Textos Apócrifos
2. Textos Apócrifos - El Evangelio de Tomás
Videos por el Fr Claudio Doglio
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2. Textos Apócrifos - El Evangelio de Tomás
Los evangelios apócrifos son una realidad enormemente vasta, además de los apócrifos del Antiguo Testamento, existen los del Nuevo Testamento. Dijimos en la reunión anterior que el concepto de apócrifo significa un libro secreto, oculto, y luego este término fue usado para indicar genéricamente todos los textos que no entran dentro del canon bíblico.
Cuando hablamos de ‘apócrifos del Nuevo Testamento’, hacemos referencia a escritos antiguos, posterior a los escritos del Nuevo Testamento, o sea, a partir del siglo segundo y en adelante que tienen una forma literaria similar, de alguna manera, a los escritos canónicos. Estos textos son muy abundantes. Tenemos, por ejemplo, la edición –la mejor según mi opinión– preparada por el profesor Mario Erbetta, en cuatro volúmenes (en italiano). El primer volumen contiene los Evangelios y los textos judeo-cristianos y gnósticos; el segundo volumen contiene los relatos de la infancia, de la Pasión, de la Asunción de María. Luego están los ‘Relatos Apócrifos’ – narraciones de la vida de los apóstoles, las Cartas y el Apocalipsis apócrifos.
Por tanto, el material es enorme, extremamente variado, fruto de fantasía literaria, de reflexión teológica, que se asemeja mucho a las novelas. Como en la narración de los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles faltaban ciertas informaciones, se añadieron textos, a menudo con intención religiosa, que llenaban los vacíos, pero son novelas de ficción. No fueron considerados canónicos porque eran marginales, relacionadas solo con un ambiente pequeño o muy tardío.
Para no hablar en general, me gustaría dar un ejemplo con un texto muy importante. En el primer volumen de esta colección de los apócrifos del Nuevo Testamento, encontramos los textos más antiguos. Podemos hablar de tres categorías de textos apócrifos entre los más antiguos: Los ágrafa, los textos judeo-cristianos y los evangelios gnósticos. Veámoslos uno por uno.
El concepto de ‘ágrafon’: significa no escrito y define algunas palabras de Jesús que no se conservan en los textos del Evangelio. En el Nuevo Testamento hay algunas palabras atribuidas a Jesús que no están presentes en los Evangelios. Tomemos un ejemplo en los Hechos de los Apóstoles, en el capítulo 20,35 - Lucas, que escribe el libro, hace decir a Pablo en una de sus homilías que Jesús dijo “es más bienaventurado dar que recibir”. Esta frase no está en los evangelios. Es un ágrafon, mencionado en los Hechos, pero no en el Evangelio.
También encontramos variaciones en los manuscritos de los Evangelios; algún texto manuscrito ha añadido algunas expresiones que no se consideran auténticas. También hay citas de los Padres. En algunos escritos patrísticos tenemos referencias a palabras dichas por Jesús que no están documentadas ni en los Evangelios ni en los otros escritos del Nuevo Testamento.
Tal vez los Padres las recibieron de la tradición oral. Clemente Alejandrino, por ejemplo, en su libro titulado Stromata, menciona este dicho (loguion) de Jesús, “pide grandes cosas y te serán dadas las pequeñas también’. Podría ser, fácilmente, un dicho de Jesús, pero no está en los textos canónicos, por lo que pertenece a ese amplio mundo de los apócrifos. Este es el primer ejemplo de ágrafa.
El segundo tipo son los evangelios judeo-cristianos, es decir, la producción literaria ligada a ambientes de judíos que se hicieron cristianos, pero siguieron permaneciendo judíos, se llaman judeo-cristianos para indicar ambas posiciones. Conocemos estos textos a través de las citas de los Padres: el Evangelio de Pedro, el Evangelio de los Ebionitas, es decir, de los pobres. Son textos que tuvieron una suerte muy limitada. Escritos en territorio palestino, por grupos que permanecieron judíos, pero no han aceptado la predicación de Jesús y compusieron su propia documentación religiosa. Los Padres más antiguos que tuvieron que ver con este ambiente, conocían estos textos y en algunos casos han tomado algunas frases, y luego tomando aquí y allá de los textos de los Padres, hemos reconstruido vagamente estos textos antiguos.
