es extremadamente esquemática, esencial, omite todo lo que no está dirigido a la proclamación de la fe.
“Caminando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban una red al agua, pues eran pescadores. Jesús les dijo: Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. Inmediatamente, dejando las redes, le siguieron”.
La misma escena se repite inmediatamente después.
“Vio a Santiago de Zebedeo y a su hermano Juan, que arreglaban las redes en la barca. Los llamó. Ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con él”.
A Marcos le interesa unos verbos esenciales. Jesús entró en la vida de estos discípulos, los llamó y ellos respondieron positivamente. Ningún detalle, ningún recuento de crónica. Es una síntesis teológica. Y es importante subrayar ese cambio inicial de perspectiva. Eran pescadores, pero Jesús les propone convertirse en pescadores de hombres. Es un cambio radical.
Tratemos de reflexionar: el pescador saca los peces del agua y los hace morir. Los saca porque quiere comerlos y, principalmente, porque quiere venderlos porque ese es su interés. El pescador de pescado hace morir para tener una ganancia. En vez, la perspectiva de Jesús es transformar esos hombres en pescadores de hombres.
El que pesca un hombre le salva la vida. Noticias recientes nos presentaron en drama de los que pueden morir en el mar si no hay nadie que intervenga para rescatarlos. Pescador de hombres es, por tanto, uno que salva la vida de aquellos que se están ahogando. Y no lo hacen por interés de ganancia material sino solo por una intervención de salvación, de liberación, de promoción humana. En lugar de promotores de muerte se convierten en dadores de vida.
La perspectiva de Jesús es un vuelco, se mantiene siempre la palabra ‘pescador’ pero la perspectiva es completamente diferente; y esos cuatro se adhieren a la invitación, lo siguen, dejan atrás lo que era su existencia y comienzan una nueva experiencia.
Y ahora Marcos narra una jornada típica de Jesús ambientada en Cafarnaún, la que se convirtió en su residencia por elección. Dejó Nazaret, pueblo remoto en las colinas de la Galilea donde nadie pasaba nunca, para poder anunciar su mensaje y hacer que se difundiera rápidamente; para esto era necesario comenzar el ministerio en un lugar concurrido, con mucho movimiento de gente.
Cafarnaún era un puerto marítimo, el centro de las cooperativas de pescadores del lago donde estaban todos los que comercializaban con pescado, donde confluían todos los que se compraban el pescado y lo transportaban para venderlo por el camino. Así pues, es un lugar donde transitaban mucha gente y es en ese ambiente provincial pero agitado donde Jesús comienza su predicación.
Y comienza en la sinagoga de una manera especial, comienza como un maestro. Esto es un poco como un enigma porque la sinagoga estaba bien estructurada, organizada con reglas precisas. La sinagoga era una realidad religiosa administrada principalmente por los fariseos, bastante diferente del templo. Mientras que el templo es único en Jerusalén y está dirigido por los sacerdotes que ofrecen sacrificios, es decir, inmolaciones especialmente de animales, según las reglas levíticas, mientras que las sinagogas son muchas, cada pueblo tiene una y las ciudades podían tener varias. Son lugares de reunión donde los judíos observantes se encuentran en el día sábado para leer la Escritura, para meditar, para rezar. Y se necesita a alguien que lidere la reunión de oración, que lea y explique el texto bíblico que fue proclamado.
La sinagoga estaba organizada con un leccionario festivo. Todos los sábados se proclamaba un texto. El esquema probablemente ya estaba activo por los documentos que encontramos un poco posterior a Jesús. Y así sabemos que la lectura de todo el Pentateuco se hacía a lo largo de tres años; los cinco libros de Moisés se leían integralmente con una división de tal manera que se lograran cerca de 150 textos, uno para cada sábado y que duren tres años. Cuando se llegaba al último capítulo de Deuteronomio, al sábado siguiente se recomenzaba con el primer capítulo del Génesis. Y, por tanto, durante todo el tiempo se proclamaba todo el texto de la ley de Moisés, como primera lectura.
Luego había una segunda lectura, un texto tomado de los textos proféticos que servían como interpretación, como acompañamiento, explicación, pero tampoco este texto se dejaba a la libre iniciativa del lector o comentarista, sino que era previsto por el ritual de la sinagoga, como así también las diversas oraciones introductorias y de conclusión. Jesús entra en la sinagoga con la actitud del maestro, de alguna manera lo reconocen como maestro de la sinagoga.
¿Estudió Jesús… asistió a escuelas rabínicas para que obtener títulos para poder hacerlo? No lo sabemos, no se dice, sin embargo, por los hechos narrados nosotros podemos imaginar algo así. No es suficiente entrar a una iglesia –pensemos en nuestra situación actual– para poder predicar; hay unas regulaciones litúrgicas, por tanto, el primero que llega no toma en la mano el micrófono, lee el texto que él quiere y expone sus explicaciones. Si lo dejo predicar es porque reconozco como competente y como insertado en una estructura para la cual, en lugar de hacerlo yo, lo hace él. Quiere decir que el jefe de la sinagoga de Cafarnaún reconoce que Jesús está habilitado, autorizado para ofrecer la meditación, el comentario bíblico sobre esos pasajes que son proclamados. Marcos narra este echo tranquilamente.