Mucho más importantes por la extensión y por la cantidad son los textos gnósticos. Conocemos este mundo gnóstico, con una abundante producción literaria, especialmente a partir del testimonio de Ireneo de Lyon que escribió una obra monumental titulada ‘Adversus haereses’ - Contra las herejías’, publicado en 180 después de Cristo. Ireneo es obispo de Lión en Francia, pero es nativo de Esmirna, cerca de Éfeso, en el ambiente donde Juan vivió, donde nació el cuarto Evangelio, el Apocalipsis, por lo tanto, tiene un conocimiento de primera mano del ambiente apostólico. Ireneo se dio cuenta que muchos textos estaban circulando en el ambiente cristiano que eran engañosos y, por lo tanto, los presentó y los refutó.
El primer libro de su gran trabajo es la presentación de las principales obras del mundo gnóstico. El segundo libro es la refutación detallada y presentación de las teorías en una actitud de refutación. Del tercer al quinto libro hace un trabajo de reconstrucción y presenta una auténtica dogmática católica a partir de la fundación de los cuatro evangelios canónicos. La obra de Ireneo, con estas citas, dio a conocer el mundo gnóstico. ‘Gnosis’, en griego, significa conocimiento; el llamado gnosticismo es un movimiento enorme y variado, con orígenes precristianos pero ha encontrado en el ambiente cristiano un terreno fértil y a partir de algunas posiciones teológicas, sobre todo joánicas, habían aparecido pensadores, auténticos filósofos o teólogos, o fusionando juntos ‘teósofos’, que han desarrollado reflexiones sobre el sentido del mundo, sobre la estructura cósmica, sobre la posibilidad de salvación a través del conocimiento.
Hubo un descubrimiento arqueológico muy importante en 1946, en un pueblo del alto Egipto, en el monasterio ‘Chenoboskion’, en la región de Nag Hammadi. Accidentalmente se descubrió una biblioteca, en su mayoría con textos escritos en lengua copta que fue la evolución del antiguo egipciano. Copto es una deformación del griego Αίγύπτιος Aigyptios, que significa ‘egipcio’. Tiene un alfabeto que se parece al griego, un poco como el cirílico para Rusia. Es un alfabeto que comenzó desde el griego y añadió algunos signos, pero el lenguaje es completamente diferente porque es un lenguaje mítico, una evolución tardía del egipcio antiguo.
Estos textos de los siglos III, IV y V, en lengua copta, eran traducciones de los textos originales más antiguos, incluso de los siglos II y III escritos en griego, pero desconocidos. Algo se conocía a través de Ireneo y otros autores antiguos que los habían citado. En 1946 este descubrimiento arqueológico sacó a la luz toda una biblioteca entera, aunque fuera en traducción copta, y así tenemos la posibilidad de conocer directamente los textos de esta comunidad.
Entre los muchos libros que se han encontrado, el que los estudiosos creen que es el más importante, es el ‘Evangelio de Tomás’, estudiado por muchos autores con especial atención por su contenido. Así que tratemos de entender lo que es; es un texto llamado ‘evangelio’, pero que no se parece a los Evangelios canónicos, sino a una forma más antigua que los Evangelios canónicos, porque es sólo una antología de dichos, una colección de frases, 114 frases enumeradas sin un orden preciso, simplemente una antología de palabras atribuidas a Jesús.
Comienza así: “Estos son los dichos secretos que ha proclamado Jesús el Viviente, y que anotó Dídimo Judas Tomás. Y Él ha dicho: Quien encuentra la interpretación de estos dichos, no saboreará la muerte”. Este es el título introductorio. Sigue el primer logion: “Jesús ha dicho: Que quien busca no deje de buscar hasta que encuentre, y cuando encuentre se turbará, y cuando haya sido turbado se maravillará y reinará sobre la totalidad y hallará el reposo”. No hay ninguna historia. En todo el texto, atribuida a Tomás, no hay ningún relato de hechos u obras hechas por Jesús, sólo dichos. Éste es el primero.