Esto como la primera escena:
“Llegaron a Cafarnaún y el sábado siguiente inmediatamente entró en la sinagoga a enseñar”.
No sé si notaron cuán frecuente es en el texto de Marcos, el adverbio ‘de inmediato’. Es un pequeño detalle, pero hay que señalarlo ya que no aparecen en ninguno de los otros evangelistas. Marcos lo usa muchas veces, tal vez demasiado; es un truco para darle a su narración una dinámica particular. Como si dijera que no hay tiempo que perder. Jesús es un hombre activo; hace cosas rápidamente. “Inmediatamente el Espíritu lo condujo al desierto” … “inmediatamente los discípulos lo siguieron” … “inmediatamente los llamó e inmediatamente lo siguieron” … Vinieron a Cafarnaún e “inmediatamente” Jesús entró el sábado a enseñar.
“Enseñaba” – La primera característica de Jesús es la del maestro; es un maestro sinagogal. Explica las lecturas y “La gente se asombraba de su enseñanza porque les enseñaba con autoridad, no como los letrados”. La tradición de los escribas era la de reforzar la enseñanza con alusión a los maestros anteriores; y así tenemos en la gran colección del Talmud, del siglo V después de Cristo, pero la colección concierne a muchos maestros más antiguos, y la costumbre de la tradición de los escribas de Israel era la de mantener el nombre de quien ha dicho esa frase. ‘El maestro tal me lo enseñó y yo te lo repito bajo la autoridad de ese tal’. ‘Nuestros padres nos han enseñado a hacerlo así, por tanto, yo les repito a ustedes que es necesario hacerlo así porque nos lo han dicho nuestros antecesores’.
En cambio, Jesús sorprende a la gente porque no hace referencia a una autoridad que lo precede, sino que él es la autoridad. Se presenta como uno que tiene autoridad. En el evangelio de Mateo encontramos esas fórmulas que Marcos no reproduce, pero que nos dan una buena idea de la autoridad de Jesús: “Saben lo que se dijo a los antepasados, pero yo les digo…”. Ese ‘yo les digo’ de Jesús explicita su autoridad.
En ese contexto de enseñanza sucede algo inesperado. De repente uno de los presentes se levanta furioso, comienza a hablar, interrumpe a Jesús gritando, de alguna manera lo insulta:
“¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret?” (Jesús en Cafarnaún… tú eres de Nazaret – como decirle: vete a tu casa). “¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: ¡el Consagrado de Dios!”.
¿Quién es este hombre? ¿Está hablando por iniciativa propia o está allí otro que lo hace hablar? El narrador nos ha dicho que era un hombre poseído de un espíritu inmundo. Notemos que el espíritu inmundo es lo contrario del Espíritu Santo; el Espíritu de Dios es santo pero el espíritu inmundo es una realidad espiritual pero opuesta a Dios y, por tanto, se convirtió en corrupto, sucio, es una realidad diabólica, satánica. Este hombre es presa de un poder diabólico que le hace hablar en contra de Jesús.
“Jesús le increpó: ¡Calla y sal de él!”.
No le dice ‘al hombre’ calla y sal de él, sino al espíritu que lo hace hablar, y ordena al espíritu de salir. Esto es importante; notamos que es una salida, un éxodo. Este es el primer milagro narrado por Marcos. Es un exorcismo, es un éxodo. Jesús hace salir al espíritu del mal de un hombre. Ese hombre, aunque ha sido destrozado se convierte en libre.
“Todos se llenaron de estupor y se preguntaban: ¿Qué significa esto? Es una enseñanza nueva, con autoridad. Hasta a los espíritus inmundos les da órdenes y le obedecen”.
Ahí es donde se ve la autoridad de Jesús. Manda y se realiza. Jesús es un maestro que habla y realiza lo que dice. Su palabra tiene un poder que nosotros decimos ‘sacramental’, eficaz, logra lo que significa. No es simplemente un teórico que anuncia con hermosas palabras algo ideal. Es uno que realiza concretamente lo que dice. Estaba explicando las escrituras de liberación y libera concretamente a un hombre del poder del mal. ¿Qué significa esto? la gente se pregunta.
Es una ‘didaké kainé’, es una doctrina de calidad nueva acompañada por la autoridad. Jesús tiene autoridad, pero no es autoritario. Jesús tiene la autoridad de quien puede hacer efectiva la palabra. “Su fama se divulgó rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea”.
El comienzo del ministerio en la sinagoga de Cafarnaún es para Marcos un signo emblemático de la obra de Jesús; un maestro poderoso en las palabras que dice y en las acciones que realiza. Y hace que la gente haga el éxodo. Si es cierto que el evangelio de Marcos fue escrito para la noche de Pascua, noche de éxodo, y prepara a los catecúmenos a dejar el viejo mundo para ser liberados, este principio del ministerio orienta en esa dirección. Los destinatarios son ‘ese hombre’ que puede ser liberado por la palabra de Jesús.