¿Cómo podemos evaluarlo? Podría ser un texto original. El texto que hemos encontrado en Nag Hammadi, está en copto y es tardío, pero es una traducción. El griego original era de finales del primer siglo, principios del segundo, muy antiguo, muy cercano a la escritura de los Evangelios canónicos. De hecho, analizando todo este texto, encontramos que hay dichos que son muy diferentes entre sí, algunos son similares a los que se encuentran en los Evangelios sinópticos, otros no. Hay una conservación tradicional diferente, pero el dicho es el mismo que en los Evangelios.
Hay una segunda categoría de dichos que podrían ser auténticos, es decir, son consistentes con la forma en que Jesús habló, no enseñan doctrinas extrañas, no son esotéricas, es decir, reservadas para ese ambiente restringido de creyentes gnósticos que están encerrados en una secta de iniciados. Finalmente, hay otros dichos que son numerosos o incomprensibles, es decir, están formulados con un lenguaje que no dice nada a los no iniciados, o bien con afirmaciones muy extrañas.
El evangelio de Tomás es un bello documento de evangelio apócrifo. Es un texto que no fue desechado por la Iglesia, condenado y quemado, pero se margina a sí mismo porque nació en un ambiente restringido. Nació en una comunidad que todavía tenía contactos con la tradición apostólica, tanto que conoce muchas de las enseñanzas de Jesús documentadas en los escritos apostólicos, pero a esta auténtica base tradicional añadió otro material, fruto de la reflexión. Este autor o autores que produjeron el texto añadieron su propio material. La obra no fue divulgada, fue leída en ese ambiente, ni siquiera llegó a todo Egipto.
Ireneo lo sabe porque es un gran investigador. Se comprometió a hacer un censo de todo este material, pero Ireneo no tenía autoridad dentro de la iglesia. No olvidemos que, en ese tiempo, el Imperio Romano persiguió varias veces al mundo cristiano, no había ningún vínculo entre el poder civil y la estructura eclesiástica; los obispos eran personas marginales en el mundo romano, no tenían autoridad y por lo tanto Ireneo escribió un libro, simplemente no tenía el poder de recoger los textos que no le gustaban y quemarlos o destruirlos. De hecho, esos textos eran marginales y permanecieron marginales, conocidos sólo en el entorno donde nacieron, y esos libros desaparecieron.
En ese monasterio donde habían sido traducidos al copto y conservados, terminaron en una sola copia. Destruido el monasterio, esos textos permanecieron enterrados allí y fueron sacados a la luz en 1946, mientras que el Evangelio de Mateo, de Lucas, de Marcos y de Juan fueron traducidos a todos los idiomas, elegidos por todas las iglesias del mundo, ininterrumpidamente, durante dos mil años. Hay una gran diferencia. No podemos poner los dos textos al mismo nivel, porque el Evangelio de Tomás es un texto particular, fruto de un entorno restringido. No fue conocido ni entendido por nadie fuera del entorno del autor.
Tratemos de dar algunos ejemplos de ‘logia’. Tenemos uno, el 107, por ejemplo, donde encontramos una parábola bien conocida. Les leo el texto del Evangelio de Tomas: “Jesús dijo, el reino es como un pastor con cien ovejas, una de las cuales se descarrió, la más grande, dejó las 99 y buscó la única hasta que la encontró, cansado, le dijo a la oveja, te amo más que a las 99”. Reconocemos retoques, hay variantes, pero básicamente el texto es el de la tradición evangélica. Digamos que esta parábola, común a Mateo y Lucas, ausente en Marcos, pertenece a una colección de logias que los eruditos han definido como fuente Q, de ‘quelle’ en alemán, ‘la fuente’ de esta antología directa. Probablemente era una antología similar a la del Evangelio de Tomás.
A la segunda categoría podría pertenecer el logion 82, que no se encuentra en los Evangelios ni en los escritos del Nuevo Testamento, pero podría ser realmente de Jesús. “Jesús dijo: El que está cerca de mí está cerca del fuego, el que está lejos de mí está lejos del reino”. Es un dicho enigmático, pero bastante comprensible; pertenece al lenguaje típico de Jesús: el que está cerca de él está cerca del reino porque Jesús es el reino en persona, pero también, estar cerca de él es como estar cerca del fuego. Es posible quemarse, necesitamos ser cuidadosos o dejarnos llevar por esta llama de amor que nos envuelve. Encontramos, en vez, otros versos donde nos enfrentamos a una forma de hablar típicamente gnóstica que es diferente a la de los Evangelios.
El tercer dicho: “Jesús dijo: si aquellos que los guían dicen ‘aquí es el reino del cielo’, las aves del cielo los precederán. Si dicen que está en el mar, los peces los precederán, pero el reino está dentro de ustedes y fuera de ustedes. Cuando se conozcan a ustedes mismos, entonces serán conocidos y sabrán que son los hijos del Padre viviente; si, sin embargo, no lo reconocen la red estará en la pobreza y ustedes serán la pobreza”. Reconocemos de alguna manera un lenguaje evangélico, pero también hay una extrañeza, una insistencia en el conocimiento, un discurso intimista casi psicologista.
Leyendo el séptimo logion no somos capaces de comentarlo: “Jesús ha dicho: Bendito sea el león que el humano come y el león se convertirá en humano. Y maldito sea el humano a quien el león come y el humano se convertirá en león”. ¿Qué significa? ¿Que el león es la imagen del malo, del fuerte? Si vas con un malo te conviertes en malo, pero también puedes convertir al malo y hacer que se convierta en bueno como tú. Es posible que signifique esto o ¿significa otra cosa? ...
Logion 19: “Jesús ha dicho (comienza siempre de la misma manera): Bendito sea quien existía antes de que entrara en el ser. Si se hacen Mis discípulos y atienden Mis dichos, estas piedras les servirán. Pues tienen cinco árboles en el paraíso, los cuales no se mueven en el verano ni caen sus hojas en el invierno quien los conoce no saboreará la muerte”. Aquí reconocemos que hay referencias esotéricas, alusiones a realidades que no conocemos bien, que van mucho más allá del ámbito evangélico canónico.
Estos textos deben ser conocidos; si alguien tiene el deseo de encontrarlos, puede encontrarlos fácilmente traducidos al castellano y también abundantemente comentados y es bueno leerlos; en lugar de cultivar dudas imaginando que hay cosas especiales que la Iglesia quiso ocultar, léanlos con atención, se darán cuenta por sí mismos de las diferencias entre los Evangelios canónicos y estos; y también se puede entender por qué los cuatro canónicos han sido aceptados por todos, leídos, comentados y utilizados en la liturgia y estos en cambio han permanecido la herencia de un pequeño grupo.
Voy a leer el último 114, es el que cierra todo el texto: “Simón Pedro les dice: Que Mariam salga de entre nosotros, pues las hembras no son dignas de la vida. Jesús dice: He aquí que le inspiraré a ella para que se convierta en varón, para que ella misma se haga un espíritu viviente semejante a ustedes varones. Pues cada hembra que se convierte en varón, entrará en el Reino de los Cielos”. Aquí el concepto de mujer se considera sinónimo de inferior, de imperfecto; para salvarse, la mujer debe convertirse en hombre. Simón Pedro quisiera expulsar a María Magdalena porque no merece la vida. Jesús promete hacerla hombre. Definitivamente no hay ninguna evaluación positiva de la mujer, ni ninguna referencia al matrimonio de Jesús. Por el contrario, el mundo gnóstico desprecia la materia y la considera mala.
El elemento femenino leído siempre como sinónimo de material, imperfecto e inferior. Se necesita elevar el nivel, la mujer tiene que convertirse en hombre para poder convertirse en un espíritu viviente. Mujer-hombre-ángel, hay un ascenso en la escala de los seres, es extraño que estos textos sean utilizados por aquellos que quieren valorizar todos estos aspectos de la feminidad y la sexualidad, porque este mundo es despreciado enormemente en la tradición de los gnósticos.
Leyendo y comparando estos textos nos damos cuenta de la grandeza y la validez de nuestros textos.